lunes, 28 de abril de 2014

Za Za, Emperador de Ibiza, de Ray Loriga



Como pudisteis ver en esta entrada, donde anunciaba la maratón de lectura, mi relación con Ray Loriga viene de lejos. La ficticia, claro, no la real (aunque por mi no hubiera sido, ya lo digo...). El caso es que me apunté de cabeza a la lectura conjunta y debo decir que he disfrutado mucho.

Za Za es un dealer retirado en la isla de Ibiza. Dealer, que ahora está muy de moda el inglés para ciertas palabras, no es ni más ni menos que camello. Traficaba con coca, y lo hacía muy bien, y se retiró en todo lo alto para conseguir una jubilación tranquila. Pero su tranquila e inocente vida se ve truncada cuando un barco llamado ZAZA entra en el puerto de Ibiza proyectando su sombra sobre él, literal y figuradamente. A partir de ahí comienzan una serie de malentendidos y situaciones estrámboticas hasta llegar a un final cuanto menos inesperado.

Ray Loriga siempre ha sido un escritor diferente. No es un escritor de grandes historias, lo suyo es la introspección, el sentimiento, la lírica. Cuando intenta hacer algo más convencional no suele cuajar. Le fallan los personajes, no los profundiza, y a veces incluso la historia. Por eso me alegro mucho de haber leído Za Za, Emperador de Ibiza. Porque es de todo menos convencional.

Me he vuelto a encontrar con el Loriga que me encandiló con sus letras, el mismo pero diferente. Más maduro, sí (el tiempo pasa para todos), pero en lugar de la angustia existencial que inundaba sus primeras obras, hay una ironía fina, un humor inteligente que desborda las páginas y te lleva de la mano y de la sonrisa hasta el final. Me encanta cómo ha jugado con los paréntesis, poniendo en ellos comentarios aparentemente inocentes pero cargados de mordacidad.

He dejado el libro lleno de papelitos naranjas señalando partes que me han gustado especialmente, pero, cosas de la vida, no he marcado ninguno de los paréntesis de los que hablo. Sin embargo, aquí os dejo unas muestras (sin paréntesis), por si os pica la curiosidad:

"Hay cementerios diseminados por el mundo entero (fruto de culturas muy dispares) que dan fe de nuestro cuidado por la forma y por la esencia que se esconde o no tras un bordado, en el remache de un féretro, en los perfiles exactos de los más variados monumentos funerarios; se diría que persistimos en el matiz mucho más allá de la brutalidad de la muerte."

"Todos los tontos saben estas cosas, pensó, todos los tontos ven conejos y bicicletas en las nubes y se sienten obligados a pensar en ello por un segundo".

"No hoy, claro, pensó Za Za, que ya estaba acostumbrado a que le envolviesen para mañana lo que necesitaba hoy."

"Pronto es una palabra que suele querer decir nunca."

"Za Za cogió la suya y la miró (la cerveza, no a la chica) con profundo desprecio."

El final ha sido lo más polémico de la lectura. No me parece del todo desacertado, pero me ha resultado tan precipitado, tan poco preparado, que me ha creado mucha incertidumbre. Me hizo dudar sobre lo leído. Pero aún así, no desmerece el resto del conjunto.

Me alegro muchísimo de haber participado en esta lectura conjunta, muchas gracias María por organizarlo todo y contar conmigo, porque me he vuelto a encontrar con un viejo amigo, con un poco convencional pero gran escritor. No puedo más que recomendar su lectura.


martes, 22 de abril de 2014

NAPOLEÓN EN CHAMARTÍN, BENITO PÉREZ GALDÓS


De nuevo tenemos a Gabrielillo en Madrid, tras la cruenta pero victoriosa batalla de Bailén, a punto de ver cómo entra el mismísimo Napoleón en la capital.
No puedo contar nada nuevo acerca de la narrativa de Galdós, me enamoró desde la primera palabra que leí suya, y aunque algunos episodios son más movidos que otros, la magistral pluma de Don Benito sale airoso siempre de todo. Este episodio trae poca batalla, pero en contrapunto, más intriga. Además, nos da un poco más de ración de la trama personal, la totalmente ficticia, pero no por ello menos interesante, sí, hablo de Inés, que la pobre se trae unos trajines...
Nos presenta Galdós en este episodio, el quinto de la primera serie, un Madrid tenso, que se prepara para la batalla que se avecina, con el francés acechando. Hay inquietud, hay noticias poco halagüeñas y hay quien las cree y quien no. Aquí Galdós nos hace una muestra clara del ambiente en que se vivía aquellos días haciendo hablar a varios de los personajes, muchos de los cuales ya conocíamos de episodios anteriores, y expresando opiniones por boca de ellos. La terquedad extrema la representa El Gran Capitán, dueño de la casa donde habita Gabriel, que se niega en rotundo a tener como ciertas las informaciones de que el francés avanza y los españoles se repliegan. Al final protagonizará una escena cómica y trágica a la par, en la que se niega a rendirse.
Por otra parte Don Diego, el mayorazguito destinado a casarse con Inés (ahora doña Inés, pero para mi siempre será Inesilla), representa el lado crápula de ese Madrid que se inicia también en la masonería, que frecuenta malas casas y peores compañías. Sigue influenciado por Santorcaz, que aunque no aparece directamente, lo hace lo suficiente para crearle problemas a Gabriel.
El clero tiene también su muestra, y no quedan muy bien parados que se diga. Aunque se oponen al francés, están más preocupados por continuar con su buena vida, con hincharse a comer y a beber que en batallas o guerras. Y, muy magistralmente, mete Galdós una cuña dando a conocer las publicaciones de la época. Por lo que he leido en otras reseñas, parece ser que (por lo menos algunas) son libros editados de verdad en aquel entonces. La muestra es sorprendente cuanto menos.
Gracias a la lectura de este episodio me he visto de nuevo transportada al Madrid de la ocupación francesa, y me he reído con muchas situaciones y personajes y me he preocupado por España, por Madrid y por Gabriel, que se mete en cada lío por su buen corazón que no se lo merece.
El final, de nuevo, es de infarto, queda Gabriel en una situación muy comprometida. Casi no puedo ni esperar a continuar con la serie.
Por cierto, que a mi ya, después de cinco episodios, me parece de lo más normal leer a Galdós, pero esta Semana Santa me ocurrió algo con mi cuñado que me hizo reflexionar. Compartíamos casa vacacional (no queda más remedio), y al dejar mi kindle a un lado me preguntó qué leía. Orgullosa contesté que a Don Benito, y él, resoplando, contestó: "Pues vaya tostón". Me indignó un poco, que considerara tostón un libro que ni siquera había hojeado. Pero me resigno, porque él no suele leer mucho, y porque así está el mundo, lleno de gente que juzga sin saber, y lo que es peor, sin querer saber. Pero, y aquí viene la moraleja de la historia, me hizo reflexionar en algo que necesitamos (me refiero al club de fans de DonBe), que no es otra cosa que... ¡camisetas! ¿Qué mejor manera de gritarle al mundo que se pierde una gran lectura y un gran escritor? ¡DonBe Rules!
Recomiendo, por supuesto, la lectura (a mi cuñado también, aunque no me haga caso) y suplico a quien se le de bien el diseño que tenga a bien pergeñar uno (aunque sea pequeño) para estampar en una camiseta. (Yo soy nula para el diseño, lo siento).
Y nos vemos en el próximo episodio, yo no pienso faltar a la cita.

lunes, 7 de abril de 2014

Dónde estás, Bernadette, de María Semple



Bernadette es famosa, aunque nadie lo sabe. Para Bee es su madre, distinta a las madres de sus amigas, y está orgullosa de ella. Para las demás madres del colegio es la altiva Bernadette, que se cree mejor que nadie y que no se relaciona con nadie. A Bee le han prometido que si saca sobresaliente en todo puede pedir lo que ella quiera. Y lo ha logrado. Y quiere un viaje en familia a la Antártida. Pero Bernadette desaparece y Bee hará lo imposible para buscarla.

Dónde estás Bernadette es una novela distinta que te atrapa casi desde el minuto uno. Podría incluirse en el género epistolar, o tal vez no, porque no solo son epístolas lo que contienen. De hecho ni siquiera son epístolas, pues son emails. Y también notas para jardineros, todo ello unido por la voz de Bee, que rellena los huecos libres de la historia que no cubren los mails. Esto hace que la lectura sea muy amena y ágil.

Gracias a los emails reconstruyes los personajes. Los que hablan en primera persona y de los que hablan. Y todos son geniales, algunos histriónicos pero no por ello menos creíbles. Con pocas pinceladas dota a todos de profundidad, y a algunos los amas (me encanta Bernadette, quizás por lo rara que es), y a algunos los odias.

En conjunto es una novela muy divertida, aunque también emociona mucho. No se queda sólo con un par de anécdotas divertidas, profundiza mucho más, siendo una historia compleja. He sufrido mucho con la desaparición de Bernadette, y he conjeturado, como Bee, dónde podría estar y qué habría podido pasar, temiéndome incluso lo peor.

El final, inevitable, es inesperado. Hay sorpresas, pero es el final que la historia merecía. Sin embargo, en el punto en el que acaba la historia echo de menos alguna explicación más, pero quizás se deba a mi naturaleza más que curiosa.

Resumiendo, es una novela muy divertida que te da más de una sorpresa, con un estilo narrativo diferente. Para pasar un rato entretenido y dejarte buen sabor de boca. Recomendada.

viernes, 4 de abril de 2014

Mamá en apuros: Carnaval



Las mamás en apuros no paramos ni un minuto. Ahora, con la llegada de los carnavales (sé que estáis leyendo esto una vez que han pasado ya, atribuidlo a la magia de la literatura, o que escribo a posteriori, claro), el trabajo se complica. Y este año, el doble.

Es el primer año de cole de MiniP, y como no fue a guardería no tuve que andar con disfraces ni tonterías varias. Tengo unas amigas que se pasaban la vida de acá para allá porque en la guarde los disfrazaban a todos de trogloditas y tenían que ir desnudos, y a ver qué tela le ponían y si encuentro el hueso de la cabeza. Además, implicaban mucho a los padres, que digo yo, si los llevaban a guardería era porque trabajaban ambos progenitores (es el 90% de los casos) y no creo que les sobrara mucho tiempo para andar con collages y disfraces.

Pero este año para mi la cosa cambia. En el cole tenían muy claro de qué les iban a disfrazar, y la verdad es que nos lo han puesto muy fácil. Como están trabajando con un proyecto de arte, enseñándoles a los niños los cuadros de Miró, iban disfrazados de eso, de cuadros de Miró. Esto también ha levantado polémica, porque claro, hay muchas madres que les parece que son muy pequeños y que no van a entender de arte. Pero claro, si los mayores no le encuentran sentido al arte, qué van a pensar, si, por supuesto, dan por hecho que los que son pequeños también son tontos. (O juzgan por su rasero, todo puede ser).

Las profesoras han sido muy previsoras y nos lo han dado todo desmontado para hacer en casa el disfraz: una bolsa de basura a la que hacer los agujeros para la cabeza y los brazos y dos dinA-3 con el dibujo de un cuadro de Miró sin pintar y su firma para pegarlo por delante y por detrás de la bolsa. Pintarlo y pegarlo ha sido la parte fácil de esta historia, aunque, como siempre, lo dejamos para última hora.

En una nota del colegio se nos llamó a los padres a una reunión para preparar el carnaval. Como ya he dicho, es el primer año de cole de MiniP, y el primero mío como mamá en apuros. Yo pensaba que era para decorar, como en Navidad, y a pesar de que no puedo participar por problemas de horario, acudí a la reunión. Pero, para mi sorpresa, no era para decorar, sino para preparar un espectáculo para que los niños (los de 3, 4 y 5 años) disfrutaran de una fiesta.

Como las mamás en apuros somos así, me apunté. Me lancé al vacío, sin miedo. Que no se diga.

Pensaba que sería cosa de poco, salir, hacer el tonto un rato y que se rieran los niños, pero fue algo más complicado de organizar. Para empezar, como a la reunión sólo acudimos cinco madres, tardamos dos días en reunirnos y hablar de lo que íbamos a hacer. En ese tiempo dos de las madres decidieron abandonarnos e irse con las mamás de cinco años, según la versión que tengo, porque no nos poníamos de acuerdo. Esto ayudó a crear una sensación de unión que no teníamos, ya que había un enemigo en común: teníamos traidoras.

El desayuno nos duró una hora más o menos, de la que dedicamos quince minutos a hablar del espectáculo. Decidimos canción, cambiando la primera elección, la taza y la tetera, por un mix de Miliki. Y decidimos pedir el gimnasio para ensayar por lo menos dos veces. El resto del tiempo cotilleamos de cosas que nada tenían que ver con la función, pero que resultaron altamente interesantes.

El primer día del ensayo llegó, y con él más enemigas. Resulta que las madres de cuatro años también querían ensayar ese día, y el director, muy ecuánime, nos pidió que compartiéramos el espacio. Un espacio grande, el gimnasio, pero que, al llenarse de niños gritones y de sus gritonas madres, impidieron bastante la labor de ensayo. El sonido no se escuchaba bien, y éramos constantemente interrumpidas por madres que llegaban o se iban. (Sólo una tenía la llave, y era de nuestro equipo). A pesar de todo, conseguimos esbozar lo que queríamos hacer. Gracias también a que una de nuestro equipo trabajaba de animación infantil, sin ella hubiéramos estado bien perdidas. Una vez quedó claro el papel de cada una, y cómo nos íbamos a disfrazar, el resto lo dejamos para otro día.

El último día de ensayo tuvimos el gimnasio para nosotras, afortunadamente. También fueron menos los niños que llevamos (ya sabéis, las mamás en apuros no tienen con quién dejar a los vástagos), por lo que tuvimos más tranquilidad. Una vez estuvo claro lo establecido el día anterior, nos dedicamos a ponerlo en práctica. Una y otra y otra vez. Estaba ya de Miliki hasta lo rojo de la nariz, pero he de confesar que me reí muchísimo y lo pasé muy bien. Nos quedamos conformes con lo que hicimos, pero nuestra duda era grande: ¿qué pasaría el día de la función? Porque no estábamos todas en el ensayo...

Y llegó el día. La función. Pensé que no podría ir, porque precisamente ese día le programaron a mi suegro una operación de varices, y nos fuimos al hospital temprano. Allí nos dijeron los médicos que bajaría al quirófano de los últimos y yo ya me temía lo peor. Que no podría ir. Pero mi suegro, que conocía el evento que tenía que representar, me estuvo echando del hospital desde las diez de la mañana, no fuera a llegar tarde, que a él ni le dormían entero y ya había pasado por eso. Lo importante era la niña. De modo que nos fuimos, resulta que soy mejor madre que nuera, y llegué cuando ya mis compañeras estaba pintadas y preparadas para el ensayo.

Y menudo recibimiento me esperaba. Todas con los brazos abiertos, porque no eran capaces de poner la música y las mamás de cuatro ya estaban hostigando con que si no, no lo hiciéramos que ellas se encargaban. Pero yo, que tengo mucha mano con la tecnología, puse la música y tuvimos un último ensayo con todas vestidas.

El mix de Miliki comenzaba con Había una vez un circo, por lo que teníamos payasos, que además presentaban el espectáculo. Continuaba con La Gallina Turuleta, para lo que tres mamás se habían vestido de gallinas y salían a primera fila a bailar. Seguía con Feliz, feliz en tu día, que cortaba un poco el rollo ya que era muy lenta, problema que supimos capear tirando globos y confetis a los niños, lo que ocasionó gran algarabía entre el público menudo (y gran regocijo nuestro, también). Acto seguido venía Susanita y su ratón. Que aunque la mamá ratón nos falló en el último momento, porque su pequeña se puso enferma (todas somos mamás en apuros), la mamá Susanita hizo buen papel, con un peluche ratón y bailando con las gallinas. Y, como broche final, Don Pepito (servidora) y Don José, que pusieron la guinda tirando los sombreros al aire y cayendo todos los personajes de culo.

Lo mejor fue la cara de mi pequeña al verme bailar para ella y para sus compañeros, esa cara de felicidad bien vale el cansancio y todos los apuros del mundo. Pero tuvimos otra recompensa más, puesto que uno de los payasos pidió permiso al director para subir a cantarles a los de primero (ya que la fiesta era exclusiva de infantil), y nos lo concedió. Y allá que fuimos, a berrear y pegar botes a los niños de seis años, que alucinaron con la visita del circo a sus clases.

Al final, merece mucho la pena ser una mamá en apuros.

martes, 1 de abril de 2014

GANADORES SORTEO ZA ZA EMPERADOR DE IBIZA

¡Hola a todos!
Sucede una cosa... He tenido tres participantes en el sorteo: Roberto, Isa y La Hierba Roja. Resulta que a dos de ellos ya le ha tocado el libro en otro de los blogs que lo sorteábamos, así que había pensado que no voy a hacer sorteo. Le voy a dar uno de los libros a Roberto, si le parece bien a Isa y La Hierba Roja, y el otro pues ya veré qué hacer con él.
Lo mismo me lo sorteo a mi misma, que no sería la primera vez que tengo dos libros iguales. De hecho, de este mismo autor, tengo las galeradas de El Bebedor de Lágrimas y el libro final, que me lo regalaron y me lo quedé. Soy así de obsesiva con Ray Loriga.
Roberto, enhorabuena y mándame tus datos postales a pilargcortes@gmail.com.
Espero que la decisión os guste a todos.
¡Dulces Dreams y Rock and Roll!