Pues ya llega otro año, y toca hacer balance.
Para ser una persona a la que no le gustan las listas, la verdad es
que los balances de fin de año me encantan, aunque quizás listas y balances no
sean lo mismo. Es como con el coche, nunca me gustaron los rancheras y por eso
tengo un muy útil station wagon.
Este ha sido un año bueno. No un súper año, la verdad, pero ha sido
bueno a grandes rasgos. Aunque he de reconocer que el año pasado estaba más
satisfecha a estas alturas de lo que lo estoy a fecha de hoy.
Lo menos bueno
La gestión del tiempo se lleva la medalla de oro en lo peor del año.
Empecé con mucha fuerza, con muchos planes, y los mantuve… durante dos meses.
Luego llegó la primavera y me fui desinflando, no sé qué hacía con las horas,
pero se me escurrían por los dedos. Y llegó el verano. Cambié el horario por
temas de conciliación, y concilié con la niña, pero no con la escritura. Se me
hizo imposible.
De modo que de escribir mil palabras al día me he visto y me las he
deseado para escribir dos entradas (unas ochocientas) a la semana. Maaaaal. Muy
maaal.
Entradas del blog
En este apartado, aunque a trancas y barrancas, no estoy descontenta.
Me las he ido apañando, aunque al final he fallado alguna semana que otra (como
las últimas dos, por ejemplo). He publicado 38 reseñas y, de lo que estoy más
orgullosa, 35 mamá en apuros.
Lecturas
He leído 50 títulos. Número redondo que se me repite, ya que son los
mismos que el año anterior. No todos han sido buenos, qué le vamos a hacer,
pero sí que he disfrutado de muchos.
Elmanjar inmundo, de Javier Quevedo Puchal, una revisión de
los cuentos clásicos con un flitro de terror.
Confesionesde una heredera, de la ilustre
escritora y también bloguera Belén
Barroso. Risas aseguradas en formato Jane Austen.
Loslugares pequeños, de Paco Tomás. Un collage inmenso de una
persona rota.
Cicatriz, de Juan
Gómez-Jurado. Acción y más acción aderezado con un poco de intriga.
Canadá, de Richard
Ford. Esperaba más de esta novela, pero me ha parecido espesa y
sobrevalorada.
La
vida sexual de Catherine Millet,
de Catherine Millet. Lo cogí con
mucha expectativa, por cómo hablaba de su propia sexualidad con tal descarnamiento,
pero resultó tan descarnado, tan falto de pasión que me aburrió.
Confesiones
de un joven novelista, de Umberto Eco. Lo empecé a leer porque el
tema me interesa, pero no me enganchó. Quizá no era el momento adecuado. Lo
retomaré más adelante.
El
cementerio sin lápidas, de Neil Gaiman. Lo cogí en la biblioteca,
en la sección infantil ya que va destinado a ese público, pero no me dijo nada.
No es el primero que no me gusta de este autor, por lo demás genial.
También empecé el Tarro Libros,
pero al final nunca encontraba suelto para cuando terminaba un libro, de modo
que lo abandoné. Total, tengo una lista con los libros que leo, los voy
numerando, con lo que ya sé cuántos euros he “ganado”. Además, creo que voy a
saltarme las normas (porque yo lo valgo) y en vez de libros, con ese dinero me
voy a comprar la licencia del programa de escritura Scrivener.
Pues no, no he terminado el reto. Peeeerooooo, pese a no haberlo terminado,
estoy muy contenta. ¡He leído seis libros en inglés! Pero libros de verdad, no
de nivel. Y no todos precisamente cortos. Como estoy tan orgullosa de ello,
hago la lista (y eso que no me gustan):
·
- Revival, de Stephen King. El primero tenía que ser del rey. Un relato muy oscuro, incluso para él. Disfruté de la historia, y del estilo también.
- The Sleeper and the Spindle, de Neil Gaiman. Un cuento de hadas un tanto… peculiar.
- The Martian, de Andy Weird. Sin duda del que más he disfrutado. Una historia de pura supervivencia.
- With Every Letter,Sarah Sundin. Una lectura conjunta que es mejor dejar en el olvido. Aunque tuvo sus cosas buenas.
- Fangirl, Rainbow Rowell. Entretenida y divertida. Aún tengo que escribir la reseña.
- Shopalcoholic on Honeymoon, de Sophie Kinsella. Una divertida historia corta de la adicta a las compras en su luna de miel. Confieso que lo elegí por ser corto y para subir puestos en la lista.
Tengo un gran propósito: gestionar el tiempo. No sé cómo lo haré, pero
*coge
un puñado de tierra y levanta el puño hacia el cielo* a dios pongo por testigo que conseguiré crear
una rutina de nuevo.
Y conseguiré escribir más de una reseña a la semana para tenerlas
programadas y no ir a trompicones. Y escribir más mamá en apuros, aunque tenga
que azuzar a las mamás del cole para que se vuelvan a pegar entre ellas. (Bueno,
eso suena a medida desesperada…)
Y, sobre todo, espero volver a disfrutar escribiendo, que cuando
pierdes la rutina parece que se te viene el mundo encima cuando toca escribir y
no tienes nada que contar.
Os deseo para el año que viene felicidad y muy buenas lecturas