Doce años después, ya convertido en agente del FBI, A.X.L. Pendergast descubre gracias a una casualidad que la muerte de su esposa no fue un accidente, sino un plan muy elaborado para asesinarla. Recluta a su buen amigo Vincent D´Agosta para que le ayude en la resolución del único caso en el que no es imparcial, y convertirse de ese modo también en juez y verdugo del asesino de su mujer.
Es un libro rápido y trepidante, típico de estos autores. Al principio te muestran una trama muy compleja que van desmadejando capítulo a capítulo, dejándote siempre con algo de intriga para que sigas leyendo. Este se diferencia de los demás de la “saga” de Pendergast en que conocemos más profundamente al singular agente del FBI, ya que deja de ser de hielo para dejar translucir, aunque de un modo muy tenue, algunos de sus sentimientos.
En cuestión de personajes, Preston & Child siempre me han gustado por lo que le gusta dibujarlos, profundizar en ellos. Y cada uno sigue su línea de evolución dentro de las sagas, su psicología intacta. Tal vez incluso se lleguen a pasar en ello, ya que a veces te presentan a un personaje, una página o menos para conocerle, y se lo cargan. Te dan ganas de ir a su entierro, o en busca de los autores para decirles un par de cosas.
Como no tenía pantano me he tenido que conformar con pequeño río |
Esta es una novela rápida, que cambia de escenario constantemente, y que va desenrollando el ovillo del misterio poco a poco. Hacia mitad del libro (quizás un poco antes), el lector ya sabe quién está detrás de todo, o por lo menos quién quiere tapar el pasado a golpe de gatillo, poniendo en peligro la vida tanto de Pendergast como de quien le ayuda, y, por supuesto, de todo aquel que tuvo algo que ver en la muerte de la mujer del agente. Esto se me hizo un poco raro, ya que, usualmente, el asesino se deja ver al final, pero resulta inquietante, puesto que tú sabes quién persigue a Pendergast, pero él no. Y de hecho no lo llega a descubrir.
Esto es lo que menos me ha gustado de la novela: un final abierto, por no decir inacabado. El agente resuelve el misterio, pero no averigua quién es el tirador que va “limpiando” el presente de los restos del pasado. Ahora me tengo que esperar a la siguiente novela para averiguar qué sucederá cuando el agente especial se entere de quién es. Porque esa información tiene miga...
Lo dicho, a esperar...
Pantano de Sangre
Douglas J. Preston & Lincol Child
Editorial Plaza & Janés
496 páginas