Leo horrorizada un pequeño artículo que dice: “Está de moda leer”. Está en un magazine que se da gratuitamente en los centros de una conocida marca de ropa. Y, tras horrorizarme, me entristezco, porque me parece que la lectura tiene (y está) por encima de las modas. No puedo dejar de pensar en la clase de gente que se rige por este tipo de modas, y me imagino a una chica tipo maniquí, con un vestidito de Prada novísimo, unos zapatitos Jimmy Choo, y un bolso Louis Vuitton, sentada en un banco de un parque (con esos zapatos no podría pasear aunque quisiera), con las piernas monísimamente colocadas y un libro en la mano. Eso sí, sin abrir, que tan solo es un complemento, y sólo lo lleva porque está de moda.
Por supuesto, no es más que una fabulación mía. Lo triste es que conozco casos parecidos, y muy cerca mío. Sé de una persona que tiene en el salón de su casa tres o cuatro libros en una estantería, pero eso sí, forrados de papel de color para que estén a tono con la decoración. “Es que los libros son lo último en decoración”. Sé que esto sonará absurdo, pero gracias a esa persona no me he leído aún los libros de Millennium, ya que, como estaban de moda, se los regalaron por su cumpleaños. Imagino que estarán haciendo compañía a los otros cuatro, junto con el jarrón de arreglo de flores y esas cuatro bolas sin función alguna que reposan sobre un plato cuadrado.
Nunca he entendido lo de las modas. Yo soy de las que si me gusta algo, me lo compro, y si no me gusta, pues no me lo compro. Hay frases, que he llegado a escuchar con mis propios oídos, que jamás entenderé. Ejemplo: “Uff, a mi los bolsos grandes no me gustan, pero si se llevan, a ver qué voy a hacer”. Pues no comprarlos y seguir llevando un bolso que te guste. Pero, claro, no estaría a la última.
No entiendo las modas, ya lo he dicho, pero las respeto. Aunque mi interlocutora sea una muestra de colección, no abro mi boca y le digo lo que pienso (más que nada, porque me saldría con tono hiriente, y una tiene que ser comedida en sociedad). Pero, igual que yo respeto algo que no entiendo, pido respeto por mis gustos. Para mi leer, aparte de un vicio muy saludable, es casi una doctrina, algo sagrado. Aunque lea best-sellers, chick-lit, ciencia ficción o filosofía, da igual. Es sumergirte en una historia y transportarte a otro mundo. A veces el mundo es como un teatro de cartulina, frágil e irreal, y otras veces es como si estuvieras en otra dimensión ocupando un cuerpo que no es tuyo, como una invasora en la vida de los personajes. Es magia. Y la magia no está de moda. La magia está por encima de las modas.