miércoles, 25 de mayo de 2011

Rock and Reflections Dreams... Leer está de moda

Leo horrorizada un pequeño artículo que dice: “Está de moda leer”. Está en un magazine que se da gratuitamente en los centros de una conocida marca de ropa. Y, tras horrorizarme, me entristezco, porque me parece que la lectura tiene (y está) por encima de las modas. No puedo dejar de pensar en la clase de gente que se rige por este tipo de modas, y me imagino a una chica tipo maniquí, con un vestidito de Prada novísimo, unos zapatitos Jimmy Choo, y un bolso Louis Vuitton, sentada en un banco de un parque (con esos zapatos no podría pasear aunque quisiera), con las piernas monísimamente colocadas y un libro en la mano. Eso sí, sin abrir, que tan solo es un complemento, y sólo lo lleva porque está de moda.
Por supuesto, no es más que una fabulación mía. Lo triste es que conozco casos parecidos, y muy cerca mío. Sé de una persona que tiene en el salón de su casa tres o cuatro libros en una estantería, pero eso sí, forrados de papel de color para que estén a tono con la decoración. “Es que los libros son lo último en decoración”. Sé que esto sonará absurdo, pero gracias a esa persona no me he leído aún los libros de Millennium, ya que, como estaban de moda, se los regalaron por su cumpleaños. Imagino que estarán haciendo compañía a los otros cuatro, junto con el jarrón de arreglo de flores y esas cuatro bolas sin función alguna que reposan sobre un plato cuadrado.
Nunca he entendido lo de las modas. Yo soy de las que si me gusta algo, me lo compro, y si no me gusta, pues no me lo compro. Hay frases, que he llegado a escuchar con mis propios oídos, que jamás entenderé. Ejemplo: “Uff, a mi los bolsos grandes no me gustan, pero si se llevan, a ver qué voy a hacer”. Pues no comprarlos y seguir llevando un bolso que te guste. Pero, claro, no estaría a la última.
No entiendo las modas, ya lo he dicho, pero las respeto. Aunque mi interlocutora sea una muestra de colección, no abro mi boca y le digo lo que pienso (más que nada, porque me saldría con tono hiriente, y una tiene que ser comedida en sociedad). Pero, igual que yo respeto algo que no entiendo, pido respeto por mis gustos. Para mi leer, aparte de un vicio muy saludable, es casi una doctrina, algo sagrado. Aunque lea best-sellers, chick-lit, ciencia ficción o filosofía, da igual. Es sumergirte en una historia y transportarte a otro mundo. A veces el mundo es como un teatro de cartulina, frágil e irreal, y otras veces es como si estuvieras en otra dimensión ocupando un cuerpo que no es tuyo, como una invasora en la vida de los personajes. Es magia. Y la magia no está de moda. La magia está por encima de las modas.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Un Féretro en el Tocador de Señoras, de Regina Román

Olivia de Talier pertenece a una adinerada familia de Madrid. Tal como su familia tenía programada para ella, ha estudiado derecho y está a punto de ingresar en una academia para estudiar las oposiciones a notaría. Pero en un momento de lucidez, mientras le muestran la academia y su funcionamiento, decide rebelarse y seguir su sueño: estudiar para directora de cine. Eso en su casa no sienta bien, y tras una gran discusión anuncia que abandona el nido familiar. Se va a vivir con su novio, el bueno de Gonzalo, que tampoco entiende su decisión de volar libre pero que la acoge en su apartamento. Pero tras unos días de convivencia con su novio y con todas sus cosas, Olivia ve que eso tampoco funciona y se busca un apartamento en el centro. Para ella solita, o eso creía, porque en realidad descubre que vive con un fantasma.

Es una novela francamente divertida, que te absorbe desde el principio, y que hacia la mitad, cuando aparece el fantasma, estás literalmente secuestrado por la trama. Los personajes están bien perfilados, sin apenas descripciones, pero las suficientes para hacerte una idea sólida de ellos. El ovillo de la trama se va desenrollando a medida en que avanzas en la lectura, desembocando en un final que no por esperado (al menos yo ya lo veía venir), te defrauda.

Pero no todo han sido mieles en la lectura de esta novela. Desde el principio del libro me ha escamado el uso indebido de las comas de las que hace uso la autora. Tiene la manía de separar sujeto y predicado de una oración mediante una coma, haciendo su lectura un tanto incómoda. Creo que sería un pecado menor si no fuera una constante en el libro, pero aún así el global ha conseguido superar ese escollo. También he de decir que la palabra “patriarca”, usada en referencia a una mujer en la novela, no existe según la RAE, porque para ello está “matriarca”. Esto me hace preguntarme qué clase de corrección pasan las novelas antes de ser publicadas. Pensaba que existía una figura en las editoriales que ejercía de filtro para faltas de ortografía o de puntuación, para que la novela llegara al público impoluta. Pero, o me equivocaba, o en esta editorial en concreto no la tienen. Me consta que no soy la primera que critica la ortografía en esta novela, y sé que a Círculo Rojo no le ha gustado nada que en otras ocasiones le hayan señalado este fallo. Los lectores pagamos dinero por un libro, que deberíamos recibir en perfectas condiciones. Y reconozco que soy un tanto puntillosa, porque las faltas de ortografía me hacen sangran los ojos y me sacan de la lectura. Pero admito que ni yo ni nadie somos perfectos (hace un rato me he pillado en una falta gravísima, poniendo una v donde debía ir una b. Doy gracias por el corrector ortográfico del word), pero que si errar es humano, rectificar es de sabios.

Pese a todo, repito que la novela me ha gustado mucho. Tiene un sentido del humor increíble, relatándote situaciones muy cómicas sin llegar a ser cansinas. Le he cogido cariño al personaje principal, Olivia, esa pobre niña rica que decide desafiar a su destino y coger el toro por los cuernos, quedándose en una tierra de nadie, perdida entre el mundo pijo al que ya no pertenece, y el mundo “normal”, en el que lucha por quedarse. Lástima que al final del libro algunas de las tramas secundarias hayan quedado un tanto abandonadas. He echado de menos saber qué ha pasado con el novio de Olivia, con su nueva amiga obrera, Marina, o con su archienemiga, Amparo. Hubiera quedado una novela redondísima.

A mi, que me gusta el chick-lit, me ha encantado encontrarme con una novela de éste género escrita por una autora española. Leeré más de Regina Román, a ver si me sigue enganchando como en este libro.

Un féretro en el tocador de señoras
Regina Román
Editorial Círculo Rojo
253 páginas

martes, 3 de mayo de 2011

¡¡Hoy es mi cumple!!

Pues como el título del post indica, hoy es mi cumple, aunque a estas horas casi cabría decir que ha sido mi cumple...

Un año más, este es más especial, porque he recibido una felicitación más que el año pasado, eso sí, a modo de sonrisa, porque con ocho meses mi peque aún no sabe decir mamá, y mucho menos feliz cumpleaños.
También fue muy especial el domingo, mi primer día de la madre. Ese día mi nena me llenó de sonrisas (además de las habituales babas, jeje), y de alegría. La verdad es que para mi todos los días son el día de la madre, prácticamente. Aún estoy en esa especie de “luna de miel” que pasas con tu bebé, durante la cual hasta cuando estoy hasta el moño de sus llantos o rabietas, en el momento en que me sonríe, se me olvida todo y me la como a besos.
Me regaló (a través de su padre, of course), un abalorio de Pandora, el de la nenita. Lo podéis ver en la foto. El que está al lado, el de los libros, ha caído hoy por mi cumple. Me gusta que mis abalorios tengan significado, y tengo un marido guapo y listo que coge las indirectas al vuelo... (Lo que viene a ser: “Cariño, quiero ese y aquel otro”).
Entrada cortita, últimamente no tengo mucho tiempo, y aunque quisiera publicar más, no hay manera de encontrar un rato para ponerme a escribir reseñas... Será mi deseo para cuando sople las velas.
Serviros un poquito de tarta, está buena!