lunes, 1 de febrero de 2016

El Umbral de la eternidad, de Ken Follet




Sinopsis: Después de La caída de los gigantes y El invierno del mundo llega el final de la gran historia de las cinco familias cuyas vidas se han entrelazado a través del siglo XX. En el año 1961 Rebecca Hoffman, profesora en Alemania del Este y nieta de lady Maud, descubrirá que la policía secreta está vigilándola mientras su herma no menor, Walli, sueña con huir a Occidente para convertirse en músico de rock. George Jakes, joven abogado que trabaja con los hermanos Kennedy, es un activista del movimiento por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos que participará en las protestas de los estados del Sur y en la marcha sobre Washington liderada por Martin Luther King. En Rusia las inclinaciones políticas enfrentan a los hermanos Tania y Dimka Dvorkin. Este se convierte en una de las jóvenes promesas del Kremlin mientras su hermana entrará a formar parte de un grupo activista que promueve la insurrección. Desde el sur de Estados Unidos hasta la remota Siberia, desde la isla de Cuba hasta el vibrante Londres de los años sesenta, El umbral de la eternidad es la historia de aquellas personas que lucharon por la libertad individual en medio del conflicto titánico entre los dos países más poderosos jamás conocidos.



Por fin leí la última entrega de la Trilogía The Century. Puedes leer la reseña de La Caída de los Gigantes aquí y la de El invierno del mundo aquí.

Es una gran trilogía, he de reconocerlo, pero también creo que el proyecto se le fue un poco de las manos. En esta última entrega mi reseña va a ser más parecida a la del segundo libro que a la del primero.

Para empezar, es Ken Follet. Lo cual es sinónimo de grandes y profundos personajes con vidas propias. De grandes historias tras la Historia. Pero no sé si es que ha abarcado mucho con esta entrega, o es que en último tercio del siglo XX ocurrieron muchísimas cosas. El caso es que tiene tanta Historia que contar, que las historias personales aparecen tan sumamente recortadas que hay un momento en que se reducen a una frase, y te encuentras preguntándote por qué ahora, de repente, el personaje se está comprando una lechuga para cenar.

La labor de documentación, por supuesto, es brutal. Introduce los datos de tal manera que no estás leyendo parte histórica y luego parte personal, sino que se entrelazan muy bien, pese a que ha abusado de las tijeras de manera casi demencial (aquí me imagino a Follet con unas tijeras gigantes y cara de loco).

Abarca mucho espacio temporal, y muchos frentes geográficos: Alemania, Estados Unidos y Rusia. Es brutal la imagen que proyecta del Comunismo, común a otros libros que he leído sobre el tema (recuerdo Purga, de Sofi Osaken, por ejemplo). Cada vez que tocaba Rusia en los capítulos la atmósfera se cargaba y el miedo afloraba. He sufrido mucho con lo de la libertad de prensa, de opinión y hasta de pensamiento. 

He sufrido lo indecible con la crisis de los misiles cubanos, tan real se me ha hecho. Hasta la fecha no había sido consciente de lo cerca que estuvo el mundo de un desastre nuclear, pero real. Y el tema de los espías, durante la Guerra Fría, ha sido apasionante.

Me ha gustado mucho en general, aunque creo que hubiera dado más juego si lo hubiera dividido en dos, o incluso en tres, ya que habría podido profundizar más en la vida de los personajes, los nietos del primer libro.

El final es… emocionante. He llorado un poco con esa caída del muro. Yo era una niña cuando ocurrió, y lo más que recuerdo es la imagen de la gente sobre el muro, y los trozos de piedra gris que la SúperPop regalaba con su revista. No entendía el significado de esa caída y, mira, aquí estamos, unos pocos de años después, con Alemania unida y la URSS acabada (que no olvidada, creo que allí se quedaron al mando los mismos caciques con distintos collares). Y los de mi generación y la siguiente, que nos parece casi increíble que estos hechos llegaran a ocurrir.

Con todo, con sus altibajos, con sus casualidades imposibles, con los recortes, es un libro a tener en cuenta. De hecho, una trilogía que ayuda mucho a entender los hechos históricos que han determinado nuestra propia historia. 

Follet, pese a todo, sigue sin defraudarme.

2 comentarios:

  1. Me queda por leer este libro. Los dos anteriores me gustaron bastante, sobre todo por todo lo que aprendemos de historia con estos libros. Para mí Follet siempre flaquea con los personajes, que no me resultan muy creíbles. Pero estos libros me han gustado, me han resultado entretenidos y hasta ligeros de leer. A ver si me animo pronto con éste.
    Besotes!!!

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  2. Sí que es verdad que le fallan los personajes, MARGARI, pero en este caso la historia se come a los personajes, da igual que no sean muy reales. Si los otros te gustaron este también te gustará, no lo dudes. Ya te habla de cosas más conocidas, más cercanas en el tiempo (aunque haya pasado ya una generación o dos), pero ya te suenan más.
    ¡Besotes!

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