lunes, 19 de diciembre de 2011

Los diarios de Carrie, de Candance Bushnell


¿Quién era Carrie antes de Sexo en Nueva York? Esta pregunta está en la portada del libro, y es la premisa del mismo. Carrie Bradshow está en el último año de instituto y su sueño de ser escritora está a punto de romperse porque no la han admitido en The New School, un prestigioso curso para escritores en Nueva York. A lo largo del año Carrie se enfrentará al amor, sus amistades cambiarán, y su visión del mundo también se verá transformada. Todo lo que le suceda sentará las bases de la mujer que será en el futuro, esa columnista que todos conocemos gracias a Sexo en Nueva York.

Me gusta este tipo de literatura. Es entretenido, es ágil, y te sumerge en la historia de una manera muy rápida, lo que lo hace genial para cuando tu tiempo de lectura se ve limitado a minutos sueltos durante el día. Estos diarios, además, tienen la ventaja de que hablan de un personaje ya conocido, bien sea por el libro de Sexo en Nueva York, por la famosísima serie o por las películas. Carrie Bradshow no es desconocida para nadie, y todo el mundo piensa en ella con la cara de Sarah Jessica Parker. Yo leí el libro original hace ya como mil años, de hecho no me acuerdo de él. No sé si me gustó o no, tengo un gran vacío en mi mente con respecto a él. Pero sí he visto la serie, la están echando en bucle en un canal de la tdt, así que la tengo bien fresquita en la memoria. Quizás sea por eso que me ha gustado mucho este libro. Porque veía a S.J. Parker con 16 años, cuajándose como Carrie Bradshow, y porque la veía reflexionar sobre sus relaciones con los chicos, las de sus amigos, y sobre la amistad de la misma manera que en la serie.
La narración es muy ligera, como ya he dicho. Al llamarse Los diarios de Carrie, pensé que iba a estar narrado en plan: querido diario, hoy me ha pasado esto... Pero no. Está escrito en primera persona, pero no en pasado, sino en presente. Lo que te hace estar junto a ella mientras vive su vida, casi como un personaje más del libro. Los personajes secundarios no tienen desperdicio. Tal y como la vemos en la serie, Carrie es un animal social, necesita amigos, y en el instituto tiene un grupo. Pero no son los guays, no son los populares. La abeja reina es Donna LaDonna y Carrie se ve enemistada con ella a causa de un chico. He aquí un rasgo que me ha encantado del personaje: pese a ser insegura en algunos (muchos) aspectos, frente a la adversidad, frente a personas que la ofenden, ella se crece. Contesta con inteligencia e ironía. Y no se viene abajo.
Y también conocemos a su familia. A su padre, un hombre sensible que se ve a cargo de sus tres hijas cuando fallece su mujer, que era la fuerte de la relación. Y a sus hermanas, más pequeñas que ella. La menor de ellas, Derrit, se está convirtiendo en delincuente con tan solo 13 años, lo que le causa más de un quebradero de cabeza durante el año.
En fin, no será la novela del año, pero resulta entretenido tanto por la forma como por el fondo. Lo recomiendo para fans de la serie. Y para los que no lo sean también, ya que es una forma muy buena para conocer a la adolescente Carrie Bradshow.
Os dejo el trailer de Sexo en Nueva York (la película), por si alguien no lo conocía...




Los diarios de Carrie
Candance Bushnell
Editorial Montena
411 páginas

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Bebedor de Lágrimas de Ray Loriga


Sinopsis (de la contraportada):
Dicen que hace unos cien años, una chica prometida en matrimonio fue engañada por un falso enamorado para ser luego burdamente despreciada.
Dicen también que sus lágrimas trajeron hasta ella a su pretendiente, que vengó la afrenta matando al traidor antes de despedirse de su amada.
Y dicen que, desde entonces, el Bebedor de Lágrimas vaga aún como alma en pena arrastrando su espada por entre los olmos con el propósito de vengar a toda chica engañada.
Eso dicen… aunque a sus dieciocho años, Adela no cree en fantasmas, ni en leyendas de nobles húngaros, ni en maldiciones eternas. Recién llegada a la universidad de Carnwell, está feliz y desea coger las riendas de su vida. Pero la muerte se cierne como una pesadilla sobre el campus y trae consigo el eco de una maldición extraña.

Sigo a Ray Loriga desde que un día me encontré con Héroes, y al abrirlo leí que dicha novela recibió el primer premio de Novela El Sitio el día 3 de mayo de 1993. Precisamente ese día es mi cumpleaños, yo, que en el 98 (que es el año en que lo compré en edición bolsillo) tenía apenas 20, deduje que era el destino y me lo llevé para casa. Y efectivamente debió de ser el destino porque me enamoré completamente de su prosa. Bueno, y un poco de él, que en la foto de la portada sale con pinta de malote y eso era irresistible para mi en aquella época.
Cuando lo leí, descubrí además que su forma de escribir, anárquica y poética, era muy parecida a la mía, con lo que conectó de una forma espiritual conmigo. Los temas de los que hablaba en Héroes, y más tarde en Caídos del Cielo y en Lo peor de todo (digo más tarde porque es el orden en el que los compré) también se identificaban conmigo, con esa rabia adolescente que no se sabe muy bien de donde viene, pero que desemboca sobre el mundo entero.
Por eso, cuando me enteré que sacaba su nueva novela me atreví a contactar con la editorial y pedirla. Alfaguara fue amabilísima, y me envió, en una preciosa caja, un ejemplar en pruebas de El Bebedor de Lágrimas. Desde aquí les doy las gracias mil veces.
Con el paso de los años esa forma anárquica ha dado paso a una forma más lineal de escribir, a historias más cerradas, y a otros temarios.
El Bebedor de Lágrimas es una historia con tintes góticos, con fantasmas, afrentas que vengar, muertes en circunstancias extrañas y sus inevitables investigaciones. Una historia de misterio. Una historia de fantasmas. Algo que huele a clásico. Pero con Ray Loriga nada es lo que parece, y lo que tenemos es una historia de las de toda la vida escrita como nunca antes. Una historia con tintes góticos, pero muy del siglo XXI, donde los estudiantes salen de fiesta, toman drogas y luego lo cuentan en el facebook y en el twitter. El narrador es omnisciente, y lo cuenta todo sin artificios. No hay giros sorpresivos. Desde el principio sabes quiénes son los malos y quiénes los buenos. Lo que no le quita enganche a la novela.
El estilo narrativo me ha parecido genial. De hecho, la primera parte la estuve saboreando como quien toma un buen vino, a sorbos pequeños, paladeando cada palabra. Era pura poesía. Comenzando por el principio, cuya frase inicial me dejó anonadada, seguí subrayando casi cada párrafo porque me parecía excepcional. Y casi más por el envoltorio que por lo que contaba. Después de la fascinación inicial me fui metiendo en la historia, y descubrí a unos personajes que no son lo que parecen a primera vista, algunos de ellos entrañables, otros realmente odiosos. Todo contado con un grandísimo sentido del humor. Se nota que el autor se ha divertido escribiéndola. Además, pese a ser una trilogía, la historia del libro se concluye, dejando, evidentemente, una puerta abierta para la segunda parte.
Yo desde luego espero esa segunda parte, porque con ésta primera he disfrutado muchísimo. Sé que en general no tiene buenas críticas, pero yo lo recomiendo. Eso sí, quien quiera leer este libro tiene que estar seguro de que va a leer algo diferente.

El Bebedor de Lágrimas
Ray Loriga
Alfaguara
231 páginas

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Miércoles Musicales #8

Hoy os traigo una entrada musical no porque no tenga nada que publicar en el blog (que también), sino porque quería mostraros un grupo que me encanta, y que es una pena que solo haya sacado tres álbumes al mercado. Se trata de Circodelia.
Este grupo se creó en 1994, pero no fue hasta el 2002 que grabaron su primer disco, Las Chicas de las Canciones, tras ganar el concurso Villa de Madrid.
Su estilo está definido como Glam Rock. Yo no entiendo mucho de etiquetas, solo diré que hacen rock, que tienen un sonido diferente y unas letras buenísimas, con mucho sentido del humor también.
Después de mucho buscar, al final me decido por una canción que no tiene vídeo, pero que alguien ha tenido la amabilidad de montar con su letra de fondo. Espero que os guste tanto como a mi, y os emplazo a buscar algo de este gran grupo. Están en spotify.
¡Feliz Miércoles!

viernes, 18 de noviembre de 2011

Todo lo que muere, de John Connolly



Charlie Parker, apodado Bird por el cantante de jazz, es un ex-policía y ex-alcohólico. Su matrimonio no iba viento en popa, y él se estaba acercando peligrosamente a la línea que separa la cordura de la locura del alcohol, pero no estaba preparado para encontrarse a su mujer y a su pequeña hija asesinadas brutalmente en su casa. Varios meses después, y tras la búsqueda infructuosa de su asesino, acepta hacerle un favor a un amigo y decide investigar una desaparición. Pero no todo es lo que parece en ese caso. Entretanto el asesino de su esposa se pone en contacto con él, arrastrándole a una espiral de muerte. ¿Conseguirá Bird resolver el asesinato de su esposa y de su hija?

No soy muy dada a leer novela negra, ya lo he contado alguna vez, aunque me gusta verlo en el cine y en las series de televisión. Sin embargo esta novela de Connolly, primera de una serie de novelas protagonizadas por el detective Charlie Bird Parker, me ha resultado muy irregular como para determinar si me gusta el género o no.
Imagen de la lectura conjunta de Bitácora de (mis) lecturas
Decidí leerla gracias a la lectura conjunta que Bookworm organizó en su blog, pero la vida se me ha complicado un poco desde que lo decidí y casi no llego a hacer mi reseña. De hecho tuve que cambiar el día con Tatty, del blog El universo de los libros (muchas gracias) porque no me había terminado el libro aún en la fecha en que me tocaba reseñar. Por eso, quizás, hay un punto de negativo en mi valoración de la novela. Porque a intervalos de diez minutos no es manera de leerlo. Hay muchos personajes y muchas situaciones que, si no estás atenta, hacen que te pierdas. Pero empezaré por el principio.
El principio es algo espeso. El libro está escrito en primera persona, es siempre Charlie quien te cuenta la historia. Y es cierto que el prólogo, donde Bird cuenta su terrible pérdida, es muy interesante, pero luego se desinfla. No consiguió engancharme hasta la segunda parte. Luego vuelve a ponerse muy interesante, con el caso de una chica desaparecida, pero, y aquí me llevé una sorpresa, ese caso lo resuelve en la mitad del libro. Parece que va a haber un bajón, pero enseguida remonta con la reaparición de El Viajante, el asesino de su mujer y de su hija. Y ahí hay un crescendo, hasta un trepidante final que me ha tenido leyendo mientras me aplicaban descargas eléctricas en fisioterapia. (Nada de tortura, sólo cosquilleo...) Pero esto es algo que no me ha gustado nada. Me ha dado la impresión de que hay dos libros en uno. Porque son dos casos distintos, que sólo tienen en común el salvajismo de los actos de algunos seres humanos, que deberían ser expulsados de nuestra especie.
Aunque no todo es negativo en mi lectura, y menos teniendo en cuenta las circunstancias en las que lo he leído. Puntos positivos tiene muchos, para empezar, la narración. Ya he dicho que es en primera persona, un tipo narrativo muy difícil para una novela tan extensa. Sin embargo es muy fluida, aunque en ocasiones se me ha hecho algo pesada, y con demasiada paja, pero han sido ocasiones contadas. Y me ha encantado la ironía que desprende, y los diálogos tan bien escritos. Gracias a sus descripciones, detallistas, en ocasiones morbosas, pero sin entrar en lo gore, había momentos que casi veía el libro en mi cabeza.
Los personajes son tremendos, Charlie bien podría ser un cliché, que en líneas generales lo es: un ex-policía que carga con el asesinato de su esposa y busca venganza. Pero Connolly va más allá, lo dota de profundidad con su dolor, su ira, su culpabilidad. Y todos los demás, que ya digo que son muchos, están tan bien dibujados como el protagonista.
Otro punto a favor es que cuenta con todos los elementos básicos para una novela negra. Es de manual. Creo que todas las películas y series que he visto tratan de lo mismo: detective agrio debido a su pasado que busca venganza. Pero no es pesado. No es un “otra vez más de lo mismo”. Charlie no solo es dolor, ira y venganza. Es un detective que para matar el tiempo decide hacer lo que se le da bien, que es investigar. Es un ser humano que busca erradicar el mal que hay en el mundo, mal que ve reflejado en los asesinos en serie, como el que se llevó por delante a su mujer y a su hija. Es algo más.
Mi conclusión final es que le debería a este libro una relectura, en un momento de mi vida más tranquilo, aunque no me han quedado muchas ganas de ello. Porque no puedo estar segura de si los puntos negativos que le he visto han sido así de verdad, o debido a mi lectura dispersa y poco concentrada. Creo que le daré una oportunidad al segundo de la serie, y si no me convence diré adiós a Charlie Parker. Aunque ya digo que no será en un futuro cercano.


Todo lo que muere
John Connolly
Editorial Tusquets
432 páginas
Lectura digital

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Miércoles musicales #7

Llevo dos semanas con el blog abandonado, y es que estoy pasando lo que podríamos llamar una "pequeña crisis". No sé por qué, pero estoy agobiadísima con todo. También he estado un poco pocha de salud, mi peque está echando dientes y no sé qué más excusas ponerme, pero el caso es que no me apetece hacer nada. Ni siquiera escribir en el blog.
Quizás sea el cambio de estación, o el de la hora. Y el cambio de rutinas, claro. Ahora tengo que salir al parque con mi peque justo después de comer si quiero que vea un poco de sol, de modo que ese ratito de descanso después de comer ya no lo tengo.
El caso es que me tengo que reajustar con todo, mi vida no puede ser este caos que me lleva a la desidia. Así que, para empezar, recurro a un miércoles musical para arrancar de nuevo.
El mes pasado, justo el día de mi santo (doce de octubre), hizo cuatro años de un concierto que para mi fue mítico. Hice una pequeña crónica en mi otro blog, por si alguien quiere leerla. Hoy os dejo un vídeo de aquel concierto, con la canción que más me gusta de toda su trayectoria, que curiosamente es la única versión que tienen: Apuesta por el Rock and Roll (cómo no...)
Feliz miércoles!
 

Ya no puedo darte el corazón
iré donde quieran mis botas
y si quieres que te diga qué hay que hacer,
te diré que apuestes por mi derrota.

quítate la ropa, así está bien

no dejes nada por hacer
si has venido a comprarme, lárgate
si vas a venir conmigo, agárrate.

larguémonos, chica, hacia el mar

no hay amanecer en esta ciudad
y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar.

sé que ya nada va ocurrir

pero ahora estoy contra las cuerdas
y no veo ni una forma de salir
pero voy a apostar fuerte mientras pueda.

larguémonos, chica, hacia el mar

no hay amanecer en esta ciudad
y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar.

ya no puedo darte el corazón

perdí mi apuesta por el rock 'n' roll
es la deuda que tengo que pagar
y ya no tiene sentido abandonar
ya no tiene sentido abandonar
oh, oh, oh, no late el corazón.



miércoles, 26 de octubre de 2011

The Beats (Novela Gráfica)


The Beats en el caos de mi biblioteca
Esta novela gráfica hace un repaso por las biografías de los principales representantes del movimiento Beat, que surgió sobre los años cincuenta. Según la contraportada: “la generación beat desafió lo establecido e impuso una nueva forma de vivir y de hacer literatura.”

Es la primera novela gráfica que me leo, y como tal lo primero que he de decir es que me tendría que haber estrenado con otra. No me ha gustado mucho, la verdad. Los dibujos me han parecido poco agraciados, por decirlo de una manera suave, y además, estaban de adorno. Sobre todo en la primera mitad de la novela, que se centra en las tres principales figuras de la generación: Jack Kerouac, William S, Burroughs y Allen Ginsberg. En la segunda mitad, que trata sobre figuras más “secundarias”, o sobre el movimiento en Nueva York o en San Francisco, sí que ha habido algunos “capítulos” que me han gustado. El que más, el de Beatnik Chicks, acerca de las mujeres beats, que, tal y como dice en las viñetas, eran pocas, pero había. Y no sólo de adorno para estar al ladito de un beat, toda mona ella, vestida de negro y calladita. Hubo verdaderas chicas beats que escribieron y crearon arte, igual o mejor que el de los hombres. (Lo siento, me sale la vena feminista).
Otra cosa que no me ha gustado mucho es el texto. La información que ofrecen la dan con cuenta gotas, de una manera robótica, con saltos entre las informaciones, y encima, repetitiva. Como Kerouac, Burroughs y Gingsberg no solo fueron iconos beats, sino además, amigos, en cada uno de los capítulos de cada cual salen los datos más relevantes de los demás, y de otros amigos comunes. Con lo que lees lo mismo por lo menos tres veces.
Pero no todo va a ser malo. Pese a que el dibujo no me ha parecido agradable, y la narración repetitiva de datos aparentemente inconexos entre sí, la temática me ha parecido fascinante. He aprendido mucho de la generación beat, y he sacado mis propias conclusiones, también.
Jack Kerouac y Neil Cassidy, del que estuvo enamorado hasta su muerte
He de admitir que, como con muchas otras temáticas, la generación beat era algo que me tenía fascinada pero de la que sabía verdaderamente poco. Me había limitado a leer la novela más famosa de Kerouac, y de ahí a fantasear sobre una vida bohemia, viviendo entre arte, y mal comiendo de él. Ese era el imaginario que yo tenía de los verdaderos artistas, de los verdaderos escritores. Aquellos que buscaban la apertura de las mentes a través de las formas que fueran necesarias: drogas, sexo, violencia... Pero, gracias a este libro, he visto la verdad escondida detrás del mito.
Y no es que fueran grandes artistas, que lo fueron. De hecho fueron los pioneros, los padres de toda una forma de arte. Fueron los que abrieron las puertas a otras formas de pensar, los que pusieron sobre la mesa temas que antes no se tocaban, y mucho menos en la literatura. Los precursores de los hippies. Pero fueron también unos borrachos, violentos, y drogadictos. Los precursores también (creo yo) del sexo, drogas y rockandroll. (Lema, que, quitando las drogas, a mi me encanta, todo hay que decirlo).
El dato que más me ha perturbado ha sido el de William S. Burroughs, que mató a su mujer por jugar a Guillermo Tell. Ambos estaban borrachos y alguno de ellos pensó que sería divertido que Joan se pusiera una manzana en la cabeza para que William le disparara. Erró el tiro, que fue a dar en la frente de Joan. Ella murió al instante, y él se fue de rositas por un chanchullo que hizo con la justicia.
Y el siguiente dato perturbador de la lista es referente a Kerouac, que era homosexual, pero también homófobo. Mi pobre cabecita aún se está planteando cómo puede ser eso posible. ¿Cómo se las apañaba para no odiarse a sí mismo, para engañarse diciéndose que él no era homosexual, sólo lo era el que se la estaba chupando?
Conclusión: La novela tiene datos resumidos suficientes como para interesarte sobre la generación beat, y descubrirte el maravilloso (sub) mundo de los artistas de los cincuenta. Todo eso hace que en el recuerdo haya obviado la penosa narración y una ilustración poco favorecida.

The Beats
Harvey Pekar, de Piskor
(Editor: Paul Buhle)
451 Editores
198 páginas




viernes, 21 de octubre de 2011

Rock and Literature Dreams: La Resistencia #1

Lo primero de todo es explicar: este relato está basado en mi vida. Es real. Pero no todo. Cuando escribo tomo la realidad y la exprimo, convirtiéndola en ficción. Por lo que, aunque hay algunas situaciones que son reales, los personajes no lo son del todo. Es decir: cualquier parecido con la realidad es pura mala leche.

LA RESISTENCIA: CAPÍTULO 1. EL RETORNO

Tengo un nudo en el estómago, y solo soy capaz de mirar la hora del reloj del coche. Metida en un atasco importante, y en el primer día de trabajo. Avanzo unos metros. Miro por el retrovisor. De nuevo el reloj. Menos mal que siempre he sido muy nerviosa, y para no llegar tarde he salido con mucho tiempo de antelación. Pero de pronto vamos a hacer tarde como esto no avance. Malditas obras de la nacional.
Miro de nuevo el reloj, suspiro, y toco el paquete de tabaco. Como esto no vaya un poco más deprisa no me va a dar tiempo a fumarme uno antes de entrar. Y lo necesito. No me gusta fumar en el coche, pero... Antes de darme cuenta, y tras otro vistazo al retrovisor, ya he cogido un cigarro y lo estoy encendiendo nerviosa.
Ocho meses sin trabajar. Entre la baja en el embarazo y el tiempo de maternidad. Y justo después de lo que en mi mente llamo “el incidente”. Lo denomino así porque aún no soy capaz de analizarlo. Ni las causas, ni qué pasó en realidad. Si fui tan mala como dicen o fue un cúmulo de circunstancias creado por manos ajenas a mi. Pero de pensarlo se me encoge algo dentro, y no quiero más nervios de los que ya tengo. Avanzamos aún más, ya casi estoy en la intersección que tengo que coger.
Tiro la ceniza por la ventanilla y sigo dándole vueltas a la cabeza. No sé cómo me van a recibir. No sé qué tarea me van a mandar hacer. Tengo una ligera, bueno, más que ligera en realidad, sospecha, pero en el fondo no quiero pensar que vaya a ser así. Supongo que se reunirán conmigo, me contarán qué es lo que va a ser de mi a partir de ahora, el puesto que voy a ocupar y las labores que voy a desempeñar. Tiro el cigarro justo en el stop donde tengo que girar y enfilo ya sin atascos hacia la nave donde está la empresa. Al final sí que me va a dar tiempo a fumar otro cigarro después de todo.
Cuando cruzo la puerta de la empresa una sonrisa se pone en mi cara. Es falsa, por supuesto, provocada por los nervios, pero nadie parece darse cuenta. No hay mucha gente en recepción, sólo el guarda de seguridad (segurata para los amigos), y Mentxu, la recepcionista. Ambos me saludan con efusividad, me preguntan por mi pequeña, y por mi. Tras las mentiras habituales (todo bien, todo estupendo, genial, me alegro de verte, estás más delgada), me apunto la hora de entrada y me dispongo a cruzar la puerta hacia el infierno. Casi puedo ver las llamas saliendo por debajo de la puerta.
Antes de que pueda cruzarla, y de que en mi mente me convenza de que no es el infierno, que tan solo es un almacén más como otros tantos, baja por las escaleras Leticia, de Recursos Humanos. O Recursos Inhumanos, como a mi me gusta llamar al departamento que lleva ella. Departamento por llamarlo algo, porque están ella y su ordenador. Me sonríe, mostrando mucho los dientes. Casi me hace creer que se alegra de verme y todo.

- ¡Valen! ¡Qué alegría! ¿Cómo va todo? ¿Qué tal tu peque?
- Bien, gracias – creo que mi sonrisa también consigue colar. - Está enorme ya.
- ¿Ya empiezas? Qué pronto se ha pasado... ¡Bienvenida!
- Gracias.

Y tras la breve conversación, ella se mete al despacho y yo al infier..., digo, al almacén.
Es curioso, la última vez que hablé con Leticia, las dos sentadas una a cada lado de una mesa, ella me amenazó sutilmente con una “carta” que llevaba mi nombre. Sería genial como actriz, casi me trago que se alegraba de verme y todo.
Dentro del almacén veo más caras conocidas. Todas se sorprenden de verme. Y algunas hasta se alegran, pero esta vez de verdad. Saludo con la mano a algunas, y voy directamente hacia Geli (absurdo diminutivo de Ángeles), que ahora es mi jefa intermedia.

- Hombre, Valen, ¿qué tal? ¿Preparada?
- No. - ¿Para qué voy a mentir?
- Geli se ríe. 
- Bueno, mujer, no será para tanto. No sé si lo sabrás, pero vas a preparar pedidos. Hoy te voy a poner con África, que te va a hacer un pequeño recuerdo de cómo va ésto, y luego ya tú sola. Si necesitas algo, puedes contar conmigo.
Su mirada era intensa, como evaluándome. Y como queriendo decir más de lo que decía con las palabras. Era lo que me temía, pero no esperaba que me lo dijera Geli. Esperaba a Leticia, que ha tenido la oportunidad en la recepción. O a José Miguel, el actual jefe de almacén, al que aún no he visto.

- Espera aquí mientras llamamos a África. Y dime, ¿sorprendida?
- Si te digo la verdad, no. Me lo esperaba. Pero nadie me ha dicho nada.

Mientras espero, aparece José Miguel, que me saluda. Otro falso que parece que se alegra.

- Luego hablamos – Me dice, y se va con prisas.

Pero la realidad es que no hablamos. El día transcurre rápido. Casi ni me entero de los minutos. Mucho menos de las horas, y son sólo cinco las que tengo que hacer. África me recuerda cómo se hace el trabajo, y me mira con cara de circunstancias.

- No puedo evitar sentirme extraña enseñándote – me dice.

Y no es raro. Hace un año era su jefa intermedia y ahora ella me enseña a hacer lo que yo dirigía. Mientras, las compañeras se acercan a saludar y hacen la pregunta de rigor. “¿Cómo es que estás preparando? Qué fuerte...”
Yo sonrío como si no me importara. Aunque la verdad es que sí me importa. Cuando por fín llega la hora de irme no puedo evitar una lágrima. Eso sí, en el coche, donde nadie me ve. Me fumo un cigarro con la mano temblorosa y reprimo más lágrimas.
De momento tengo que aguantar. Me digo a mi misma que tengo que aguantar, hasta que salga otra cosa al menos. Tiro el cigarro, y cuando me voy a sentar en el coche advierto que hay un papel enganchado en el limpiaparabrisas. Es una nota, lleva mi nombre. Abro el papel y leo:

“Ha sido un día difícil para tí, lo sabemos. Pero también sabemos que eres fuerte. Y no estás sola. La resistencia está contigo.” 

Está escrito a mano, con una caligrafía cuidada. Debajo de esas pocas palabras, en letras de imprenta dice lo siguiente:

“El mundo ha cambiado. Lo estamos viviendo, o sufriendo más bien. Todos los avances que la humanidad había conseguido en los ámbitos de igualdad social, de bienestar social y de estabilidad se desmoronan poco a poco. Unos pocos provocan el cambio y otros muchos lo consentimos. Porque se aprovechan. Se aprovechan de la debilidad, de la necesidad de sacar adelante a nuestras familias, de la necesidad que supone un techo para vivir. Se aprovechan de la ignorancia, en algunos casos, de la apatía que nos entra al sentirnos oprimidos. Se aprovechan y sacan partido, y así, mientras la gran mayoría nos empobrecemos, nos vemos obligados a endeudarnos hasta límites casi de ciencia ficción, ellos, ese gran ente simbólico que son los empresarios, salen beneficiados y se enriquecen. De este modo, pisándonos a los demás consiguen más dinero, y mucho más poder.
Este es el engranaje que mueve nuestra sociedad actual. Los de arriba pisan a los que tienen inmediatamente debajo. Y éstos a su vez pisan a los que tienen debajo. Y así sigue la cadena. Lo importante es tener a alguien a quien pisar. Y si miras hacia abajo y descubres que no hay nadie, entonces estás bien jodido. Tienes que agachar la cabeza, y decir que sí a todo. Sí a un sueldo miserable. Sí a aceptar horas extras sin pagar. Sí a unas condiciones de trabajo infrahumanas. Sí a barrer el suelo con la lengua si hace falta si con eso consigo llevar un mendrugo de pan a mi casa.
Pero ya está bien. Hasta aquí hemos llegado. Algunas voces se alzan en el silencio para protestar. Aunque inmediatamente son acalladas con amenazas de despidos, o incluso despidos improcedentes. Por eso hay que tomar otros caminos.
Somos los que vemos la situación y queremos denunciarla. Somos los que estamos hartos de mentiras, de filosofías de empresa tan utópicas como irreales. Somos los que, ante los gritos injustos de nuestros superiores, levantamos la barbilla y defendemos nuestra inocencia. Somos los que decimos “hasta mañana” justo a nuestra hora de salida. Somos los que todavía pedimos que nuestros derechos como trabajadores, y como personas, sean reconocidos. Somos el cambio silencioso.
Somos la resistencia.”

Casi por inercia guardé el papel en el bolso y me fui a casa. Cuando llegué, a mi bebé se le iluminó la cara al verme. En ese instante se me olvidó todo lo del día, y comenzó mi verdadera vida.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Tokio Blues (Norwegian Wood), de Haruki Murakami



Sinopsis (de anobii):
Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo.

A veces me pasa, como es este el caso, que un libro me gusta tanto que, aún después de haberlo terminado, tengo pegada a mi piel, a mi alma, su esencia. Es lo que me ha pasado con este libro. No es que me haya gustado, es que me ha enamorado.
Es el segundo libro que leo de este autor, aunque el primero, De qué hablo cuando hablo de correr, no es ficción. Es una mezcla de autobiografía y diario, en el que Murakami cuenta cómo se aficionó a correr, (ha llegado a correr ultra-maratones, es decir, carreras de 100 km), pero a la vez va contando cómo se convirtió en escritor. Para él ambas cosas están unidas. Lo recomiendo para quienes hayan leído a Murakami y les haya gustado, es una forma de conocerle más “íntimamente”. Pero, aunque me gustó, no es ficción, y ahí no sabes si su estilo de prosa, las historias que cuenta o los personajes que habitan en ellas te van a convencer. Pero, afortunadamente, sí que me ha convencido. Y mucho.

La historia comienza en un avión. Toru Watanabe aterriza en Alemania y en el avión suena Norwegian Wood, de los Beatles. Gracias a esa canción Watanabe se ve arrastrado, casi físicamente, al pasado. A sus años de universidad. Allí se reencontró con Naoko, la novia de su mejor y único amigo, que se suicidó a los 17 años sin dejar una nota. La relación que les une, a Naoko y a él, es extraña, pero irremediable. Comparten una muerte. Pero Naoko es muy frágil, le acosan más fantasmas además de Kizuki, su novio muerto, y tiene que ser ingresada en un hospital. Watanabe no se olvida de ella, le escribe, va a visitarla. Pero mientras tanto, en la universidad, conoce a Midori, una extraordinaria chica que le hará dudar de su amor incondicional por Naoko.
Lo cierto es que me costó un poco meterme en la lectura. Pero tardé dos páginas, literales, en hacerlo. Porque es como intentar salir de la autopista hacia un sendero: irremediablemente tienes que frenar. Es un libro para leer sosegadamente, para saborear cada palabra, para recrearte en las sensaciones que te deja. Y el ruido de mi cabeza, provocado por el ritmo de vida que llevo, al principio no me dejó disfrutar. Pero pasadas esas dos páginas coger el libro para mi era como un escape hacia otro mundo. Hacia Tokio, con Watanabe, Naoko y Midori. Me lo he tomado con calma, lo he leído tranquilamente, disfrutando de cada momento.
La historia es una historia muy triste. Es melancolía pura. Pero Murakami ha sabido transmitir esa tristeza, el dolor de perder a un ser querido sin explicación, sin caer en sentimentalismos absurdos ni frases manidas. Lo ha sabido contar como la cosa natural que en realidad es. Tanto, que he vivido ese dolor, esa melancolía, como si fuera mía. Era tan cercana, siendo en realidad tan lejana en el tiempo y en el espacio. (Ocurría en Tokio a finales de los 60).
Haruki Murakami
El estilo de Murakami me ha encantado. La prosa es muy sencilla, pero a la vez muy profunda. No sé por qué, pero tiendo a pensar que la profundidad está reñida con la sencillez, pero en esta novela el autor nos da una lección maestra. Y me he enamorado de cada uno de los personajes, hasta de los más desagradables. Todos ellos son reales, no es que lo parezcan, es que lo son. Con sus complejidades, sus problemas, su vida. Cada uno de ellos con su propia forma de pensar, su propio lugar en el mundo.
He señalado algunos pasajes que me han encantado. Si por mi fuera pondría aquí todo el libro, pero no procede. Es para leerlo en la intimidad. Pero aquí van un par de esos fragmentos, a ver si convencen a alguien:

El único recuerdo que conservo de 1969 es el de un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mi. Sólo un cenagal de tientes oscuros extendiéndose hasta el infinito.

Cuando murió Kizuki aprendí una cosa. Quizá me resigné a hacerla mía: “La muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida”.
Es una realidad. Mientras vivimos, vamos criando la muerte al mismo tiempo. Pero ésta es sólo una parte de la verdad que debemos conocer. (…) El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esta tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso”

Me ha gustado tanto que no sólo leeré más títulos de Murakami (tengo varios en el kindle), sino que algún día releeré Tokio Blues, para volver a este pasado de Watanabe, con tintes sepia. Tengo curiosidad por saber si la segunda lectura me gustará tanto como la primera. El tiempo dirá.

Tokio Blues (Norwegian Wood)
Haruki Murakami
Editorial Tusquets
384 páginas


jueves, 13 de octubre de 2011

Espía de Dios, de Juan Gómez-Jurado


Sinopsis (de anobii):
La elección de un nuevo Papa, tras el fallecimiento de Juan Pablo II, se ve enturbiada por los asesinatos de dos cardenales muy bien situados para la sucesión del Pontífice. Roma, 2 de abril de 2005. El papa Juan Pablo II acaba de morir y la plaza de San Pedro está llena de fieles esperando el último adiós. Mientras se inician los preparativos para el cónclave del que ha de salir un nuevo Pontífice, dos cardenales liberales de la Iglesia aparecen asesinados siguiendo un mismo y macabro ritual que incluye la mutilación de miembros y mensajes escritos con simbología religiosa. Durante la investigación, la inspectora Dicanti se adentra en los oscuros secretos del Vaticano, aquellos que hablan de conspiraciones nada decorosas y de un centro de rehabilitación para sacerdotes con historial de abusos sexuales.
Espía de Dios es un thriller trepidante plagado de acción, violencia y misterio, en el que la realidad y la ficción se mezclan para inquietarnos con lo que, sin ser cierto, bien podría serlo.

Estaba de vacaciones en Vera, Almería, y me llevé unos tres o cuatro libritos de relatos cortos para leer en una semana. Pero por la tarde nos íbamos por el paseo marítimo hasta Garrucha, y allí, cerca del puerto, descubrí mi perdición. Había un puesto de libros donde había de todo: libros de bolsillo, tapas duras, infantiles. Y vi una edición de Espía de Dios, de Juan Gómez-Jurado por 4 euros. No pude resistirme. Lo empecé la misma noche, y lo terminé al día siguiente de llegar a casa.
Esta novela aúna varios elementos: un asesino en serie, un cónclave de la iglesia católica, pederastia, un amor imposible... Y todo ello narrado de una forma ágil, creando expectación sobre la trama, y, además, dando datos reales acerca del gran problema que ha sido la pederastia entre los curas católicos.
La verdad es que es una lectura que he disfrutado, porque me ha entretenido durante el tiempo que lo he leído, pero no es un libro que recordaré. Está en la línea de El Código Da Vinci de Dan Brown, o El Ángel Perdido de Javier Sierra. Son libros que tratan de misterios, en este caso es un asesino en serie que se dedica a eliminar cardenales que optan al puesto de Santo Padre, y que tienen también el punto romántico, además de una trama que juega con la veracidad o no de lo que expone. Cada capítulo te acerca más al final, pero todo es como una carrera, como una maraña que hay que desenredar, y que queda completamente despejada hacia el final.
Los personajes no es que sean de lo más profundo, pero se dejan imaginar. Y hasta creer, en algunos casos. Lo malo es que para conocerlos lo que hace el autor es contarnos cosas de ellos, no hacernos sentir lo que sienten. Lo que hace difícil meterse en su piel, sentir su angustia o su ansia por coger al asesino, de modo que no me he sentido muy empatizada con ellos.
Mi nena y yo en la playita
La historia la cuenta un narrador omnisciente, hablando en ocasiones por un personaje, o por otro, y en algunos momentos ha habido un cambio de estilo que me ha descolocado. Sobre todo me ha parecido poco acertado, porque el autor cambia de perspectiva sobre todo para hacernos ver la relación de Paola con su jefe, y la que tendrá con el investigador especial que le envían desde el FBI. Pero no ha conseguido hacerme creer ninguna de las dos. Con la primera, al principio del libro parece una cosa, y al final se ha convertido en otra más profunda. Y con la segunda lo que parece es que ha metido un elemento romántico con calzador, es la parte del argumento que más me ha fallado. No me he creído que fuera real, ha quedado muy artificial.
Con respecto al resto del argumento, quitando ese elemento romántico que no he conseguido creerme, es muy coherente, e interesante. A pesar de que conocemos la identidad del asesino desde el primer capítulo la intriga no desaparece. Más bien al contrario. Aumenta porque, intercalados con los capítulos del presente, el autor introduce capítulos donde conocemos el pasado del asesino, su turbulento pasado de clérigo católico que abusó de niños con (casi) el beneplácito de sus superiores, que miraron para otro lado y compraron el silencio de las familias.
Y esa es la parte que más interesante me ha parecido del libro: los datos reales del gran problema de pederastia que hubo (o hay) en la iglesia católica. Aquí se nota que Juan Gómez-Jurado se ha documentado exhaustivamente, y el libro está plagado de notas a pie de página que me han encandilado y horrorizado a partes iguales. (Encandilado por asimilar nueva información interesante, horrorizado por el contenido de esa información).
Conclusión: la novela me ha entretenido, que era lo que quería en vacaciones. Hay cosas que no me han convencido, pero no le restan valor al libro. Cumple su función, con el añadido de recibir información acerca de un tema controvertido.
Lo recomiendo para quien busque evadirse un rato con una buena historia de asesinatos.


Espía de Dios
Juan Gómez-Jurado
Roca Editorial
318 páginas

viernes, 7 de octubre de 2011

Rock and Literature Dreams...

Bajo este título quiero inaugurar una nueva sección donde daré a conocer mis modestos escarceos con la literatura. Para esta primera semana he elegido rescatar un relato antiguo, que ya publiqué en mi otro blog, porque tenía pensado otra cosa, pero me ha pillado el toro. 
Este relato se titula: "El Tapón de Jack Daniels" y lo escribí a petición de un amigo. Él lo había escrito desde el punto de vista de un chico, y me pidió que escribiera el punto de vista de la chica. Espero que lo disfrutéis, y que no seáis muy malos conmigo.
¡Feliz Viernes!

El tapón de Jack Daniels

Salimos de allí algo aburridos, yo estaba hasta las tetas de todos aquellos gilipollas babosos diciendo chorradas. El alcohol, ya se sabe, a ellos les hacía parecer más idiotas de lo que eran y a mi más intransigente y arisca de lo normal. Él sacó una botella, no sé de dónde, siempre me sorprendía así, sin saber cómo. Sacaba botellas de todas partes. Si le hubieran dado una chistera habría sacado una paloma, o un conejo… u otra botella. Como un mago.
Me caía bien. Sí, y eso que estaba en mi peor época, y además borracha. En aquellos momentos no había nadie bueno para mí, pero él me caía bien. Aunque no pasé por alto el hecho de que había perdido el negro tapón de Jack´s Daniels, claro que ahora que lo pienso, cualquiera encontraba un tapón negro iluminado tan sólo por la enfermiza luz de la Luna.
Me encendí un cigarro. Me quedaban pocos, pensé que después me acercaría a comprar otro paquete. Cada día estaban más caros, y yo sin un puto duro… Nos sentamos en un banco, en el respaldo con las piernas apoyadas en el asiento. No hay manera de estar cómodo en un jodido banco de madera. Le di una calada al cigarro. Él me miraba. Solté el humo. Él me seguía mirando. Levanté la mano y volví a llevarme el cigarro a los labios. Sus ojos clavados en mi cara. Mis ojos buscando apoyo en las estrellas. De nuevo el humo sale de mis pulmones. Es una putada esto del tabaco. Él sigue mirándome. El caso es que a mí me gusta fumar. ¿Se decidirá a hablar o seguirá como un búho, sus ojos clavados en mí? Coño, que no soy tan guapa, lo sé, l tengo asumido. Tío, me caes bien, pero como sigas así voy a tener que darte una foto…
- Para ti… ¿qué es la amistad? – Me quedé flipada mientras él bebía, para variar, mirándome.
Y éste tío de qué va. A estas horas mi cerebro no funciona bien. El alcohol, el tabaco, el ruido y los gilipollas que me sacan temas transcendentales de conversación, lo atrofian.
- No sé… ¿Y para ti?
- Yo pregunté primero.
Pues vaya.
- Y yo después, ¿qué más da?
Antes de contestarme, volvió a beber. Lo tomé como un intento de aunar fuerzas, así que me preparé para un golpe de profundidad absoluta. Abrí bien los ojos, valiente estupidez, como si las palabras se pudieran ver, y los clavé en los suyos.
- Creo que la amistad es la relación entre dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntos y además comparten algo, por muy pequeño o nimio que sea.
Ya, y yo me creo que me lo dices para impresionarme. Le seguí mirando, por si se estaba riendo de mí, y mientras, intenté digerirlo…
Dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntas… Bueno, por ahí va bien, estamos perdiendo el tiempo juntos, pero preferiría ir a por un cigarro, ya se me acabó el paquete. Que comparten algo… Hasta las tetas estoy yo de compartir novios con mis amigas… Y por ahí le veo que cojea.
- No está mal…
- ¿Qué?
Supuse que habría cambiado de pensamiento.
- Digo tu definición. Está muy bien y todo eso, pero…
- Pero, ¿qué?
Vaya, se ha puesto a la defensiva.
- Pero que no tienes en cuenta algunas cosas.
- ¿Cómo qué?
- Como esto.
Le di un beso en la boca. Un pequeño pico. Fue muy dulce, la verdad, él apenas me rozó con sus labios, todavía no acababa de creerlo. Sabía que él lo deseaba desde hace bastante, sabía que yo le iba, y eso que lo disimulaba muy bien. Una tiene instintos, qué se le va a hacer.
Una amistad tiene cosas, por nimias que sean, que no se deben compartir.
Unos minutos más tarde intentó volver a besarme. ¡Mierda! Debí haberlo imaginado. Hay regalos que no se entienden. No me gustaba, simplemente me caía bien y me apeteció darle un beso.
- ¡¿Qué haces?!
- ¿Cómo que qué hago?
Pobrecito, se había perdido entre la niebla. Claro, si ya lo decía mi madre, que no hay que ser tan imprevisible, que no fuera tan loca por la vida.
- Estate quieto, ¡joder!
- Y tú, ¿qué coño te pasa?
Perdido totalmente. Esto te pasa por juntarte conmigo, chaval, asume las consecuencias. Claro, que tampoco vengo con un cartel advirtiendo de los peligros que corres al juntarte conmigo.
- Sólo te estaba demostrando que a tu definición le faltaba algo. Hay cosas que no se pueden compartir…
- Ahhh… Sí… Bueno… ¡Joder!
Más perdido que un pingüino en un jacuzzi.
Tiró la botella contra un árbol, y ambos la observamos en silencio mientras se burlaba de nosotros al no romperse. ¿De qué hacen hoy día éstas botellas? ¿De hormigón armado? Volvió a mirarme.
Yo ya sabía que le gustaba, pero odio las demostraciones. Esa noche no estaba para demostraciones.
- Me piro.
- ¡Haz lo que te de la puta gana!
Pedazo de borde. Si empezaste tú.
- ¡Que te jodan! ¡Vale!
- ¿No te ibas?
Cada día más borde. A cada momento crece tu bordería, majo. No haber preguntado.
- Sí. Hasta luego.
Volví al local. Pero no volví para quedarme. Me pillé un litro de vodka con limón, y un paquete de tabaco. Me encendí un cigarro enseguida, y me marché, a ver si lograba perderme.
Esa noche no estaba para demostraciones.
Me acababan de demostrar algo muy importante, algo que me dejó hecha trizas. La amistad no es nada. Se rompe con mucha facilidad.
Me caía bien, pero no habría amistad entre nosotros.




martes, 4 de octubre de 2011

Reckless. Carne de Piedra, de Cornelia Funke


Jacob Reckless tiene catorce años y su padre ha desaparecido hace tan solo uno. Pero a él le encanta entrar en su despacho vacío y fingir que le está esperando. Hasta que un día encuentra un papel entre las hojas de un libro que le muestra la llave para entrar en el espejo. Así descubre un mundo mágico en el que se adentra cada vez más. Doce años después comete un grave error, permite que su hermano le siga. Y en el mundo extraño, Will, su hermano pequeño, es herido por un goyl. La carne de piedra se extiende por su cuerpo, transformándole, y en ese mundo mágico y oscuro no hay ninguna magia capaz de curarlo. Pero Jacob está dispuesto a hacer lo que haga falta para salvar a Will.

Carne de Piedra es el primer libro de una nueva trilogía de la autora de libros infantiles y juveniles, ilustradora de sus propios libros Cornelia Funke, más famosa por otra trilogía, Mundo de Tinta. En este caso concreto, por lo que he leído por internet, Cornelia se ha inspirado en los cuentos de los hermanos Grimm para crear un mundo fantástico, al que viaja Jacob Reckless con la esperanza secreta de encontrar a su padre, y en el que tiene que salvar a su hermano de un final peor que la muerte. Pero en los cuentos todo está dulcificado, y el mundo tras el espejo es mucho más siniestro. No hay finales felices. No hay un “comerán perdices”. Hay magia, hay oscuridad, y hay muchos peligros. Jacob lleva doce años haciendo de ese mundo su mundo, y con la ayuda de Zorro, una niña que se transforma en zorra, ha conseguido muchos tesoros para la reina. Incluso sobrevivió a un Hada. Pero no está preparado para enfrentarse a la pérdida de su hermano, porque aún no ha superado la pérdida de su padre. Por eso hará honor a su nombre, Reckless (temerario) y se embarcará en una aventura plagada de fantasía.
Cuando me enteré de que era trilogía ya llevaba la mitad del libro (espabilada que es una...), y me temí lo peor: que la aventura no concluyese. Pero me equivoqué. La aventura concluye dejando un par de líneas argumentales abiertas para continuar con la trilogía.
Este libro es un libro de aventuras, un libro de magia. Tiene todos los elementos clásicos de los cuentos de los hermanos Grimm, está impecablemente escrito, con un gran estilo narrativo, y unos personajes que no son del todo clichés. Pero no me ha convencido. No ha conseguido engancharme a la historia, de hecho había capítulos en los que me desesperaba porque llegaran ya donde tenían que llegar e hicieran lo que tenían que hacer. Para ser de aventuras, tiene un ritmo algo irregular. O quizás no sea por el ritmo, quizás es que la narración es demasiado espesa como para darle ese toque de velocidad que necesita. Por más que le doy vueltas no consigo concretar por qué no consiguió engancharme.
Lo mejor de la historia es la ambientación. Funke reúne todos los cuentos de los hermanos Grimm, que ya de por sí son algo más duros que las versiones disney, y los transforma en algo oscuro. Por poner un ejemplo, La Bella Durmiente nunca ha despertado. Además, es un mundo que está adoptando algunas tecnologías de nuestro mundo, con lo que hay una mezcla extraña entre magia e industrialización.
Lo peor de la historia quizás sean los personajes. Se muestran de repente, sin apenas presentaciones, y vas descubriendo poco a poco cómo han llegado allí. Jacob tiene un diálogo consigo mismo en ocasiones, que no me ha gustado nada. Y los “malos” son aburridos. Son seres de piedra que no dan todo el juego que pretende la autora con las persecuciones.
En fin, supongo que si alguien ha leído a Funke anteriormente y le ha gustado, le gustará éste. O por lo menos probará. Mi conclusión es que no continuaré con la trilogía, porque se me ha quedado soso este libro, y no tengo ni curiosidad por cómo continuará su aventura.


Reckless. Carne de Piedra
Cornelia Funke
Editorial Siruela
358 páginas


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Miércoles Musicales #6 y vuelta a la rutina...


Ya se acabó lo bueno, la playita, la desconexión... La verdad, llevo en casa desde el sábado, pero no he parado ni un momento. Organizando mi casa. Y a la vez que limpiaba, ordenaba y compraba las cosas necesarias para dejar mi casa como quiero, le he ido dando vueltas a la cabeza para organizar también mi blog. 
Hace ya un tiempo que tenía en la cabeza la idea de meter una nueva sección en el blog, donde dar rienda suelta a mi imaginación, y a mis pobres dotes de escritora. Llevo como tres meses pensando en hacerlo, pero sin atreverme. Y, hoy, por fín, voy a dar el salto. A partir de ahora intentaré dar más ritmo al blog, haciendo dos entradas semanales. (Que alguno dirá, pues vaya, sólo dos entradas, pero creedme, esto ya me cuesta un triunfo). La primera será la reseña, que intentaré que sean los lunes, o, como mucho, los martes. Y la otra, la que me traía de cabeza, será alguna pequeña obra de ficción de mi factura que creo que incluiré los viernes. 
Esa es la intención. Otra cosa es que pueda o no seguir este ritmo. Y, si como creo, la sección literaria no tiene buena acogida, esconderé mi pluma con las orejas gachas y el rabo entre las piernas. Por cierto, admito sugerencias para el título de la sección, que todavía no lo tengo muy claro.
Y ahora a lo que nos ocupa, que hoy es miércoles y toca musical. La elección de esta semana es... ¡¡Amaral!! Sé que debéis de estar hartos de oir esta canción, que es el primer single de su sexto álbum, pero a mi me ha gustado tanto que no puedo parar de escucharlo. (Ni de cantarlo, para horror de mis vecinos). Aquí os dejo el vídeo oficial. 
¡Feliz Miércoles!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Rock & Beach (& Hollidays) Dreams...

Después de un más que larguísimo verano, viendo cómo todo el mundo se iba de vacaciones, y luego volvía contando maravillas, habiendo disfrutado del sol, la playa y/o montaña y el tiempo libre, por fin, por fin me ha llegado el turno.

¡¡¡ME VOY A LA PLAYA!!!

Me marcho a la costa de Almería con P. y con Mini-P. A disfrutar unas vacaciones en familia más que merecidas.
Por desgracia no voy a tener acceso a internet, de modo que estaré incomunicada durante toda una semana. No he dejado entradas programadas, lo había pensado pero al final se me escapó el tiempo de las manos. En mi retiro volveré al papel y a la pluma, y cuando vuelva traeré reseñas. Y bonitas fotos del mar.

¡Nos vemos a la vuelta!

martes, 13 de septiembre de 2011

Tarifa Nocturna, de Ildikó Von Kürthy



Cora Hübsch es una mujer con complejos. Tiene mucha barriga, tetas pequeñas y los pies muy largos. Aún así su mejor amiga tiene los pechos grandes y no le importa. Eso demuestra lo buena persona que es. A sus 33 años sigue soltera, y sin novio. Pero sabe mucho acerca de las relaciones. Lo que tiene que hacer o lo que no. Por eso sabe que, después de acostarse con el que puede ser el hombre de su vida, jamás de los jamases debe llamarle. Ha de ser él el que se acerque al teléfono y la llame. Por eso Cora está en su casa pegada al dichoso aparatito, preguntándose qué hacían las mujeres cuando no existía el contestador.

Es un libro ágil y divertido, que te cuenta, desde el punto de vista de Cora, el día entero que pasa junto al teléfono. Intercala también capítulos en los que cuenta en retrospectiva cómo conoció al doctor Daniel Hoffman, el hombre por el que suspira mientras espera. Son capítulos cortos, con una narración ligera, siempre desde el punto de vista de Cora. Esto me ha hecho conectar mucho con ella, tenemos la misma edad y muchas neuras en común (los pies grandes es una de ellas), aunque discrepo en muchas otras cosas. Ahora y antes, cuando estaba soltera. La idea de que es el hombre el que tiene que llamar me parece un pelín atrasada, y todos esos trucos para aparentar ser lo que no eres en las primeras citas tampoco me convencen. Yo siempre he apostado por la sinceridad. Pero sé que soy una excepción a la regla, y excepción hasta cierto punto, pues cuando empecé a salir con mi marido me ponía faldas y a veces (sólo a veces) hasta me maquillaba... Eso es un truco, por ejemplo. En fin, la autora, Ildikó Von Kürthy ha sabido plasmar muy bien ese universo de inseguridades que nos absorbe cuando salimos con alguien a quien queremos gustar. Y de ahí a un millón de líos que se hace la protagonista en la cabeza, podríamos decir porque está medio loca, pero tan sólo lo hace porque es muy normal. Me he reconocido en eso.
La autora, cuando publicó el libro *
Los personajes, aparte de Cora, son tan sólo sombras alrededor de ésta. Pero no porque no tengan profundidad, sino porque es un libro en el que estamos dentro de la cabeza de Cora en todo momento, es a ella a quien conocemos, y a los demás tan sólo por algunas leves incursiones en el transcurso del día. Aunque hay una escena con un matrimonio vecino que es impagable. Me reí muchísimo de tan real y tan absurda a la vez.

Me decepcionó un poco el final, no es que sea un final abierto al uso, es que corta abruptamente con un final que he de decir que también me sacó una sonrisa, pero que me dejó con ganas de más. Después me he enterado que hay más libros sobre el personaje. Espero que los editen aquí en España.

Mi conclusión es que en Alemania también escriben buen Chick-Lit, género que me encanta para épocas en las que estoy demasiado espesa para lecturas más profundas, o para leer entre libros con un calado mucho más hondo. Y Tarifa Nocturna, además de ser divertido, tiene buena calidad. Lo recomiendo para quien quiera pasar un buen rato.

* Foto sacada de la página web de Ediciones B

Tarifa Nocturna
Ildikó Von Kürthy
Ediciones B
190 páginas

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Miércoles Musicales #5 + Premio

Hacía bastante que no publicaba un miércoles musical, pero hay una canción que no se me quita de la cabeza. Se trata de Make me wanna die, de The Pretty Reckless. La cantante es también actriz, binomio que se repite hasta la saciedad, y no solo en las estrellas disney. Lo que más me ha sorprendido en este caso es que una actriz de The Gossip Girl, y de Pequeñas Mentirosas se decante por este estilo rockero que a mi tanto me gusta. Llamadme loca, pero me resulta chocante.
Os dejo el vídeo:

Take me, I'm alive
Never was a girl with a wicked mind
But everything looks better when the sun goes down
I had everything, opportunities for eternity
And I could belong to the night
Your eyes, your eyes
I can see in your eyes
Your eyes
You make me wanna die
I'll never be good enough
You make me wanna die
And everything you love
Will burn up in the light
And everytime I look inside your eyes
You make me wanna die
Taste me, drink my soul
Show me all the thing that I should've known
When there's a new moon on the rise
I had everything, opportunities for eternity
And I could belong to the night
Your eyes, your eyes
I can see in your eyes
Your eyes, everything in your eyes
Your eyes
You make me wanna die
I'll never be good enough
You make me wanna die
And everything you love
Will burn up in the light
And everytime I look inside your eyes
(I'm burning in the light)
You make me wanna die
I would die for you, my love
My love
I would lie for you, my love
My love (Make me wanna die)
And I would steal for you, my love
My love (Make me wanna die)
And I would die for you, my love
My love
Will burn up in the light
And everytime I look inside your eyes
(I'm burning in the light)
Look inside your eyes
(I'm burning in the light)
Look inside your eyes
You make me wanna die


Y ahora el premio. Lo cierto es que he recibido varios en mi breve andadura en la bloggosfera, y casi todos de la mano de Lady Boheme (amor de hermana, es lo que tiene), o de Fátima, de Entre Letras y Pinceles (a la que deseo una pronta recuperación, pues la echamos de menos). Pero éste es el primero que viene "de fuera". Me lo ha otorgado Carol, de 10:15 Saturday Night, y me ha hecho mucha ilusión. Porque, como casi todos por aquí, llevo el blog como un hobby, pero no tengo mucho tiempo para dedicarle. Sé que no soy la única, pues quien más, quien menos, tiene que hacer malabarismos, pero yo me sumergí en este proyecto al poco de nacer mi bebé (que ya tiene un añito), y podéis imaginaros lo que supone leer y además, reseñar, con un bebé en casa. Poco a poco nos hemos ido acomodando, y voy sacando tiempo de las esquinas para poder escribir unas líneas. Me supone bastante esfuerzo, aunque, repito, lo hago porque quiero. Pero por eso es para mi tan importante recibir comentarios y premios, porque me parece que valoran mi esfuerzo.
Y las "normas" son:
1.- Nombrar a quien te ha premiado y enlazar su blog (hecho)
2.- Premiar a seis blogs que te gusten:
3.- Poner la imagen del premio en la entrada. (Ya está)
4.- No premiar a nadie que haya recibido el premio. La verdad, es que ni idea. Creo que se me perdonará si no lo cumplo.
5.- Contar tu mayor sueño: Convertirme en escritora, es decir, vivir del cuento...

Gracias, Carol (de nuevo) y feliz miércoles a tod@s!!

martes, 30 de agosto de 2011

Los Juegos del Hambre (Trilogía), de Suzanne Collins


Gracias a la llamada de Lady Boheme, (mi hermana), de Leo, luego existo, he vuelto a participar en una lectura conjunta. Visto que la primera vez (El Tiempo entre Costuras, de María Dueñas) la experiencia resultó satisfactoria, he repetido con La Saga Distritos.

Los Juegos del Hambre (en realidad Saga Distritos, pero creo que nadie los conoce así), se compone de tres libros: Los Juegos del Hambre, En Llamas y Sinsajo. Los voy a reseñar juntos porque he leído los tres seguidos, y creo que podrían ser un solo libro. Es cierto que entre medias del primero al segundo pasan unos cuantos meses, y que el segundo y el tercero son completamente seguidos, lo que podría inducir a pensar que la autora escribió el primero pensando en dejarlo ahí, y que luego decidió continuar la saga. No lo sé. Pero es la sensación que me da. Aunque si es así, el final del primer libro no me gusta nada. Se queda un poco colgando, si no hubiera continuado con la saga me habría tirado de los pelos, pero afortunadamente, pude proseguir.

Katniss es una chica de 16 años que vive en el distrito doce de un pais postapocalíptico llamado Panem. Panem se compone del Capitolio, centro neurálgico del país, y de doce distritos más, que son los que abastecen al Capitolio. Antiguamente eran trece, pero durante los Tiempos Oscuros los distritos se levantaron contra el capitolio, y éste ganó la partida. Para recordarlo, destruyeron el distrito trece y lo mantuvieron así. Además, para que en los distritos no haya más ganas de levantamientos, les mantienen en la pobreza y les hacen pasar hambre, y una vez al año contribuyen con dos tributos especiales para el Capitolio: un niño y una niña de entre 12 y 18 años. Dos niños de cada distrito, que serán enviados a la arena, un escenario creado para la ocasión, para que luchen entre ellos a muerte. Sólo puede quedar uno, que será venerado como el gran vencedor, pues todo el país lo estará viendo por la tele. Desgraciadamente para Katniss, este año le toca a ella batirse con los otros 23 tributos. Dado que es del distrito más pobre, sus posibilidades son escasas. Y para colmo, el otro tributo del distrito doce es Peeta, el chico del pan, que le ayudó en un momento decisivo de su vida para salir adelante y no morir de hambre.

La narración de los libros es en primera persona, es Katniss, nuestra protagonista, quien nos cuenta la historia. Es una forma de narrar peculiar, porque aunque es en primera persona, no lo hace en pasado, sino en presente, y aquí la autora se luce. Es una forma narrativa muy complicada, que puede caer en la pesadez, o dejarte sin explicación para algunas cosas, pero no ocurre ni lo uno, ni lo otro. Magistralmente, Collins va oscilando entre pasado perfecto y presente de indicativo sin que resulte cargante ni extraño. Y Katniss conoce muy bien su entorno, el lugar tétrico y cruel donde le ha tocado vivir, de forma que transmite todo lo que ve, todo lo que sabe y todo lo que recuerda de una manera clara, lo que hace que lo vivas junto a ella.
Luego están los personajes. Katniss vive con su familia, su madre y su hermana Prim. Por ésta última daría su vida (literalmente, de hecho se condena por ella), y con su madre tiene una relación complicada. Su padre murió en una explosión en las minas de carbón, lo que hizo que su madre entrara en una terrible depresión que la sumió en su propio mundo. Fue Katniss, con once años, quien sacó a su familia adelante infringiendo las normas, saliendo del distrito a cazar y a vender lo cazado en el mercado negro. Gracias a la caza conoció a Gale, su mejor amigo, con el que comparte carne y silencios. Entre los dos existe el acuerdo tácito de cuidar de la familia del otro en el caso de que alguno falte. Y Peeta, el chico del pan, que la ayudó cuando más lo necesitaba. Haymicht es el único vencedor del distrito doce, y como tal, tiene que ayudar a los tributos de su distrito año tras año. Pero él solo ve el alcohol de la botella. Cada uno de ellos tiene su personalidad, su genio, su fondo y su forma. Son casi tangibles, lo que podrían ser tus vecinos si vivieras en el lugar horrible que es Panem. Y éstos son sólo los más importantes del distrito doce. Luego están los estilistas que preparan a los tributos para las cámaras (en el que destaca Cinna, el estilista de Katniss), los presentadores del reality, los tributos de los demás distritos, los espectadores que se agolpan en las calles del Capitolio para aclamar al futuro vencedor. Y la invisible, pero notable, presencia del Capitolio, del gobierno, del único dictador de Panem y de todos sus secuaces: agentes de la paz y los jueces de los juegos. Todos están presentes y tienen peso en la historia, cada uno el suyo, el imprescindible.
Y a pesar de ello, la historia es trepidante. Desde el principio, cuando se llevan a Katniss a los Juegos, pasando por la fase de preparación, donde la depilan, peinan, maquillan, y la hacen pasar por torturas varias para presentarla ante las cámaras con un aspecto espectacular, de estrella de cine. Y terminando en la arena: en los juegos, donde Katniss tendrá que luchar contra los demás, y donde siempre tendrá la duda de qué pasará cuando tenga que enfrentarse a Peeta. Aquí la autora no ha levantado la mano, describe las luchas, la sangre y la violencia con detenimiento, pero sin sobrepasarse. Lo suficiente para no ser “light”, pero tampoco tanto como para resultar ofensivo.
Me ha parecido un libro brillante. Te envuelve en su atmósfera depresiva (en el capitolio los Juegos son una fiesta, pero no olvidemos que son niños que van a morir), y en cierto modo terrorífica, donde empatizas con los personajes principales, odiando al capitolio tanto como ellos. En silencio, claro, no vaya a ser que maten a tu familia.
Lo único que no me ha gustado del libro, aunque ya lo he dicho, ha sido su final. Es un final muy abrupto, creo que para dejarlo ahí lo podría haber finalizado un poco antes. Aunque para continuar la saga está bien, porque te deja con ganas de más.

No me voy a entretener más con los otros dos libros de la saga. Creo que quien se lea el primero, debería leerse los otros dos. No porque sean especialmente buenos, que no lo son. De hecho el segundo, En Llamas, tiene unos altibajos de ritmo impresionantes, una primera parte un tanto pesada, y una segunda muy acelerada, para acabar, de nuevo, sin un final de punto redondo. El tercero, Sinsajo, es más rápido y tiene más enganche, pero ya empieza a caer en giros argumentales previsibles o poco creíbles. Aún así, creo que merece la pena leerlos. Más que nada, y como ya he dicho, porque los he considerado como un solo libro. Uno que va perdiendo fuelle según va avanzando, pero que cuenta una historia hasta el final de sus consecuencias.

Conclusión final: original del todo la idea no es, ahí está Battle Royale, de la que me han hablado, porque yo no la he visto, o La Larga Marcha, de Stephen King. Aunque a mi me ha dado más la sensación que está basado en la antigua Roma. Los niños no dejan de ser gladiadores (que eran esclavos, o posteriormente cristianos) que se tienen que matar entre sí en el coliseo para disfrute del pueblo romano. Hasta el lugar de la lucha de los Juegos se llama arena, como la del coliseo. Y también he encontrado otras similitudes. Los nombres de muchos personajes, como Octavia y Flavio, estilistas de Katniss. Y en el Capitolio es el único lugar de Panem donde se vive bien, sus ciudadanos se entretienen en mirar por la tele cómo los niños de los demás distritos se matan año tras año, y el resto del tiempo lo dedican a cosas superficiales: decoraciones de cuerpo imposibles, cambios de color de piel, de pelo, implantes de silicona, en los labios, en los pechos, implantes de comillos, de bigotes de gato, de cuernos. Como en la antigua Roma, cuyos ciudadanos, casi los únicos que vivían bien de todo el imperio, se dedicaban a aparentar y a hacer fiestas en las que se comía hasta reventar, y luego se vomitaba para volver a comer. (Detalle que aparece también en el libro, aunque creo que es en el segundo). Pero es una historia muy, pero que muy entretenida, que te engancha hasta cuando están depilando a la pobre Katniss, y que cuando terminas de leer el tercer libro, sientes que ya está, que ha concluido. 

Las reseñas de la lectura conjunta:

La  Caverna Literaria
Leo, Luego Existo


Los Juegos del Hambre
400 páginas
En Llamas
416 páginas
Sinsajo
400 páginas
Suzanne Collins
Editorial Molino
(Lectura digital)