martes, 29 de julio de 2014

Alguien dice tu nombre, Luis García Montero



Verano de 1964. León Egea consigue un trabajo estival en la editorial Universo, con el que conseguirá dinero para ayudar a sus padres a pagar la universidad, y que además le da una excusa para no volver al pueblo, donde el hijo del alcalde se la tiene jurada. Casi mejor que se quede en Granada capital, vendiendo enciclopedias a cómodos plazos, y donde conocerá a sus compañeros de trabajo: Consuelo y Vicente, y ninguno de los dos resultará ser lo que parece.

Esta es una novela breve, pero que nadie se lleve a engaño con el número de páginas, pues no le sobra ni le falta ni una sola palabra. Del mismo León en primera persona vamos conociendo la historia de su verano, gracias a unos cuadernos que él rellena a modo de diario, siguiendo el consejo de su profesor de literatura, ya que quiere dedicarse a la escritura.

Lo primero que destaca de la novela es la narración. El autor juega con las palabras, las mece, las une, las mezcla de una manera muy poética y que siempre te lleva a alguna parte. Conoces el mundo interior de León, acabas conociendo toda la historia aunque no exactamente en orden pero eso no importa. Te transporta a una España triste, gris, en la que no puedes hablar con libertad de casi nada, y que guarda apariencias en sociedad. Todo lo que tenga que pasar pasará de puertas hacia dentro, guardados de miradas indiscretas de vecinos o transeúntes. No te puedes fiar de nadie, como comprenderás al llegar al final del libro.

Con una narración deliciosa conocemos una historia que, si bien aparentemente normal, resulta ser fascinante. Conocemos varios personajes, todos con su propio calado en la historia porque cada uno de ellos hace calado en León, el protagonista y narrador, y conocemos parte de la geografía de Granada, en esa España de provincias y silencios.

Es el primer libro que leo del autor, pero ya me han quedado ganas de repetir. Es una novela que da gusto leer, por la belleza de sus palabras, pero que también engancha y entretiene en una historia que parece contada en blanco y negro.

No sólo la recomiendo, sino que tengo un ejemplar para sortear. Será un sorteo exprés. El plazo será desde hoy hasta el viernes día 1 a las 14:00, que haré el sorteo.

Los requisitos serán fáciles:
  • Dejar un comentario en esta entrada diciendo que quieres participar.
  • Ser seguidor del blog (1 punto).
  • Seguidores antiguos tendrán un punto extra.
  • Puedes publicitar el sorteo en twitter o facebook, si me dejas el enlace en el comentario también será punto extra.
  • Daré los números en orden de comentarios, y no pasa nada si el enlace de twitter o facebook está en otro comentario, se dará el número que toque a continuación.
  • El sorteo lo realizaré a través de random.org
  • El envío será únicamente a España, si alguien de fuera quiere participar, y tiene una dirección española no hay problema. 
Espero que os animéis porque el libro merece la pena. ¡Suerte a todos!
 

martes, 22 de julio de 2014

La fuerza de los fuertes, Jack London (Ilustrado por Mar del Valle)




Me tocó este libro en el concurso que organizó Jesús de La Caverna Literaria, y me alegró mucho recibirlo, porque le tengo mucho cariño a ese blog y su administrador.

La fuerza de los fuertes es un relato corto de Jack London que la editorial Traspiés ha publicado magníficamente ilustrado por Mar del Valle. El libro, como objeto, es una joya. Algo que mostrar con orgullo en tu biblioteca. El formato es un poco más grande y cuadrado que un libro al uso, y el tacto de sus hojas también es más rugoso porque está impreso en papel de más gramaje.

Las ilustraciones son preciosas. Muestran personas de la tribu, predominan los colores negro y gris, pero hay unos toques impresionantes de rojo. Casi puedes ver el alma de cada persona dibujada, sus inquietudes, así de profundo transmite la ilustración.

De la narrativa de London poco puedo decir. Es un genio que se lee muy fácil, que resulta muy cercano y, algo que me ha sorprendido mucho, resulta muy actual.

La historia es una fábula que el viejo Barba Larga le cuenta a sus tres nietos. Es la historia de su tribu, de cómo evolucionaron de personas que vivían solitaria e insolidariamente hasta que otra tribu los atacó. Y como no estaban unidos les ganaron. Decidieron unir sus fuerzas y pudieron comprobar cómo era la fuerza de los fuertes trabajando en común, pero pronto apareció la avaricia, la insolidaridad y la corrupción, y esto les llevó también a la destrucción. Barba Larga se hartó y se fue a vivir solo al bosque.


Esta fábula tiene una moraleja tan actual que asusta, porque eso quiere decir que desde hace dos siglos (¡como poco!), como sociedad, no hemos aprendido nada. Seguimos cometiendo los mismos errores que encumbran a unos pocos y llevan a la miseria a la mayoría. La crueldad y la malignidad es un rasgo inherente a la humanidad, y no hay sistema que lo haya solucionado. Ni siquiera los grandes movimientos sociales, que suelen comenzar con mucha buena fe, consiguen culminar en algo realmente bueno. Se ensucian a la mitad, el poder acaba corrompiendo a la más noble de las personas y volvemos a tener una sociedad en la que unos pocos se benefician a costa del hambre y la miseria de la mayoría. El ciclo que nunca acaba.

Parece ser que comparto la visión que London dio de nuestra sociedad. Es algo nuevo para mí, siempre he sido mucho más utópica, pero de un tiempo a esta parte como que me he vuelto más prosaica. Serán cosas de la edad.

Lo que no me ha cambiado ha sido el gusto por los libros. Como objeto y como símbolo de literatura. Y este ejemplar, ilustrado, es recomendable como ambos. Una preciosidad, una belleza que da gusto leer y degustar.Muchas gracias, Jesús por haber organizado el concurso.

martes, 15 de julio de 2014

Ecos del Pasado, Pat Casalá

Portada realizada a mano por la sobrina de la autora


Pat Casalá es una autora de las que llamamos indies, que ya ha publicado varios libros en Amazon y está en proceso de publicar en papel El Secreto de las Cuartetas, que ya reseñé aquí.

Pese a que la reseña no fue totalmente favorable, Pat se volvió a poner en contacto conmigo. Me dijo que le gustó mi crítica, que le había servido para progresar y me ofreció este libro, Ecos del pasado, de un género distinto al otro, y que además ha presentado al concurso de autores indies que organiza Amazon.

Con el ego subido, acepté. Fue una satisfacción para mi recibir el mail en el que agradecía mi reseña, y pensé que solo por eso merecía la pena tener el blog. Me ha subido la autoestima y me han aumentado las ganas de continuar escribiendo reseñas.

Ecos del pasado cuenta la historia de Jesse, una chica joven, tímida y poco (o nada) activa socialmente, hija de español y norteamericana, que consigue entrar en la universidad de Stanford, donde ya estudiaba su hermano Josh hasta hace dos meses. Pero a pesar de la muerte repentina de Josh sigue con sus planes, y se muda con sus abuelos con la firme intención de estudiar. Allí se topa con Noah, un niño rico que va a cursar su último año en Standford, y que es un crápula que colecciona chicas cada noche. No las engaña, pero no repite. La atracción entre los dos es inevitable, pero el pasado les ataca cuando descubren un secreto que atañe a la madre de Jesse y al padre de Noah.

Los personajes son un tanto estereotipados, ella es muy mojigata, aunque tiene sus motivos, y él es el típico rico pagado de sí mismo que utiliza a las mujeres como si fueran mercancía. Pero les ha dotado de algo más de profundidad, con los motivos de Jesse para ser tan reservada, con una faceta oculta de Noah, y, sobre todo, les envuelve una trama compleja y adictiva. Luego están sus respectivas familias, la prima de Jesse, con la que se lleva muy bien, y Scott, el amigo de Noah, compañero de juergas y su confesor.

La historia engancha desde el principio. Comienzan los secretos, las lagunas del pasado y los horribles descubrimientos. Algo turbio ocurrió en el pasado que envuelve a la madre de Jesse y al padre de Noah, algo que, al descubrirlo, pone en peligro sus vidas. De la historia de amor ni hablo, es algo que se veía venir desde la sinopsis, y que se va desarrollando a lo largo de toda la historia. Aunque, eso sí, lo veo un poco precipitado, porque todo ocurre en dos días... Pero por precipitado no quiero decir forzado ni mucho menos, sigue una línea muy natural y creíble.

La narración no es todo lo fina que había esperado, pero se nota una gran mejoría. Hay veces que resulta repetitiva, en las descripciones cuenta lo mismo varias veces y en ocasiones usando las mismas palabras. Creo que el mayor problema es que en las revisiones que le hace la autora le quita algo de frescura a la narración, es la sensación que me da, no tengo una base científica que lo demuestre, claro. Sin embargo ha utilizado un recurso con gran acierto: dos voces narrativas. Alterna capítulos contados en primera persona por Jesse, con lo que consigue crear empatía con su personaje, con capítulos contados por un narrador omnisciente desde el punto de vista subjetivo de Noah. También aquí consigue que profundicemos más en un personaje que de primeras puede parecer simple. Eso, y que hace que la lectura sea más rápida y amena, y crea expectación en todo momento.

Pero pese a las pocas cosas negativas, es una historia entretenida, trepidante, sorprendente y que te atrapa enseguida. La trama que ha creado aquí Pat Casalá es muy lograda y concienzuda, no hay hilo sin rematar ni curiosidad sin satisfacer.

Creo que es un libro que puede gustar a un gran público, que es más de lo que aparenta inicialmente, y con el que se puede disfrutar mucho de su lectura. Para leer en la playa o piscina, ahora que la época acompaña, o en la intimidad de tu sofá o sillón favorito si no hay suerte...

Gracias a Pat Casalá por haberme enviado el ejemplar, y le deseo mucha suerte en el concurso al que se ha presentado.

martes, 8 de julio de 2014

Cómo no ser una drama mamá, de Amaya Ascunce



Cómo no ser una drama mamá comenzó siendo un blog, en el que Amaya empezó a volcar todos los consejos que le daba su madre cuando era pequeña, y no tan pequeña. Porque hay muchos de ellos que se los daba incluso de adulta.

Mezcla de realidad y de hipérbole humorística, cada capítulo es un consejo, un resumen de cuándo se lo daba y por qué. Y es que algunos la nena, como la llamaba su madre, se los merecía. Porque sí, realmente era toda una fenómena, y se metía en un lío tras otro. Lo que viene siendo una niña un tanto trasto, pero sin maldad.

Entiendo el éxito del libro. Y antes que del libro, del blog. Para la gente de mi generación, que crecimos en los ochenta, todos esos consejos nos son familiares. Yo también he tenido mi drama mamá, y mi no drama papá. Y me daban todos esos consejos. Cada uno de ellos me ha evocado mi infancia, mis buenos momentos, y los malos también de cuando era niña. Cuando me tragaba un chicle y me decían que se me pegaría a las tripas, que yo creía que me tendrían que llevar al hospital. Cuando teníamos que esperar tres horas para hacer la digestión antes de meternos en el agua, en lo que era una tortura inmensa. Veías el agua a pocos pasos pero no podías ni acercarte, y ningún juego era capaz de entretenerte. Mi propia drama mamá, supongo que harta de aguantar a tres niñas petardas preguntando si ya habían pasado las tres horas cada cinco minutos, se sacó de la manga un truco. Si nos metíamos en el agua justo después de comer ya no había peligro.

Lo peor de todo, de los consejos, no del libro, es que ahora que soy madre, me descubro en momentos drama parecidos. Aunque pensándolo bien eso no es lo peor, lo peor es que, siendo madre y ya adulta, tu madre te siga dando esos drama consejos. (Que sí, mi madre también lo hace).

Además de hacerte rememorar tiempos pasados, el libro es divertido. Y se lee muy rápido. Escrito desde la primera persona, la autora no sólo se ríe de su madre, de sus consejos, se ríe también de sí misma de una manera desenfadada y natural. El libro es perfecto para pasar un rato divertido, para sacarte una sonrisa (y en ocasiones hasta una carcajada), y, en un punto del libro, hasta una lagrimita. A mi me costó no llorar, quizás porque empaticé mucho debido a mi propia experiencia personal de haber perdido a mi padre.

Lo recomiendo para personas de mi generación, y para las que no lo sean también. Creo que cualquier persona de cualquier edad podrá disfrutarlo: los mayores porque se verán identificados en la drama mamá, los de mi generación porque se verán identificados con la hija, y los más pequeños porque alucinarán de cómo crecimos esta generación de padres que de vez en cuando también tenemos ramalazos drama.