lunes, 31 de octubre de 2016

El Juego de Ender, de Orson Scott Card




Sinopsis: (Casa del Libro): El juego de Ender, de Orson Scott Card, autor de otras obras como La tierra desprevenida o Sombras en fuga, es la novela de mayor aceptación en la moderna narrativa de ciencia ficción. El juego de Ender ha dado lugar a una saga con millones de seguidores. Escritor prolífico, Orson Scott Card es autor de numerosas novelas y sagas, como la del Retorno, la de Ender y la de fantasía protagonizada por Alvin Maker, el Hacedor. Ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Nebula de 1985 y el Hugo de 1986 a la mejor novela por la presente El juego de Ender y el Nebula de 1986 y el Hugo de 1987 por La voz de los muertos.

La Tierra se ve amenazada por una raza extraterrestre, los insectores, que se comunican telepáticamente y consideran no tener nada en común con los humanos, a quienes pretenden destruir. Para vencerlos es necesario una nueva clase de genio militar, y por ello se ha permitido el nacimiento de Ender, lo que constituye, en cierta forma, una anomalía, pues es el tercer hijo de una pareja en un mundo que ha limitado estrictamente a dos el número de descendientes. El niño Ender deberá aprender todo lo relativo a la guerra en los videojuegos y en los peligrosos ensayos de batallas espaciales que realiza con sus compañeros. A la habilidad en el tratamiento de las emociones, ya característica de Orson Scott Card, se une en este libro el interés por el empleo de las simulaciones por ordenador y los juegos de fantasía en la formación militar, estratégica y psicológica del protagonista.

«El juego de Ender es una novela de acción y aventuras trepidante, pero también un libro moralmente complejo y profundo. Card transforma una aventura casi juvenil en una historia trágica sobre la destrucción de la única especie sensible que el hombre ha descubierto en el universo.» HoustonPost

«Una historia con acción e ideas que hasta quienes no leen ciencia ficción devorarán con avidez.» Ipulp Fiction



Este era uno de mis muchos pendientes en lo que se refiere a ciencia ficción. Me gusta el género, aunque no soy una grandísima forofa. Por ejemplo, no he leído nada de Asimov, y tantísimos autores que aún tengo en la lista infinita. Creo que en parte es porque me gusta leer de todo, y procuro variar, y en parte también porque en mi casa había una colección de libros de ciencia ficción y creo que de tanto verlos les cogí un poco de manía. Psicología extraña, lo sé. 

El caso es que vi esta novela en los Kindle Flash, y yo que soy compradora compulsiva, lo cogí. Es curioso lo fácil que es darle al botón cuando el precio baja de los dos euros. Sabes que te vas a llevar un libro bien maquetado, y esperas que bien traducido, por un precio que yo considero más que justo. Pero a euro, a euro, al final va a ser mi ruina. Tiempo al tiempo.

Y en un ejercicio de tremenda responsabilidad, decidí que era mejor leerlo que dejarlo dormir el sueño de los justos en mi Ofelia (así se llama mi Kindle), de modo que dejé mi norma de leer lo más antiguo, si me apetece, y me decidí por leer las compras recientes.

Y no me arrepentí. 

Me gustó la novela, aunque debo decir que le encontré algunas pegas. La historia es fascinante, cómo eligen a Ender, que es un tercero, algo sumamente inusual, para un papel al que primero estaban destinados sus dos hermanos. Habla mucho de la psicología del personaje sin hablar de ella explícitamente, y te haces una idea del mundo cruel que rodea al personaje, el ambiente. Esas guerras con los insectívoros que han conseguido “unir” a todos los países en una sola coalición, que tiene aspecto de fuerte, pero que el tiempo demostrará que no lo es (como todas las coaliciones en política, por otro lado).

De modo que la historia es genial, es fuerte, tiene sólidos cimientos. Los personajes también. Todos son profundos y tienen su trayectoria, evolucionan con el tiempo. Pero es aquí donde más me ha chirríado. El protagonista es un niño cuando lo reclutan. Cinco o seis años, ya no recuerdo bien. Pero más que un niño parece un adulto en chiquitito. Es muy complicado escribir desde la perspectiva de una criatura de esa edad, o los haces parecer imbéciles, o son adultos embutidos en cuerpitos de cinco años, y aquí el autor optó por la segunda opción. Es un niño-adulto en un mundo diseñado por adultos y para ellos, y metido además en una guerra que no comprende. Pero a medida que crece el personaje también lo hace, y descubres que sí que es un niño, pero que no le dejan serlo, esperan de él grandes cosas, y él solo quiere ser un niño normal y corriente. 

Soy incapaz de expresar mejor, o de expresarlo de alguna manera, todo lo que la lectura de El juego de Ender me ha aportado. Es un libro que se lee en varios niveles, y que en cada uno de ellos te aporta aún más. Por ejemplo, hay una primera lectura que es en la que solo disfrutas de la historia, de la guerra, de la presión que ejercen sobre los niños y niñas que adiestran para luchar. Desde esa postura la disfrutas, pero si vas adentrándote en las capas que existen: la manera de hacer amigos, de hacer enemigos, el peligro que subyace en la psique de Ender, la presión a la que le someten, vas entendiendo más la psicología de todos los personajes y sus motivaciones, y lo que van a hacer a continuación. 

Es una novela compleja, pero para mi gusto, imprescindible. 



lunes, 24 de octubre de 2016

Infancia, de J.M. Coetzee




Sinopsis: Tiene diez años. Vive en Worcester, una pequeña localidad al norte de Ciudad del Cabo, con una madre a la que adora y detesta a la vez, un hermano menor y un padre por quien no siente respeto alguno. Lleva una doble vida: en el colegio es el alumno modélico, el primero de la clase; en casa, un pequeño déspota. Los secretos, los engaños y los miedos le atormentan; el amor por la granja familiar y por el Veld, las desnudas mesetas sudafricanas, le arraigan a la tierra. J. M. Coetzee vuelca todas sus dotes de narrador sobrio, mesurado y elegante en este relato lleno de fuerza, en el que evoca su infancia a comienzos de los años cincuenta; escenas de una vida de provincias donde la inocencia en su estado más puro y la violencia soterrada forman parte, tanto de la propia historia como de la de Sudáfrica.

Este libro fue uno propuesto para el club de lectura, aunque luego como no estaba disponible para todos, lo dejamos aparte. Pero yo ya lo había leído.

No había leído nada del autor, pese a que es ganador de un Nobel. En mi defensa diré que no me dejo llevar mucho por el influjo de los Nobel, en la suya solo diré que el premio de este año de literatura… Y hasta ahí puedo leer. 

Y es que no sé si es que no soy lo suficientemente inteligente para comprender ciertos libros, pero es que este Infancia lo ponen muy bien allá donde quieras mirar, y yo no le he encontrado la gracia por ningún lado.

Es un decir, porque evidentemente no es un libro de humor, pero la verdad es que se me ha escapado su grandeza. Yo solo me he encontrado con un relato que en parte no he entendido por lo lejano que me quedaba. Poco sé de Sudáfrica, más allá del Apartheid y de Nelson Mandela, pero mis conocimientos se limitan a lo que se ve en los medios acerca de ello. No sabía nada de la población blanca, de los católicos, los protestantes y los que no tenían religión, ni de sus ciudades y sus campos. Y claro, me he perdido un poco entre nombres holandeses, nombres de ciudades, etcétera. 

Y de lo que sí me enteré, que es de la relación del chico con su familia, y de la relación de la familia entre sí, sobre todo con la problemática del padre, me pareció aburrido. Es algo sórdido, pero lo cuenta de una manera muy plana, con lo que no tuve ocasión de profundizar, y por descontado no empaticé con nada.

Lo mejor son los pensamientos de cuando es más niño, me parecieron muy realistas. Muy bien contados, no está tratado ni como un niño adulto ni como un niño tonto. Que sean los recuerdos del autor supongo que ayudará. Es la parte que más me gustó, las mentiras del niño Coetzee que no sabía muy bien por qué las decía, esa relación de amor/odio con su madre y de desapego de su padre. Me pareció muy realista, todos esos sentimientos contradictorios propios de un niño de 6 años.

Pero es una lectura que me ha costado bastante, y no porque no lo entendiera, sino porque me costaba un mundo ponerme a leer. Una vez me ponía, avanzaba, pero es un libro que me ha costado demasiado para lo poco que considero que me ha aportado. 

De modo que para mí, Infancia, de Coetzee ha sido otro premio Nobel más que se ha escapado a mi entendimiento.

viernes, 21 de octubre de 2016

Presentación La cabeza del Rinoceronte



Adoro la biblioteca del pueblo. De hecho, actualmente, es lo que más me gusta. No está hecha una ruina como el resto del pueblo, aunque el presupuesto es el mismo. Pero el ánimo y el tesón de las bibliotecarias hacen el resto.

Cada mes tienen su programación, y es habitual que haya un cuenta cuentos infantil. Este octubre estamos de suerte, y debido a la celebración del día de las bibliotecas, hay dos: una para adultos (a la que asistiré si puedo), y una infantil (ídem). Y, además, había un extra: la presentación de una editorial y de sus dos primeros libros.

Siempre me estoy quejando de que la vida cultural de Madrid se me escapa, debido a los horarios (suelen acabar muy tarde, y en transporte público se me va la vida para llegar), por ello me dije, que para algo que tengo sin salir de casa, como quien dice, cómo no iba a asistir.

Debo decir, en honor a la verdad, que no es la primera presentación que preparan. A algunas no he podido ir, pero sí que recuerdo haber ido a otra. 

Me anoté el evento en mi bullet journal, y el día señalado allí me presenté, con MiniP junto a mí para ver qué era esa editorial y cuáles eran sus dos primeros libros. Esta vez la pobre MiniP, que se ve arrastrada a casi todo lo que hago, estaba de suerte, porque como eran libros infantiles luego había un taller de dibujo.

Desconocía totalmente la editorial. El nombre me gustó mucho: La Cabeza del Rinoceronte, y el dibujo que lo acompañaba me gustó e intrigó a partes iguales. Pronto descubrí la magia tras todo ello: la diversidad.

Si reflexionamos, como sociedad en general hemos avanzado mucho en materia de diversidad. Hay personas que son diferentes en algunos aspectos que llaman más la atención que otros, pero tal y como dijo el padre de Raúl Aguirre, el ilustrador, todos somos diversos. Hay personas que llevan gafas, otras que hablan mucho, otras que poco, las hay que son más altas, bajas, delgadas o más gordas. Pero todas las personas somos diversas. Y por ello no hay que tratar de apartar a los que parece ser que se salen de la normalidad, tratándolos con condescendencia y paternalismo.


Lo primero que nos pusieron fue un vídeo de un experimento. En las imágenes, invitaron a niños y niñas con sus padres o madres a mirar una pantalla, pero con un tabique por medio para que no se pudieran ver. Y les pusieron imágenes de distintas personas poniendo caras raras que debían imitar. Cuando alguna de las personas que aparecían en la imagen eran de capacidades diversas, en sillas de ruedas, con signos de alguna discapacidad mental, ocurría algo curioso: los padres y las madres no repetían la cara grotesca. Sin embargo los niños y las niñas, sí. ¿Qué es lo que sucede entre la infancia y la adultez para que organicemos la vida en etiquetas? En la infancia toda la visión está limpia, nítida. No ven un agravio en hacer la misma mueca que hacen en la pantalla. Los adultos sí.

Después del vídeo, y de unas palabras de presentación y análisis, fueron ya David Sánchez y Raúl Aguirre quienes presentaron La niña de algodón, el cuento con el que realmente arranca La cabeza del Rinoceronte. Raúl Aguirre es el ilustrador, su diversidad consiste en discapacidad intelectual, y nos contó, entre nervioso y emocionado, que David llegó a su casa, le propuso trabajar con él, de profesional a profesional, y se pusieron a ello. Se ve que para él era importante que fuera “de profesional a profesional”, no fue una relación en la que él fuera inferior, sino al mismo nivel. 

Cuando terminaron el libro pidieron ayuda a los amigos y familiares para financiar su edición. Consiguieron que les avalaran doscientas personas, y quisieron buscar un regalo muy personal para agradecerles el gesto. Conocieron a Cristina Paños, que fue diseñadora de bolsos, y todo encajó. Ahora tienen toda una colección de bolsos, mochilas y neceseres inspirados en los dibujos de Raúl. En cosa de un mes tendrán una tienda online donde se podrán comprar todos los productos. Y merecen la pena, además de ser preciosos son de una calidad impresionante.


Tuve la suerte de poder hablar con la madre de Raúl, que me habló un poco de cómo empezó este proyecto tan bonito e ilusionante. Raúl, al no poder expresar todo lo que tenía dentro con palabras, empezó a hacerlo dibujando. Y tras veinte años de dibujos acumulados, los padres decidieron publicarlos en un libro precioso: La cabeza del Rinoceronte, donde se puede ver la evolución del dibujo de Raúl. Y ahora quieren llevar la cultura a todo el mundo, que no haya persona que no pueda acceder a ella.

Es por ello que en el cuento de La niña de algodón hay un código BIDI que te da acceso a la lectura del libro en pictogramas y en audiolibro, para que todas las personas, sea cual sea su capacidad, puedan acceder a la historia.

Tras la presentación los niños y niñas que acudieron, MiniP entre ellos, se pusieron en una mesa a dibujar. Raúl se sentó con ellos, y se le veía muy a gusto. Definitivamente, el dibujo es su elemento.

Por suerte y por desgracia, ambos a la par, llevaba poco dinero encima. Por suerte porque pude comprar el cuento de La niña algodón, que lo pidió MiniP. También cogí una lámina con uno de los dibujos de Raúl, y otra que le regalaron a MiniP. Por desgracia no llevaba más para haber cogido un neceser o una mochila. Por suerte porque si hubiera llevado más me habría arruinado… 

Podéis saber más del proyecto en su página web. Os animo encarecidamente a que le echéis un ojo, porque son proyectos como este los que promueven los cambios en el mundo.

martes, 18 de octubre de 2016

Los Gozos y las Sombras, de Gonzalo Torrente Ballester



Sinopsis (Casa del Libro): Pueblanueva del Conde, villa costera gallega, ve cómo los aires de cambio social y económico van alterando su tradicional orden secular. Los viejos señores de la tierra ceden paso a los nuevos señores del dinero, y la antigua flota pesquera resiste ante la moderna industria de los astilleros. 
El esperado regreso de Carlos Deza, último de la estirpe de los Churruchaos, que mandó en la villa desde tiempo inmemorial, se ve en el pueblo como la última posibilidad de discutir la supremacía a Cayetano Salgado, nuevo amo de Pueblanueva, que la ejerce con la impunidad que le proporciona su poder económico. Sin embargo, el carácter indeciso de Carlos, y su desinterés por las cuestiones mundanas, llevará el enfrentamiento a derroteros inesperados. 
La pugna, que desciende también al terreno de las pasiones e implica a la mayor parte de los personajes, encarna vivamente el choque de épocas y mentalidades que se produce en la Galicia de preguerra, en una sociedad que transita, en plenos años treinta, del siglo XIX al capitalismo sin que apenas cambie nada fundamental. 
El gran éxito de la adaptación televisiva de Los gozos y las sombras, veinticinco años después de su publicación en 1957, convirtió la novela en un auténtico fenómeno editorial.

Me leí Los Gozos y las Sombras cuando tenía, más o menos, 17 años. Como ya sabéis tuve la suerte de crecer rodeada de libros, y de vez en cuando hacía batidas por los armarios de casa por si me llamaba la atención algún libro. Solía coger un botín de seis o siete libros, los llevaba ávida a mi habitación y en seguida me ponía con uno de ellos. Por regla general los restantes no los llegaba a leer, cuando me cansaba de verlos danzando por la habitación los devolvía a su lugar de origen. Hasta la siguiente vez que me diera por hacer batida.

En una de esas me topé con la trilogía del señor Torrente Ballester. Y la suerte se puso de mi lado, porque fue el afortunado elegido para la lectura. Y sí, fue suerte, porque me gustó mucho, pero es que soy incapaz de cuantificar la clase maestra de escritura que fue para mí en ese momento de mi vida.

Recuerdo que me leí los tres libros del tirón, me duraron bien poco. Y, con respecto a su lectura, ya no recuerdo más.

Pero lo propusieron en el Club de Lectura para leerlo en los meses de verano, por lo tocho de la trilogía, y ahí que me lancé, a la relectura, con la esperanza de recordar algo mientras leía. Esperanza vana, he de decir. Mi memoria borró completamente los datos de este libro, salvo el que me gustó mucho y que disfruté de su lectura, no guardó nada más. Ni personajes, ni parte de la historia, nada. A ese respecto ha sido como leerlo de nuevas.

Y creo que le he sacado más jugo ahora que entonces, a todas las tramas, las subtramas, los personajes principales, los secundarios, el escenario. Hasta al trasfondo político. Porque tiene mucho jugo que sacar.

Los Gozos y las Sombras es una novela (porque, aunque es trilogía es como una sola novela dividida en tres partes para comodidad de los lectores) costumbrista. Retrata fielmente la vida en un pequeño pueblo de Galicia en los años 30 del siglo XX. Este pueblo tiene la particularidad de estar dirigido por el dueño de los astilleros, que hace y deshace a voluntad, como un señor feudal en su castillo. Tiene hasta derecho de pernada. Allí las mujeres solo son moneda de cambio con el señor para conseguir un puesto en el astillero o algún favor que necesiten del amo. Porque le llaman así: el amo. Esto, particularmente, me ha cabreado mucho. Evidentemente hay que poner cada lectura en su contexto, y estamos hablando de una novela de los años 50 ambientada en los 30, escrita además por un señor afín al régimen de un dictador donde el papel de la mujer era nulo. Pero aun así me ha cabreado mucho el ninguneo que se le hace a la mujer en ese aspecto. Eso sí, el señor escritor, para sorpresa mía tras leer su biografía, se desquita con los dos mejores papeles femeninos que me he encontrado en mis andanzas por la literatura: doña Mariana y Clara. 

Estas dos mujeres, una anciana y la otra joven son opuestas en muchas cosas, pero iguales en una: son odiadas por el pueblo. ¿Por qué? Pues porque son dos mujeres fuertes que no necesitan a nadie para sobrevivir. Estos dos personajes son los más fuertes de toda la novela. La mayoría de los personajes masculinos son débiles, de carne, de fuerza o de espíritu. Todos y cada uno de ellos tienen una debilidad que les hace parecer de alguna manera deficientes en sus vidas. Pero las mujeres no, las mujeres son peculiares, pero todas ellas son fuertes, y por encima de ellas están Clara, con mucho mi personaje favorito, y doña Mariana, que tenía sus cosas, pero se me hizo de querer.

En el club estuvimos hablando toda la sesión del libro, de sus personajes, de las situaciones, y nos faltó tiempo. Le habríamos dedicado dos sesiones, incluso tres. Me tiraría escribiendo y escribiendo todo lo bueno que me ha parecido el libro, con ejemplos, con pequeños resúmenes, y aun así, me quedaría corta.

Es por eso que para abreviar solo diré que es una gran obra de la literatura española. No solo por la historia, que no tiene desperdicio y que siempre te deja con ganas de saber más, sino por lo bien que está escrita. Con tantos personajes, son todos reales y con calado, y, por más que a veces a mí no me haya gustado algo de ellos, con coherencia. 

Por todo ello me alegro infinito haber leído de nuevo Los Gozos y las Sombras, y no me cansaré de recomendarlo, como he hecho desde que lo leí por primera vez aquel verano de mis 17 años.



viernes, 7 de octubre de 2016

CUMPLE BLOG: ¡6 años ya!




Seis años. 

900 días. 

Con sus horas, sus minutos y sus segundos. Y su vida transcuyendo por esos 900 días.

Todo ese tiempo ha pasado desde que decidí abrir este blog. Jamás imaginé que lo mantendría abierto tanto tiempo, ni que me fuera a dar tantas alegrías. Pero mira, ha sido una constante en mi vida desde entonces, una lucha agotadora a veces por publicar una sola vez a la semana, y cuando decidí compartir mis vivencias con Mamá en Apuros, dos veces. Ha habido semanas en las que no he llegado a la reseña, al Mamá en Apuros o a ninguna, pero siempre lo he intentado. Vaya si lo he intentado.

Estoy muy contenta con las cifras del blog: muchas reseñas, muchas publicaciones de los viernes, y muchas alegrías. Es verdad que antes me preocupaba más por número de visitas, de seguidores y de comentarios, pero asumí que mi tiempo es el que es, y que no podría hacer milagros, con lo que establecí unas prioridades. El blog es una prioridad, pero no así su visibilidad. Tengo pocos lectores pero son muy fieles, y es para ellas (o ellos, aunque son los menos) que procuro no faltar a mi cita cibernética.

Y es que no resulta fácil. El blog es para mí mi segunda criatura. Lo abrí con un bebé de un mes, que por suerte era una bendita y me dejaba leer mientras le daba el pecho, y luego fui haciendo malabares para mantenerlo, para leer y reseñar. Pero ella también me dio la clave para dar salida a mis ansias de escribir (porque son eso: ansias), y decidí contar parte de mi vida (a veces exagerada, pero nunca inventada) para desahogarme y entretenerme a partes iguales.

También debo agradecer a Papá en Apuros, lector en la sombra, que cuando pienso que no se entera, aparece con una caja de trufas para celebrar el cumple blog de mamá. Para un año que no le doy importancia, se la da él.

Me gustaría hacer un sorteo, para celebrarlo, aunque aún no lo he pensado lo suficiente. Estad atentas (o atentos) porque en cuanto le dé forma a algo lo publicaré. Pero no os preocupéis, será algo sencillo, algo como ir a Mordor a encontrar el anillo fundido y volver para contarlo… No, las normas serán fáciles y los requisitos sencillos.

Porque seis años no se cumplen todos los días por la blogosfera. Y con ganas de seguir otros seis más…

¡Gracias a todas (y todos) los que me leéis, y un abrazo especial para las que además comentan! Sin vosotras este día no habría sido tan especial.