viernes, 31 de enero de 2014

Proyectos Isi: Enero. Book Chef


Vuelvo a participar en los Proyectos de Isi, que, inspirada quizás en las comilonas navideñas, nos propone reseñar algún libro de cocina que tengamos por casa. Pero no solo reseñarlo, no, sino preparar una receta de las que vienen en él.
Nada más leer la entrada pensé en el libro mítico de cocina que lleva en mi casa desde que yo era pequeña. Se trata de 1080 Recetas de Cocina, de Simone Ortega. El ejemplar que tengo yo es la duodécima edición, de 1982, pero, atención, se lleva editando desde 1972. Y sigue. El otro día fui a La Casa del Libro, y por curiosidad lo busqué... Y no tuve que buscar mucho: ahí seguía, con una pinta un poco más moderna, pero el mismo sin duda. 

Por suerte, en mi casa (es decir, en la casa de mis padres) había varios ejemplares. Mi padre era encuadernador, y en su empresa trabajaban para Alianza Editorial, y mi casa entera parecía un showroom de su catálogo. De varios títulos hay ejemplares repetidos, y nunca nos vino tan bien como con éste título. Mi madre se quedó uno, mi hermana mayor otro y yo me traje otro para casa. Está viejo y ajado, porque ha estado más de una vez y más de dos en la cocina conmigo, pese a que yo no cocino demasiado (quizás sea por eso...)
Es un libro muy de andar por casa, no trae fotos, y las cantidades las mide por pizcas o por cucharadas de moka, pero para mi es un esencial en cualquier cocina.
Sin embargo no es de ese libro del que he hecho la receta.
Toda historia tiene un principio y la mía con las cupcakes comienza en Reyes del año pasado. Marian Keyes acababa de publicar Salvada Por los Pasteles, y mi amigo invisible (en mi casa los adultos nos hacemos así los regalos) sabía perfectamente que a mi me chifla esa autora. Me daba igual que no fuera una novela, ni que yo no cocinara, era la Keyes y lo quería.

Muy fiel a su estilo, hasta en un libro de recetas Marian Keyes destila originalidad y humor. Es un libro muy cercano, y que incluso para leerlo, muy ameno. Trae consejos, como los utensilios de cocina, qué hacer y qué no hacer para preparar un soufflé, etc. Y cuenta un poco cómo se metió ella entre los fogones a hacer pasteles ni más ni menos: para luchar contra la depresión. Y funcionó. Los días que se levantaba con la nube negra sobre su cabeza, preguntándose qué pintaba ella en el mundo, se ponía a cocinar y cuando acababa estaba demasiado cansada para suicidarse y había pasado otro día.
Le puse en un lugar de honor de mi estantería, prometiéndo que algún día haría una receta y allí durmió durante cinco meses.
Mi marido, quizás inspirado en este libro me hizo un regalo de cumpleaños digamos que peculiar. Quizás los que sean aficionados a la cocina lo conozcan, ahora creo además que sale en la tele, y es más frecuente, pero yo no lo había visto nunca. Me regaló una especie de sandwichera, con seis huecos redondos, para hacer cupcakes. Cupcake Maker, se llama, para que no haya confusiones. Cuando abrí el enorme paquete mi cara se quedó congelada en una sonrisa medio forzada y conseguí decir: "ahhh, qué chulo...", en lugar del "qué demonios es esto" que estaba pensando. 

Pero lo estrené. Cogí una receta (la que me pareció más sencilla) del libro de la Keyes, y probé a hacer cupcakes, y me salieron ricas. Luego probé otra vez, y volvieron a salir ricas. Y en una de las veces que estaba experimentando, se me rompió el accesorio de varilla de mi batidora. Normal, mezclar la mantequilla con el azúcar es tarea ardua, y la pobre no aguantó. Pero para entonces ya me había picado esto de las cupcakes, y con un dinerillo que me trajeron los Reyes me compré una batidora-amasadora. Y aquí ya empiezo a ser una experta en cupcakes. Y también en magdalenas tradicionales. Aún ando experimentando, sobre todo con las coberturas, pero he descubierto que prepararlas me relaja y me divierte. Y más cuando me ayuda mi peque.

La receta que he preparado se titula: Cupcakes de toda confianza
Necesitamos:
125g de mantequilla
125g de azúcar
2 huevos batidos
1 vaina de vainilla
125 g de harina
1/4 sobre de levadura en polvo

Esto es lo que pide la receta, pero yo he sustituido la vaina de vainilla por unos 80g de cacao en polvo, de ese que se utiliza para hacer chocolate a la taza. También puedes echarle esencias de varios sabores, o ralladura de naranja, o de limón, o café disuelto en dos cucharadas de agua hirviendo. Yo sólo he probado las de chocolate y salen buenas. Otra variación que le hago es que en lugar de mantequilla le echo margarina, porque es lo que se usa en casa. (Pero ya digo que salen ricas)

En un cuenco (que sea grande) incorporas la mantequilla y la bates. Hay que batirla bien, hasta que quede una masa esponjosita. Cuando ya la tengas dominada, añade el azúcar y sigue batiendo. Según la Keyes debe quedar una masa blanquecina y esponjosa, pero a mi me queda amarillita. Quizás sea por la margarina.
Se añaden a continuación los huevos, de uno en uno. Es decir, un huevo y se bate y otro huevo y se vuelve a batir. Aquí puede pasar que la masa se corte un poco, pero la solución es fácil: se tamiza un poco de la harina y se bate de nuevo hasta que se haya solucionado.
En este punto yo añado el cacao en polvo, lo bato junto a la mantequilla y me queda una masa chocolateada que me comería tal cual. Y mi peque también.
Por último se añade la harina tamizada, con la levadura incorporada. Y con una espátula de goma se va doblando la masa sobre sí misma para unificarla con la harina. Dice la autora que cuantas menos vueltas mejor, pero la verdad es que yo tardo un ratito.
Ya tenemos la masa. Ahora se llenan las cápsulas de magdalenas más o menos unas dos terceras partes. Para esto yo me ayudo de una cuchara para servir helados, porque despega la masa que da gusto. La idea no es mía, la vi en un programa de televisión.
Por último habría que meterlos al horno, previamente calentado a 160º, pero yo las meto en mi súper sandwichera, y en unos diez minutos las tengo listas. Lo único malo, que al ser de seis huecos tengo que hacer varias tandas.
Una vez hechos, se ponen a enfriar en una rejilla y ya les puedes hacer la cobertura.
Como podréis comprobar no soy muy disciplinada a la hora de seguir recetas, porque para la cobertura no he hecho ningún caso al libro. Es que la cobertura del libro pide más o menos la misma cantidad de mantequilla que de azúcar, unos 250g, y me parecía exagerado. Así que la primera versión la decoré con merengue, al que le añadí colorante y quedó rosa, y luego hubo otra versión con ganaché y lacasitos.
La del merengue me quedó regulera, porque era la primera vez que hacía merengue y se notó. Pero el ganaché quedó bien rico. Y es muy fácil de hacer. Es una tableta de chocolate para fundir, que tienes que dejar líquida al baño maría, y le añades la misma cantidad que tengas de chocolate de nata para montar. Yo tenía una tableta de 200 gramos de chocolate, pues le añadí un brick de 200 ml de nata. Y un poco de azúcar, no fuera a ser que se quedara demasiado amargo, pero eso ya va en gustos de cada uno. Cubres el cupcake con el ganaché y le añadí lacasitos. Bueno, los lacasitos los añadió MiniP, que es mi pinche de cocina.
De hecho ahora mismo tengo a MiniP hojeando el libro de Marian Keyes y a cada hoja que pasa me está diciendo: "¡Ay, mami! Tenemos que hacer de estas". Incluye el plural, por supuesto.
¿Qué os parece mi receta? Espero que os haya gustado.

martes, 28 de enero de 2014

La librería de las nuevas oportunidades, Anjali Banerjee


Este libro fue el elegido para la lectura conjunta más tertulia que organizó Lady en su blog. Al final no se apuntó nadie, nada más que María, mi hermana y yo, pero en el último momento sufrimos la baja de María con lo que nos quedamos solas las dos. Al final no fuimos a La Central, porque nos quedaba retirado, pero nos fuimos a merendar al Vips, con tortitas, y a hablar.

Se suponía que la tertulia era del libro, pero con sólo dos voces la cosa queda algo sosa. De todos modos, teníamos temas de sobra, y la verdad es que al final hablamos poquito del libro. Eso sí, comimos mucho y lo pasamos muy bien.

Pudimos haberlo anulado, pero la verdad es que ese día precisamente necesitaba salir, y al final el plan estuvo genial.

Espero que en la próxima María se encuentre bien, y por lo menos seremos tres a debatir la lectura.

Os dejo con mi opinión del libro:

Jasmine llega a la librería de su tía Ruma llamada por ésta. La reclama porque tiene que irse a la India a curarse el corazón. Jasmine está en un momento horrible de su vida, no se sobrepone a su divorcio, pese a que ya hace un año de aquello, y es adicta a su ya de por sí esclavista trabajo. Llega con la idea de quedarse un mes, mientras a su tía la arreglan el corazón, y con muchas ideas para mejorar la librería. Pero descubrirá que es una librería muy especial.

No pongo un resumen oficial de este libro, porque yo lo leí antes y me fastidió algunas sorpresas. Ya de por sí es una novela muy sencillita, previsible hasta el extremo, pero a pesar de ello muy entretenida. Pero si ya te ves venir algunos acontecimientos, si lees la sinopsis podrías pasar de leer el libro entero.

Y sería una pena, porque es un libro delicado, y genial para los que amamos la literatura y los libros como objeto. No creo que haya nadie que haya leído el libro y no le hayan quedado ganas de encargarse ella misma de la librería. Qué oportunidad... Lo pienso y me hacen los ojos chirivitas.

La narración, como digo, muy sencilla. Contado en primera persona, si de algo peca es de la candidez que desprende su protagonista, que no se entera de nada mientras que tú, como lectora, estás intuyendo todas las cartas que la autora se supone guarda bajo la manga. Pero los personajes, algunos de ellos muy pintorescos, están muy bien trazados y disponen de profundidad.

Otra pega que le pongo es que la trama se queda en la superficie. Faltan cosas. Y, desde luego faltan capítulos. Sobre todo hacia el final. Es muy precipitado.

A pesar de esto es una novela recomendable, para leer sin muchas expectativas pero para disfrutar de un ratito sin pensar, porque se lee en un suspiro.

viernes, 24 de enero de 2014

Mamá en apuros: Cumpleaños

(Esto lo escribí el año pasado, cuando mi peque tenía 2 y todavía no había empezado el cole. Como sabéis, el orden no es lo mío, por lo que en próximas entregas os podréis encontrar con post de cuando estaba embarazada o de cuando mini-P era bebé)


Mi pequeña crece muy deprisa. Y mi empeño en bajarla al parque y que juegue con otros niños se ha vuelto en mi contra. Empeñada en que no sea una asocial como su madre, resulta que ella, con dos años, tiene más vida social que yo con 34.
La invitaron al cumple de un amiguito del parque. Llevamos coincidiendo con él (y con su papá, ocasionalmente con su ahora embarazada mamá y con su abuela, la que más veces le lleva al parque) más de un año, pero aún así la relación, aunque cordial, no es muy cercana. Con los padres los saludos de cordialidad y algunas preguntas que (supongo) a veces les resulta incómodas. (No puedo evitarlo, mi curiosidad a veces tiene vida propia). Con la abuela ni eso, ella se limita a saludar y hasta ahí su educación.
El niño en cuestión ni me gusta ni me disgusta. Tiene algunas cosas que no me gustan, pero son pequeñeces que paso por alto porque la mayoría son provocadas por mi carácter agrio y asocial.
Resulta que a mi nena no es que le encante el niño en cuestión. Sospecho que le ve más como un rival que como a un amigo, porque es el mejor amigo del niño al que mi hija más quiere en el mundo. Y, claro, cada vez que aparece el niño B (el del cumple), acapara la atención del niño A, y se lo quita completamente a MiniP, y ella se queda aparte y cabizbaja. Una telenovela en chiquitito.
El primer problema que se te presenta cuando invitan a tu vástago a un cumpleaños es elegir el regalo. Que estamos en crisis ya lo sabemos todos, pero es que además yo soy de naturaleza ahorrativa. Vamos, que soy algo rácana con el dinero. No es nada personal, me viene de familia. En mi abuela se entendía, la mujer vivió su juventud durante la posguerra. En mi no, que he vivido la gran bonanza, pero aún así algo me queda. Mi presupuesto varía dependiendo de lo cercano que esté el niño en cuestión en nuestra vida. En este caso, poco. Con presupuesto en mano, toca decidir qué comprarle.
No soy persona que le importen las apariencias, pero aquí hace acto de presencia mi yo más superficial. Si le compras una baratija al niño te mirarán como a una rata que no es capaz de aflojar un pelín el bolsillo (cosa cierta, pero cuando me miran así me entran ganas de pegarles, y ante todo soy una persona pacífica, pero que dejes de mirarme así o te parto los dientes...), y si le compras algo demasiado ostentoso te miran como si te hubieras pasado tres pueblos porque no hay tanta confianza (y vuelvo a lo de antes, cierto pero no me mires así que no respondo...)
En este caso en concreto fueron otras mamás invitadas las que me salvaron la papeleta. Resulta que ellas habían hecho bote común (cosa que a mi yo más cruel le pareció fatal, por dejarme aparte, pero ese es otro tema) y ya habían cogido un regalo y buscaban algo para completar. Pero lo que tenían en mente, un juego de bolitas de pasta de maiz que se pegan con agua para formar figuras, se les pasaba del presupuesto. Para ser sinceros a mi también, porque tenía pensado gastar diez euros, y esto costaba quince. Pero hice el gran esfuerzo y me gasté cinco euros más a cambio de no comerme el coco.
El segundo problema que se te presenta en los cumpleaños de los amiguitos de tus vástagos es en el cumpleaños en sí. Cuando llegamos al local (lo hicieron en un local diáfano), la peque enseguida se fue a jugar con los niños, pero yo me tuve que quedar con los adultos. Y ahí viene el problema: socializar.
Socializar. Eso que para algunos no supone ningún problema para mi es un mundo. No soy capaz de sostener una charla trivial. Soy demasiado apasionada con mis ideas, y además soy rara. Como dice Fito, no digo diferente sino rara. No tengo gustos comunes, no suelo ver la tele y me paso la vida leyendo y (ocasionalmente) escribiendo. Lo único que tenía en común con la mayoría de adultos de la fiesta era que teníamos hijos de la misma edad. Pero eso tampoco es que una tanto, porque mi visión de la maternidad también es rara. Total, que me pasé la mitad de la fiesta mirando al techo y la otra mitad consolando a mi peque porque se asustaba cuando los globos se explotaban.
La fiesta en sí fue muy anárquica. Los niños estuvieron a su rollo jugando y los adultos alrededor de una mesa con comida. Los pepinillos son mi perdición y me posicioné cerca del cuenco que los contenía. Además me hinché a tortilla y a empanada. Cuando a los anfitriones les pareció bien sacaron la tarta, y vuelta para casa. Los regalos los fueron abriendo según llegábamos, así que no hubo más momento protagonista para el niño B que el momento de las velas y el cumpleaños feliz, pero duró cosa de media hora, puesto que la abuela le dedicó todo el repertorio que conocía que trataba de cumpleaños, y he de decir que la buena señora sabía muchas canciones. Le calculo una media hora.
Total, me sentí en tierra extraña. Los papás del cumpleañero se pasaron la tarde hablando con sus familiares y los amigos más allegados, dejando poco espacio para los demás, y cuando alguien se dignaba a iniciar conversación conmigo la alegría duraba poco, puesto que mi ineptitud social se hacía notar y enseguida se apagaba la llama.
Para MiniP tampoco fue muy bien la cosa. No lo pasó mal del todo, tuvo sus ratos. Pero cada vez que conseguía la atención del niño A llegaba el niño B y se la robaba. Y cada vez que se explotaba un globo salía corriendo a buscar la seguridad de su mamá (es decir, yo), con cara de socorro-que-ruido-se-acaba-el-mundo.
¿Mejorará la cosa con los años? ¿O, como me temo, empeorará? Ahora solo tiene 2 años y 4 amigos. Pero este año empieza el cole, y ya tengo pesadillas con los parques de bolas.

miércoles, 22 de enero de 2014

Bailén, Benito Pérez Galdós


http://serendipia-monica.blogspot.com/2013/11/lectura-conjunta-especial-navidad.html


Durante años para mi Bailén significaba estar un poco más cerca de mi lugar de destino en vacaciones. Desde pequeña íbamos casi todos los años a Málaga, y Bailén era un punto importante en el destino. Luego, cuando estudié literatura, fue el título de una novela de un tal Benito Pérez Galdós, pero poco más.

Poco me podía imaginar yo que aquellos campos que yo solía ver de noche, o con un poco de suerte, amaneciendo, estaban regados con la sangre de tantos valientes. De los valientes españoles, que se enfrentaron a un ejército que había vencido en toda Europa, y a los valientes franceses, que pretendían ocupar las tierras.

Y aquí Don Benito (DonBe para los amigos), nos lo cuenta todo con pelos y señales. Es el tercer Episodio Nacional que leo (aún tengo pendiente el segundo, La Corte de Carlos IV), y cada vez estoy más enganchada. Es cierto que no tiene toda la acción que tuvo el 19 de marzo, 2 de mayo, pero sigue teniendo todo ese arte que destilaba Don Benito por sus venas.

Tras un principio ansioso, porque después de ese final tan infartante en la novela precedente lo único que queríamos era saber de la suerte de nuestros amigos, que en tan mal momento los dejamos, tenemos un comienzo de novela tranquilo, en el que se nos pone en situación. Después del levantamiento de Madrid, otros pueblos siguen su ejemplo y pretenden vender cara la tierra que por derecho les pertenece. A ellos y su rey. Ese rey traidor que les ha vendido, pero los españoles prefieren un rey traidor que sea patrio que un extranjero mandando. Y ahí va Gabrielillo, al centro de todo el meollo, con la excusa de defender la patria, pero con la misión secreta de buscar a su Inesilla del alma.

Aquí vuelve a conjugar Don Benito la parte histórica con la subtrama principal de una manera magistral. Cómo hace encaje de bolillos para poner a los protagonistas en el centro de la acción sin que parezca rebuscado ni artificial. Y, para no variar, con la nota humorística, en esta ocasión protagonizada por el joven mayorazguito, que imbuido por la mente extraña de Santorcaz, hace enfadar mucho a su madre proclamando la igualdad entre hombres y el fin del mayorazgo.

Y las escenas bélicas son tremendas. Volvemos a estar en mitad de la batalla, con los cañones a nuestras espaldas, sobre los caballos, ayudando a las mujeres del pueblo a acarrear agua para los soldados. Lo describe de tal modo que puedes ver hasta la sangre que baña las tierras de los olivos. Unas descripciones magistrales.

Y un final, de nuevo, que te deja con ganas de coger el siguiente episodio. ¿Qué pasará con Inés, finalmente? Habrá que esperar para saberlo.

Sigo recomendando la lectura de los episodios. Además de algo de historia, encuentras entretenimiento entre sus letras. Son un gran partido.

viernes, 17 de enero de 2014

Reto Keep Calm and Read in English

No, no habéis leído mal. Yo, que ya he dicho que no me voy a apuntar a retos, me apunto a uno. Me apunto aún a sabiendas que probablemente no lo cumpla, pero que con Isi detrás, azuzando, cumpliré mi propósito de leer más en inglés, que es un idioma que no se me da del todo mal, pero que como no practico, se me olvida.
Y es que como siga así, mi hija de tres años va a saber más inglés que yo, y hombre, teniendo una base me parece una tontería dejarlo ir. Me encantaría poder ir a Londres, o a Dublín, a practicarlo, pero como de momento no puede ser, me conformo con el reto de Isi:
Me he apuntado a la modalidad más baja, el de 10 libros, y porque no tenía una de cinco, que si no... Porque además valen los libros de nivel, que tengo un par de ellos por casa sin leer, y porque ya digo que no creo que lo complete. Los demás los leeré en el kindle, que tiene un diccionario súper cómodo al que puedo acudir en cuanto me note perdida. Lo que no sé es si valen audio libros, que el oído es casi lo más que tengo que practicar...
En fin, colgaré el banner a la derecha de la pantalla, el primero que cuelgo, y que dios nos coja confesados... Digo, que ¡suerte y al bull!
¡Felices dreams y rock and roll!

martes, 14 de enero de 2014

ANTOLOGÍA DE CUENTOS DE TERROR 1. De Daniel Dafoe a Edgar Allan Poe. Selección de RAFAEL LLOPIS



Empecé a leer este libro porque vi reseñado uno de relatos de terror en el blog de Sasy. Sasy, que se ha convertido en mi ángel y mi demonio haciendo aumentar mi lista infinita, había concluido una lectura estupenda, y yo hacía tiempo que no leía relatos y esta antología estaba en casa desde tiempos inmemoriales… Así que le di su oportunidad. Craso error.

Diría que desde que leí este libro se me atascó todo. ¡Es un libro de terror maldito! Vale, creo que eso es pasarse, pero sí que es verdad que tardé un mes en leerlo, para al final abandonarlo en el penúltimo relato, pero es que me sentí un poco estafada.

Porque a ver, es una antología de cuentos de terror, hasta ahí todos de acuerdo. Pero se remonta tanto, tanto, que los primeros cuentos no son cuentos enteros, sino fragmentos de relatos o incluso libros más amplios. Con lo que no tienes la visión íntegra de la historia, tan solo el fragmento que hace referencia al terror.

Eso es lo que menos me ha gustado, debo decir. Porque yo esperaba cuentos enteros, con su principio y su final, no cuentos integrados en historias más amplias. De hecho, en uno de los cuentos, se nos hace un resumen de los antecedentes.

También debo decir que es una antología antiquísima. Es una modificación de 1981 de una edición anterior de 1963. Y supongo que sería concebida como objeto de estudio, más que como objeto de disfrute.

El otro motivo por el que me costó leerlo es que son las versiones más antiguas del cuento de terror, con lo que la prosa es complicada. Y yo estoy pasando por un pequeño bache de salud (nada grave, pero como la peque ha empezado el colegio, está pillando todos los virus, y como es tan maja los comparte todos conmigo), no tengo la cabeza en la mejor de las condiciones.

Estos son los cuentos que contiene:

- La Posada del Mal Hospedaje, de Lope de Vega: se considera el impulsor del cuento de terror. Es un cuento muy clásico, donde alguien llega a una posada y le advierten que su sueño no será tranquilo. Aún así se queda y los fantasmas juegan con él, causándole pavor. Maravillosamente escrito, cómo no,pero a mi me parece un ejemplo de mal envejecer de un cuento, porque me ha parecido hilarante.

- La Aparición de Mrs.Veal, de Daniel Dafoe: Se relatan los hechos, con concreción de horario y todo, donde una mujer recibe la extraña visita de una gran amiga suya. Otro gran clásico dentro del terror. Aunque no me ha inquietado, lo he disfrutado mucho.

- Rodrigo o la Torre Encantada, de El Marqués de Sade: Presenta a un rey español que no es capaz de negarse a sus impulsos, a sus pasiones. Sexo, poder y dinero. Baja hasta los infiernos, visitando la representación de todos sus pecados a por un tesoro. Es más una advertencia: ningún pecado queda libre de culpa por muy poderoso que se sea. Sencillo y algo soso.

- Relato de Willie el Vagabundo, de Walter Scott: relato completo (más de mi gusto), con todos los elementos clásicos. Crea una gran atmósfera y tensión.

- La Monja Ensangrentada, Matthew Gregory Lewis: Don Ramón está en el castillo de Linderberg, que se halla bajo el hechizo de una monja. Se enamora de Inés, y planea con ella escaparse, pero, ¿lo permitirá la monja ensangrentada? Es un fragmento de una historia mayor, con lo que deja inclonclusa la historia de Inés. Eso sí, el cuento es muy interesante, con elementos inquietantes como una monja fantasma y un personaje extraño (el judío errante), que pretenderá librarse de ella.

- El Valle del Hombre Muerto, Charles Nodier: Un cuento muy clásico, donde una noche desapacible se recibe en un hospedaje a un doctor y a un hombrecillo muy singular, pelirrojo, que va contando una historia a los presentes. El final de la historia será sorprendente. Otro de los que más me ha gustado, escrito magistralmente, y con final sorpresivo.

- Una narración de los Montes Hartz, Frederick Marryat: dos viajeros pasan cerca de los Montes Hartz y uno decide contarle al otro la terrible historia de su infancia. Toda su familia pereció y él está maldito. Su muerte está cerca. Entretenida, pero pertenece a una novela mayor.

- El Vampiro, de John William Polidori: Habré leído este relato como quince mil veces. Creo que es un imprescindible para quien, como a mi, le apasione el tema vampírico. Aunque sólo sea por la anécdota de cómo fue escrito.

- La princesa de Lipno o el retrete del placer criminal, Agustín Pérez-Zaragoza: no voy a mentir. Este no lo he leído. Lo dejo pendiente porque me da pena dejar a uno de los dos españoles fuera.

- Sombra; Silencio y Morella (son tres independientes, no un sólo título) de Edgard Allan Poe: Estos no los léi, porque me quedé en el anterior, pero ya lo hice en su momento (tengo otras antologías de Poe por ahí). Qué puedo decir. Poe es un maestro, un grande, pero al que tengo que leer en momentos lúcidos porque es soporífero como él sólo (¡¡¡¡sacrilegio!!!! ¡Lo sé, llevadme a la hoguera!)

Creía que no, pero todavía hay una versión moderna de esta antología, según La Casa del Libro, de 2007. Para quien tenga curiosidad por saber cómo se inició el cuento de terror, será una buena lectura. Pero si, como yo, prefieres lecturas completas, entonces no es tu libro.



viernes, 10 de enero de 2014

Rock and Music Dreams: Los Fresones Rebeldes

Hace un mes más o menos tuve que llevar el coche al taller. Como no puedo prescindir de las cuatro ruedas, le pedí prestado el suyo a mi madre. Y el suyo lleva únicamente cd. Yo hace ya algunos años que no toco un cd, porque me pasé a lo digital gracias a mi ipod, y a sus periféricos. Tengo una minicadena para ipod en el salón (curiosamente tiene una entrada auxiliar donde le he conectado un giradiscos, de modo que está lo nuevo y lo viejo en un mismo aparato), el despertador de la mesilla es también compatible con ipod y la radio del coche, por supuesto. Para no tener que buscar una sintonía de radio (que no me sé ninguna), busqué y rebusqué en mis cds antiguos. Todavía los guardo pese a que sólo puedo escucharlos en el ordenador. Y me encontré con el de Generation Next, de Pepsi, y la nostalgia pudo conmigo. Lo bajé al coche. Y en la segunda pista estaban Los Fresones Rebeldes, y me dio tal subidón de energía que estuve todo el día dando saltos (y preocupando a mis compañeras de trabajo, por si me había drogado o algo).
La estuve escuchando en bucle algunos días, y siempre que la pongo me hace sonreir. Así que tenía que compartirla con vosotros.

Esta canción me recuerda a mi loca, loca juventud. A mis rebeldías, y a mis locuras. Cosas que han quedado atrás, pero de las que no me arrepiento para nada, porque todas esas experiencias me convirtieron en la persona que soy ahora.
De modo que no comparto una simple canción, comparto con vosotros una parte de mi. Imaginaos bailándola como locos en algún bar de dudosa reputación, dando botes y riendo...


domingo, 5 de enero de 2014

AÑO NUEVO, LECTURAS NUEVAS




Comienza otro año y todos hacemos balance. Sopesamos lo bueno y lo malo del año que se acaba y nos hacemos propósitos para el nuevo año que tenemos por delante. Como este blog habla de literatura, mi balance trata sobre libros.

He estado viendo los balances de los blogs que sigo y no puedo más que abrumarme. Llevan un ritmo lector que no puedo más que envidiar. Y es que yo puedo estar contenta porque he leído más que en 2012 (que fue un año terrible en lo personal), pero la cifra dista mucho de la de cualquier bloguero de pro.

Pero para mi situación personal, y el tiempo del que dispongo, y otras actividades a las que me he apuntado que me han robado tiempo, puedo estar más que contenta.

Este año he leído 25 libros, un total de 9169 páginas. Haciendo media, han sido dos libros por mes, excepto agosto que fueron 3. (Así queda mejor que decir 2,08 libros por mes). Concluyo con uno a medias, que no está contado. Entrará en el balance del año que viene.
Con el blog estoy muy contenta. Ha crecido mucho este año, y le he incluido secciones nuevas. (Aunque todavía está por ver el éxito que tienen, pero para mi, que me he tirado a la piscina, es muy importante). Cada vez lo llevo más al día y me sigue dando muchas alegrías. De hecho el mismo día 31 de diciembre me di cuenta que tengo 99 seguidores, y eso hizo que mi Nochevieja fuera aún más satisfactoria. Cuando llegue a los 100 haré sorteo, probablemente de un libro, pero también de algunas manualidades que me ha dado por hacer.

También hice y terminé un curso de egiptología, que me supuso más tiempo y esfuerzo del que preveía inicialmente, pero que me ha aportado mucha información que yo considero valiosa. Pese a que al final me agobié un poco, lo incluyo en el lado positivo del balance.

Con respecto a retos, eso que inunda la blogosfera en estas fechas, sigo con mi política de retos cero. No tengo nada en contra, la verdad, pero es que hay muchos retos que piden leer 25, 15 e incluso 50 libros. Si comparáis mis cifras con éstas creo que se entiende perfectamente mi negativa. Y es que no me gusta limitarme tanto las lecturas. Prefiero leer lo que me apetezca.

Lo que sí tengo son propósitos. Dos importantes para este año: leer en inglés (que se va a convertir en mi dejar de fumar y ponerse en forma habitual), y tomarme más en serio lo de escribir. Es decir, escribir más, apuntarme a concursos y participar en algún taller literario. Esto me permitirá crecer, supongo, y añadirá calidad a mis reseñas y a las nuevas secciones (esa es la idea, claro). Y si consigo la práctica y la confianza que necesito, probablemente compartiré con vosotros algo de mi cosecha. (¡No huyáis cobardes!) 


Y como hoy es la víspera de Reyes, os deseo que Melchor, Gaspar y Baltasar os traigan muchos regalos, entre ellos, muchos libros.

¡Felices dreams y rock and roll!