martes, 22 de diciembre de 2015

Canadá, Richard Ford





Sinopsis: (Web de Anagrama): Dell Parsons tiene quince años cuando sucede algo que marcará para siempre su vida: sus padres roban un banco y son detenidos. Su mundo y el de su hermana gemela Berner se desmorona en ese momento. Con los padres en la cárcel, Berner decide huir de la casa familiar en Montana. A Dell, un amigo de la familia le ayudará a cruzar la frontera canadiense con la esperanza de que allí pueda reiniciar su vida en mejores condiciones. En Canadá se hará cargo de él Arthur Remlinger, un americano enigmático cuya frialdad oculta un carácter sombrío y violento. Y en ese nuevo entorno, Dell reconducirá su vida y se enfrentará al mundo de los adultos. Una bellísima y profunda novela sobre la pérdida de la inocencia, sobre los lazos familiares y sobre el camino que uno recorre para alcanzar la madurez. 

Este es el tercer libro que he leído, y posteriormente comentado, en el club de lectura de la biblioteca. Venía muy bien recomendado, un autor muy conocido y muy admirado, pero que, de nuevo, a mí no me ha dicho nada. 

Un mes me ha costado leerlo. Un mes. No es que sea muy rápida leyendo, pero para el número de páginas que tenía este libro no debería haberme costado tanto. Y es que el libro es lento, tan denso que es como internarte en una selva sin machete. 

Richard Ford es un referente en la literatura americana, representante del llamado realismo sucio. Y bien que es así, porque en esta historia todo es turbio, y según vas avanzando, más turbio se vuelve. 

Te cuenta la historia de Dell, en primera persona. Cómo se torció todo en su vida a los quince años por una mala decisión que tomaron sus padres. De hecho, te lo dice en la primera página: todo empezó cuando sus padres atracaron un banco. Y a partir de ahí tienes 150 páginas antes de que lo atraquen, contándote una y otra vez los motivos que pudieron llevar a ambos (su padre y su madre) a tan tremenda decisión. Una y otra vez, páginas de contarte lo mismo, con lo que tenía la sensación de avanzar en una tremenda espiral hacia atrás, donde para cada nueva información tienes veinte repeticiones de lo anterior. 

En la segunda parte parece que se acelera un poco, pero tampoco demasiado, no nos vayamos a emocionar. Además, el autor parece que tiene la manía de adelantarte los hechos importantes (como con el atraco, que lo dice en la primera línea), con lo que te deja sin aliciente para seguir leyendo. 

También deja mucha información en el aire, porque como el narrador es el propio protagonista, no recurre al recurso de haberlo descubierto después en la vida para hacer un dibujo completo de la experiencia. No. Cuenta lo que recuerda y las cosas de las que se enteró, con lo que deja un montón de incógnitas sin resolver. 

Lo terminé de leer casi por cabezonería, por poder comentarlo en la reunión del club de lectura, pero la verdad es que lo hubiera abandonado sin remordimiento. Será que no estoy hecha para la alta literatura.

3 comentarios:

  1. Ostras, me acabas de desmontar un mito. Era un libro que tenía pendiente , de hecho está considerado como la obra maestra de este autor. Hay autores y libros que están sobrevalorados, ya hemos hablado de la Lesing. Otro que no soporto es Marías, el novelista, el articulista a veces me pirra. En fin, yo también soy cabezona y supongo que algún día me lo leeré, pero creo que después de leer tu reseña , tengo otros por delante.
    Mil gracias, guapetona. Y que paséis unas felices Navidades en familia :)
    Me voy pa Spanien!!! ;)

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  2. PUes es un autor que tengo entre mis pendientes así que será mejor que baje mis expectativas, por si acaso...
    Besotes y felices fiestas!!!

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  3. Jo, pues yo le tenía muchas ganas...

    Besotes

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