domingo, 15 de enero de 2017

Los caballeros las prefieren rubias. Pero se casan con las morenas, Anita Loos




Sinopsis (Casa del Libro): Anita Loos comenzó a esbozar Los caballeros las prefieren rubias durante un viaje en tren en el que se encontró a una rubia aspirante a actriz de Hollywood que «no dejaba de ser atendida, mimada y halagada por todos los hombres. Si por casualidad se le caía la novela que estaba leyendo, había bofetadas por recogérsela; yo, sin embargo, bajaba y subía la maleta sin que ningún hombre pareciese reparar en mis esfuerzos. […] ¿Por qué esa chica me daba cien vueltas en atractivo femenino? ¿Estaría su fuerza (como la de Sansón) en el pelo?». Esta obra irrumpió en el mercado editorial con un éxito hasta entonces desconocido. Más tarde, animada por su marido y sus amigos, Anita Loos escribió…Pero se casan con las morenas, donde Lorelei Lee (la protagonista de ambas obras) y su inefable amiga Dorothy volvías a hacer las delicias del lector con su gran sentido del humor y sus peculiares consideraciones sobre la vida.



Vi esta novela en una oferta del Kindle Flash, que tanto daño le está haciendo a mi bolsillo, y no me pude resistir. Como soy de naturaleza ignorante, no sabía que la famosa película protagonizada por Marilyn Monroe estaba basada en una novela de Anita Loos, quien además de escritora, con colaboraciones en varias revistas importantes, también fue guionista para la Metro Golden Meyer. Sí, lo he sacado de la Wikipedia, pero me pareció importante compartirlo.

En la edición que compré venía un prólogo escrito por la propia Anita Loos donde contaba cómo se le ocurrió la idea para la novela, y cómo, casi por casualidad, se la publicaron. Cuando esbozó las primeras líneas no pudo imaginar la repercusión que tendría y lo actual que resultaría 80 años después (he hecho el cálculo aproximado, lustro arriba, lustro abajo).

Me puse con él enseguida porque salía de una lectura intensa, y quería despejar mi mente. Algo ligero. Algo que permitiera descansar a mi neurona, que ya no daba más de sí, y en la blogosfera ponían muy bien a estos caballeros, de modo que ahí que me lancé. Aunque, debo confesar, que mis expectativas andaban algo bajas. Quizás por las lecturas que había ido encadenando, costosas y lentas, pero no esperaba yo lo que me encontré al final.

La novela está escrita a modo de diario, que la protagonista, Lorelei Lee, escribe porque el caballero que la corteja se lo aconseja. Ella se quiere dedicar al cine o al mundo literario, y es una buena manera de entrar. Desde sus propios pensamientos vamos descubriendo el tipo de persona que es, su estilo de vida, y sus más íntimos pensamientos. Entra de lleno en ese cliché de rubia tonta, que explota su tontería hasta niveles insospechados para conseguir sus objetivos, siempre de manera inocente, claro.

Desde el principio no he podido reírme más. Qué descaro tiene, qué inocencia descarada, qué todo. Encima me la imaginaba (imposible no hacerlo) con la cara y la voz (doblada, of course) de Marilyn Monroe, esos ojitos que solo ella sabía poner, de mira qué mona soy, y solo por eso me vas a regalar una tiara de diamantes.

Porque de eso vive la tía, de sacarles a los hombres tiaras de diamantes, ropa, viajes lujosos… No se priva de nada, y le da igual si el hombre es casado o no, total, ella solo se deja educar…

En todos sus viajes siempre va acompañada de su amiga Dorothy. Dorothy no podría ser más contraria a Lorelei. Para empezar, es morena, y ya sabemos que las morenas nos llevamos menos cosas en la vida, máxime cuando hablamos de sacarles cosas a los hombres. Pero Lorelei la acoge y se propone educarla a ella también. Y es Dorothy la protagonista de la segunda parte: Pero se casan con las morenas. Quizá porque la protagonista es distinta, tiene menos enganche que la primera parte, pero el mismo humor. La misma ironía fina, solo que ahora no nos encontramos con una rubia inocentona que es capaz de salir de un juicio grave solo con pestañear al juez, sino con una morena que no le van los juegos perspicaces y que se cuelga por cualquier perdedor sin un céntimo que se encuentra por el camino.

Todo ello contado por Lorelei, que ahora ha decidido ser literaria. Porque su prosa es sencilla, escribe tal como lo hablaría: resulta que, y bien que, pues entonces… Y mención aparte merecen sus “palabros”. El primero que pillé creí que era una errata, pero dos líneas más abajo me lo encontré de nuevo: huniforme. Con h. Me dolieron los ojos, pero aún así casi se me saltan las lágrimas al darme cuenta de que la autora lo había hecho adrede. Tiene más, como magneto en lugar de magnate, que cuando lo leí pensé que porque se había escrito en los años cuarenta, si no habría tenido un problema con los X Men…

Me resultó una lectura hilarante, cargada de ironía y mala leche, de la que disfruté hasta su última letra. Ahora me queda pendiente un revisionado de la película, que en su momento creo que vi, y digo creo porque no me acuerdo de nada en absoluto.



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