martes, 10 de febrero de 2015

Caraculo, de Pedro J. Domínguez



 
Contraportada: Trabajo en una oficina pero no soy Supermán. El traje me queda justo y la braga rojo me aprieta. Pero necesito volar. Quiero saber hasta dónde puede llegar un.. caraculo.

Oriol está en el bordillo de la azotea de su empresa vestido de Supermán. Ha decidido saltar al vacío porque está convencido de que su vida es una mierda. Es la tercera vez que intenta suicidarse. Su existencia se empezó a complicar cuando su compañía contrató a Karine, una atractiva francesa. Oriol, casado y en plena crisis de los cuarenta, quedó fascinado por ella y perdió las riendas. Pero esa solo fue la primera de una serie de malas decisiones que culminaron con el descubrimiento de que su mujer estaba teniendo una aventura. Después de todo eso no puede más que sentirse como todo un caraculo subido a una cornisa mientras sopesa por qué merece la pena dar un paso atrás.

Pedro J. Domínguez construye un relato sobre la crisis personal que casi todos sufrimos en algún momento de nuestra vida. En clave de fno humor, nos muestra que los seres humanos somos eternos soñadores y que lo único que no podemos conseguir es engañarnos a nosotros mismos.


Estoy conforme con todo el texto de la contraportada excepto en una cosa: no es fino humor. Humor sí, pero no fino. Lo siento, pero no. Es un humor basto y agrio, divertido, eso sí, pero más cerca de Benny Hill que de un monólogo de El Club de la Comedia.

Este libro me ha hecho pensar una cosa: ¿somos tan distintos, a la hora de reir, las mujeres y los hombres? Yo es que siempre he abogado por la igualdad, y esto de dividir los géneros me ha parecido absurdo, pero creo que tengo una prueba de que me equivocaba. Porque sí, el libro es gracioso, pero tampoco para descojonarse. Y hay cosas, la verdad, que no me han hecho ni pizca de gracia. A ver cómo lo explico.

Empiezo por el principio, por como me gusta analizar a mi los libros. Ya sabéis: narración, personajes, historia, y opinión personal.

Está narrado en primera persona, lo vemos todo desde el punto de vista de Oriol, que está en la azotea del edificio donde trabaja y se cuenta a sí mismo, como si estuviera escribiendo un libro, cómo ha llegado hasta allí. Pese a que es un tipo de narración que a mi en principio me cansa bastante, creo que aquí está muy acertado, pues tenemos acceso al subconsciente (dudo que Oriol tenga consciente) del personaje, y a su peculiar manera de ver las cosas. Aquí si veo el humor. Aunque ya digo que fino, fino, no.

Puesto que es una narración subjetiva, el tipo de lenguaje es el que usa Oriol, un cuarentón catalán que tiene un trabajo soso y aburrido. Aquí debo darle mi enhorabuena al autor, ha sabido darle muy bien la voz. De hecho me sorprendió que el autor fuera madrileño, no digo más. Algo que me ha sorprendido gratamente es que, en algunos puntos, había pasajes con metáforas o símiles muy literarios, que te daban un respiro de tanta normalidad. Esto me ha hecho sospechar que la calidad narrativa de Pedro J. Domínguez es mucho más de lo que muestra en este Caraculo.

Los personajes no son muy allá. Salvo darle una voz propia a Oriol, no ha conseguido profundizar en ninguno de ellos. Todos son caricaturescos, ignoro si es adrede o accidental, pero en cualquier caso a mi no me ha hecho mucha gracia. Aquí reside mi mayor protesta y mi mayor rechazo a la novela. De los tres personajes femeninos importantes que aparecen, no estoy conforme con el papel de ninguno. Según la visión de Oriol las mujeres somos unas aprovechadas y unas interesadas. Ninguna de las tres tiene calidad moral. Su mujer le pone los cuernos, su madre pasa de él y Karine... Bueno, Karine es la típica francesa que enseña el escote cuando le interesa. No me gusta esa visión tan negativa de las mujeres.

Para ser honesta es cierto que el papel de los hombres no es mucho mejor. Oriol es un pobre desgraciado que se intenta engañar a sí mismo. Y luego está su jefe, que es un caradura. Pero como que los veo menos estereotipados, quizás sea cuestión de mi visión femenina, no sé.

El caso no es tan grave como para no seguir el hilo de la historia, reirme en algunas partes y sobre todo compadecerme del pobre protagonista. Porque la trama está muy bien hilada. Es previsible, pero cada paso es consecuencia del anterior. Tampoco tengo la culpa de ver las cosas antes que Oriol, pobre hombre, que no se entera de nada...

La novela es una sátira de la crisis de la mediana edad (que la llamaban así antes), se lee muy rápido y hasta la disfrutas. Pero no deja huella ninguna. Para leer entre lecturas más pesadas viene genial, es casi el contragénero del chick lit.

Muchas gracias a la editorial Suma de Letras por haber tenido la generosidad de enviarmelo.

5 comentarios:

  1. No me llama nada gracias por una reseña tan sincera y bien explicada. Muchos besos.

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  2. ¡Pobre Kristoff! XD

    Esta vez no me lo llevo apuntado, no creo que me gustase ;)

    ¡Besos!

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  3. Me he ido desinflando con tu reseña porque al principio pensé que podría gustarme y ser una lectura divertida pero luego con lo que cuentas creo que no me iba a hacer demasiada gracia. Yo también prefiero el humor fino al más grosero, por llamarlo así, pero conozco mujeres a las que ese tipo de humor les hace gracia, así que no sabría decirte si hay diferencias entre sexos en cuanto al sentido del humor, pero creo que va más en la persona.
    Estoy de visita por los blogs de los 'tarrolibreros' así que te dejo un saludo.
    Besos!!

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  4. Pues lo tengo en la estantería esperando, que la editorial también me lo envió. Y no me dejas con muchas ganas de leerlo.
    Besotes!!!

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  5. Este no me llama especialmente =)

    Besotes

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