Un terrible virus ha hecho mella en la corona, por lo que los servicios secretos (guardia secreta del rey) tienen que hacerse a la mar y salir a buscar al único sucesor, el número 136 en la lista de sucesión, y a su hija, que están en las colonias del otro lado del mundo.
Mientras, Mau vuelve de la Isla de los Muchachos, convertido en un hombre, y pensando en cómo lo van a recibir en Nación cuando se ve arrastrado por la gran ola. Este tsunami destruye la isla entera y a todos sus habitantes, y deja como regalo a la Sweet Judy, el barco en el viajaba la hija del único sucesor a la corona, con la única superviviente a bordo, si no contamos al molesto loro.
Esta es la historia de Mau, que se queda sin alma al no haber nadie para dársela cuando llega a la isla, y de Daphne, una dama aristócrata que debe olvidar todas las formalidades que su abuela le enseñó para sobrevivir en la isla de Nación. Y de la voz de los Abuelos, que gritan ofendidos a Mau, el único que puede escucharles, para que no olvide las tradiciones y se pierda la historia de Nación. Pero a Mau nadie le ha enseñado las canciones, pues solo era un muchacho cuando se fue...
Me encanta Pratchett y la imagen que se forma del mundo. Este libro es muchas cosas: es entretenido, divertido, un poco historia de amor (pero muy poco, la verdad), y muy, muy satírico. Es la versión de las colonias inglesas y de los propios ingleses colonizadores que tiene el autor, aunque no es Inglaterra, y el mar donde están las islas no es el pacífico, sino el Gran Océano Pelágico Meridional.
La novela la protagoniza Mau, un joven de una isla llamada Nación, que vuelve de pasar la noche en la isla de los muchachos como transición de niño a hombre. Pero cuando vuelve le sorprende la gran ola, de la que se libra de milagro. Pero cuando arriba a la costa se encuentra con todo el pueblo arrasado, casas, perros, cerdos... Y personas. Se encuentra con Daphne, que sobrevive con los víveres del barco naufragado en el que viajaba, a la que llama Joven Espectro, no sólo por lo blanco de su piel, sino también por su vestido blanco. Al principio no se entienden, pero saben que se necesitan, sobre todo cuando empiezan a llegar a la isla los supervivientes de islas más pequeñas. Su relación es compleja, los dos se convierten en líderes, pero es Mau quien dirige, pues es su Nación, pero sin Daphne no hubiera podido encontrarse a sí mismo, pues al volver del rito de la hombría no había nadie para darle un alma. Ahora no es ni niño ni hombre, solo es un demonio sin alma que empieza a cuestionarse las verdades absolutas de su religión.
Todos y cada uno de los personajes que aparecen tienen su profundidad, pero es en Mau y en Daphne donde más se ha esmerado Pratchett. Sin embargo, no es una novela de personajes, es una historia de supervivencia, y de superación. De dejar atrás lo que nos han enseñado desde niños, esas creencias que se han anclado a nosotros de tal manera que, aunque quieras ver las cosas de distinta manera siempre tiran de tí hacia lo conocido. Pero ambos protagonistas lo consiguen, superan ese muro que separa a “los salvajes” de los “civilizados”, el muro que disfraza la verdad de religión, contestando con sencillas respuestas a preguntas complicadas, y descubren que el mundo no es como les enseñaron, y dedican el resto de sus vidas a enseñar a las siguientes generaciones a pensar por sí mismos para llegar a la verdad.
Y todo ello con el humor que caracteriza a Pratchett. Es cierto que no todo lo que he leído de él me ha gustado, algunas novelas del Mundodisco (un mundo plano como una pizza sostenido por cuatro elefantes que viajan a bordo de una gigantesca tortuga por el espacio, y lleno de magia) me han cargado, se me han hecho pesadas, pero Nación no tiene nada que ver con ellas ni con ningún mundo fantástico. Es realidad, realidad alternativa. Pero plagado de situaciones cómicas, algo muy difícil de hacer en situaciones dramáticas como lo son algunas de las vividas por los protagonistas, ironía y mucha sátira.
Y pese a ello, no me ha parecido una novela ligera, de estas que te divierten y luego olvidas. A mi me ha hecho pensar sobre varias cosas. Me ha hecho reflexionar acerca de la facilidad que tiene el hombre (el hombre blanco en general, así ha sido históricamente) de creerse superior a los que son diferentes de él. Y esto no ha sido así únicamente en el pasado, ahora lo vivimos casi día a día. Si el del al lado no reza al mismo dios que tú es que está equivocado, (El otro día vi en las noticias el revuelo que se montó porque un pastor estadounidense quemó un Corán), y si no tiene las mismas inclinaciones políticas simplemente es que es gilipollas, porque todo el mundo normal puede ver que la verdad es la que tú (y tu partido preferido) proclamáis. Eso solo por poner un par de ejemplos, pero creo que hemos evolucionado poco a este respecto.
Y, como nota final, empecé a leer el libro el once de marzo, día en el que Japón fue víctima de un terrible tsunami. Fue una desgraciada coincidencia, pues la novela comienza con la gran ola que arrasa Nación y buena parte de las pequeñas islas de alrededor. Algunos pensarán que es una tontería, pero esta coincidencia me afectó un poco...
Resumiendo: yo no tengo notas para puntuar los libros, pero en Anobii le he dado cuatro estrellitas. Vamos, que lo recomiendo, sobre todo a los que le guste el humor, pero no le importe soportar algo de drama.
Nación
Terry Pratchett
Editorial Timunmas
453 páginas