viernes, 26 de junio de 2015

MAMÁ EN APUROS Y LOS APUROS PARA HACER PIS


 
Hasta los dos años (más o menos) MiniP usaba pañales. Y aunque era un engorro cambiarla, la verdad es que nunca me dio pereza, es más, lo recuerdo como una buena época. Le quedaba muy graciosa la ropa con el culillo que le hacía el pañal.
A eso de los dos años le quitamos el pañal. Aprovechamos en verano, por las escapadas, y la verdad es que fue casi coser y cantar. No me lo puso muy difícil, aunque nuestros apurillos pasamos. Y ahí estaba yo, tan contenta y tan orgullosa de que mi retoña controlara sus esfínteres que no me di cuenta del apuro donde me había metido a partir de entonces.
Ay, madre, que quiere hacer pis en el parque.
Y quien dice parque, dice piscina, bar, sitio público  o en medio del campo. Ella tiene necesidades que suelen ser urgentes de saciar, si no quieres tener que cambiarle hasta los calcetines. El problema viene por la madre que tiene y el gen torpe con el que nací. No hay día que la ponga a hacer pis fuera de casa que no tengamos un drama.
En los baños públicos porque no quiero que ponga el culo, pero para eso la tengo que coger en vilo, y ella se queja y protesta. Se mueve y al final, o pone el culo (con el asquito que me da), o nos riega a las dos (con el asquito que me da). Cualquiera de las dos opciones acaba igual: yo gruñendo y ella lloriqueando.
En el parque no es mejor. Yo suponía que sería sencillo: le digo que se agache y ponga el culo en pompa y el chorrito sale solo. Sale solo, sí, pero disparado sin control. A veces se le escurre piernas abajo, manchando el pantalón y todo lo que encuentra a su paso, otras sale disparado mojando sus pies y los míos.
Ya me había resignado a seguir llevando ropa de cambio (y con todo lo que una mamá en apuros lleva en el bolso, a llevar una mochila de trekking al parque), cuando lo vi en casa. El cacharrito que nos salvó la vida.
Vale, lo de la vida es un poco exagerado, pero sí que nos ha salvado de un montón de cambios innecesarios. Y de gritos, que ya sabéis que yo soy muy gritona.
Lo encontramos mi hermana y yo en mi primera carrera de la mujer, allá por 2007 (antes de que grandes marcas que no son deportivas pusieran las garras sobre la carrera y la convirtieran en un negocio). Al finalizar los entonces 5 kilómetros, y después de habernos pegado con las hordas de mujeres y jubilados por la bolsa del corredor (algún día lo volveré a contar), paseamos por los stands, y héte aquí que me encontré con una cosa que me llamó poderosamente la atención: el GoGirl.
 
El nombre no es que sea muy llamativo, aunque sí realista ya que es un dispositivo para que la chica “vaya”. ¿Y dónde tiene que ir? Pues al baño. Se trata de un pequeño embudo de silicona que nos debemos poner en nuestras partes para poder hacer pis de pie.
Me hizo gracia y lo compré. Pero llegué a casa y lo dejé olvidado.
Por cierto que me acordaba de él cuando estaba fuera y tenía que ir al baño. En las excursiones al campo, en los conciertos, en las fiestas. Incluso en las carreras, cuando tienes que entrar en esos baños portátiles que son como una puerta al infierno. Siempre me acordaba del dichoso dispositivo, pero luego llegaba a casa y me olvidaba de echarlo al bolso.
 
La casualidad quiso que un día, hará cosa de un año, en mi pausa para el bocadillo estuviera hablando de la Carrera de la Mujer con unas compañeras. Intentaba animar a una de ellas a ir, yo como siempre promocionando el deporte (los nuevos adictos buscamos nuevas víctimas), y me dijo que ella había ido, en la primera edición que se organizó en el Retiro.
- Pero no fui a correr  -me dijo-. Fui a vender.
- Ah, ¿sí? ¿Y qué vendes?
- No creo que lo conozcas, se llama GoGirl y…
- ¡Lo tengo! –me emocioné- ¡Lo compré en la carrera de ese año!
- ¡No me digas!
Nos pusimos como dos adolescentes que van a una fiesta y quieren llevar lo mismo, casi nos faltó dar saltitos y grititos. El caso es que mi compañera es la que distribuye el dispositivo en España, y eso me hizo recordar que lo tenía en casa.
Ya con él presente, y una hija que controlaba sus esfínteres pero que no era capaz de hacer contorsionismo para no mancharse fuera de casa, até cabos. Niña-GoGirl. GoGirl-niña. La bombilla se encendió. ¿No podría serme útil para MiniP?
Empezamos haciendo pruebas en casa. MiniP no estaba muy por la labor de colaborar, al menos al principio. No se fiaba de una cosa que se ponía junto a la piel. La verdad es que no sé muy bien qué pensaría que es… Pero jugando, jugando, le cogió confianza.
 
Al principio tuvimos algunos escapes. Eh, que soy Mamá en Apuros por algo. Si fuera la madre perfecta no pasaría tantos tragos incómodos, claro que también mi vida sería más aburrida… Pero todo fue cosa de practicar, y ahora, vayamos donde vayamos, lo llevo en el bolso.
Y la petardita de mi niña, que al principio no quería que su piel estuviera en contacto con la silicona, ahora le ha cogido gusto y creo que hay veces que me pide pis solo para hacerlo de pie. Porque además, me lo pide. “Pero me pones la cosa marrón, ¿vale, mamá?”
Y después de tantos años, ahora lo recomiendo a las mamás del parque con niñas, que, como yo, se encuentran en apuros al llevar a las peques a hacer pis.
Resulta un invento muy curioso, algo sencillo que a nadie se le había ocurrido antes, pero que te soluciona una parte muy incómoda de la vida. Para quien sienta curiosidad, lo puede ver aquí.

4 comentarios:

  1. No lo conocía pero me parece muy práctico. Como siempre me he reído mucho leyéndote. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, GOIZEDER, es un honor haceros reír. Es súper práctico, aunque tú, con un niño, lo tendrás más fácil que yo.
      ¡Besotes!

      Eliminar
  2. Que no, que no eres tan torpe. Que por esos apuros hemos pasado todas. Anda que no he liado yo nada cada vez que iba con mi peque a los baños públicos. Creo que me ha faltado poco para dejar el rollo sin papel higiénico, que lo ponía por todos sitios para que mi hija se sentara con un poquito de seguridad. ¡Y doble y triple!
    Y curioso ese invento. Primera vez que lo veo.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, ¡qué maja eres, MARGARI! Que no soy tan torpe... te daría un beso, pero no llego. Recibe un beso virtual...
      La verdad es que armamos un escándalo con el papel higiénico en los baños públicos... Todo por el bien de las peques...
      El invento es muy práctico, la verdad, para ella y para mi.
      ¡Besotes!

      Eliminar

Te invito a comentar, pero siempre desde el RESPETO. Me guardo el derecho a borrar cualquier comentario que considere que falta al respeto de cualquier manera. ¡GRACIAS!