El ingeniero Luparello aparece muerto dentro de su coche en el aprisco, lugar frecuentado por prostitutas y proxenetas. Todo parece indicar que ha muerto por causas naturales, pero al inspector Salvo Montalbano no parecen cuadrarle las cosas. ¿Por qué el ingeniero, de intachable reputación, fue a morir precisamente al aprisco? Según va avanzando en su investigación descubre que no todo es lo que parece...
Es el primer libro que leo de este autor, y prácticamente del género. No conocía a este autor italiano, amigo de Manuel Vazquez Montalbán, escritor prolífico, cuyas novelas más famosas son las protagonizadas por el inspector Montalbano, bautizado así en honor a su amigo. Lo descubrí gracias a un compañero de trabajo, padre reciente, que ha llamado a su hijo Salvo, ya que tanto a su mujer como a él le encantan las novelas de Camilleri. La curiosidad pudo conmigo, y me dije que si alguien había bautizado Salvo a su hijo, alguna buena razón habría. Ahora puedo afirmar que la hay, de sobra.
Lo primero que me llamó la atención fue la forma de narrar de Camilleri. Tiene una fina ironía que destila por cada una de sus frases, casi te puedes imaginar al narrador omnisciente con una media sonrisa en los labios, como queriendo decir: “nos entendemos, ¿no?”. En este libro además hace una crítica social y política de una manera muy sutil, sin hacer violencia, pero con gran ingenio y mala leche.
Lo segundo que me ha sorprendido ha sido su protagonista. En general todos los personajes están bien definidos, incluso los dos primeros que aparecen, que son los que encuentran el cadáver, y que aparecen poco en la novela, hasta la viuda, que tampoco es que aparezca mucho, pero que resulta clave en la investigación. Pero es Salvo, el inspector, el que más me ha llamado la atención. Porque me ha enamorado. Me esperaba el típico inspector de novela negra, un tipo huraño, trasnochado y malhablado. Que fume como un carretero y se lleve mal con sus superiores. Pero me he encontrado con Salvo Montalbano, un hombre maduro, con una relación a distancia que mantiene como puede. Que se resiste a los cantos de sirena de una jovencita que le anda detrás. Que no sólo se lleva bien con su superior inmediato, con el que cena de vez en cuando, sino que tiene una mano izquierda increíble para tratar con todos sus superiores, jueces, testigos y víctimas. Que le encanta la cocina, y cocinar. Que admite de asistenta a una madre cuyos dos hijos han sido encarcelados por él mismo. En fin, es el contra-inspector, lo contrario a lo que estaba acostumbrada por las películas y las series.
Yoda inspeccionando la forma del agua |
Y la historia es aparentemente sencilla, pero engancha. No hay una mega-trama oculta que va surgiendo según va avanzando la trama, pero hay algunos hilos de los que tirar, alguna pequeña sorpresa que Montalbano va desenterrando. Y poco a poco, gracias a sus pesquisas y a su brillante inteligencia, Salvo llega a la verdad. ¿Pero qué hace con la verdad? Eso es lo que más me ha gustado del libro, su final.
Me ha gustado mucho el diálogo entre Montalbano y la viuda, de donde saca el título:
- ¿Y eso cómo es posible?- A usted le corresponde averiguarlo, si le apetece. O bien puede dar por buena la forma que le han dado al agua.- No entiendo, perdone.- Yo soy siciliana, nací en Grosseto y me trasladé a vivir a Montelusa cuando nombraron gobernador a mi padre. Poseíamos un trozo de tierra y una casa en la ladera del Amiata, y allí pasábamos las vacaciones. Tenía un amigo más pequeño que yo, hijo de campesionos. Yo debía de tener unos diez años. Un día vi que mi amigo había colocado en el borde del pozo un cuenco, una taza, una tetera y una caja cuadrada de hojalata, todos llenos de agua, y los estaba observando atentamente.- ¿Qué haces? - le pregunté.- ¿Qué forma tiene el agua?- ¡El agua no tiene ninguna forma! - le contesté entre risas -. Toma la forma que le dan.
La verdad es que no sé por qué no me he aventurado con este género antes, porque lo cierto es que sí que me gusta. Lo consumo en películas y en series, hay pocas de detectives y misterios que no haya visto. Desde luego no será la primera vez que siga los casos del educado Montalbano, y creo que investigaré también junto con otros detectives.
La forma del agua
Andrea Camilleri
Editorial Salamandra
221 Páginas
(Lectura digital)
No conocía ni el autor ni al detective pero buscaré alguno de sus libros, como dices que alguien ponga el nombre de su hijo en honor a un personaje literario no es habitual, así que has despertado mi curiosidad y además el libro tiene muy buena pinta
ResponderEliminarHe oído y leído muchas cosas del autor y de su detective, sabía lo de Manuel Vázquez Montalbán pero aun así no me termina de llamar la atención, por ahora lo dejo pasar. Me han encantado las fotos que has puesto, qué majo Yoda!! Y me ha parecido súper curioso lo del nombre del hijo de tu compañero de trabajo. Muchos besos, guapa!!
ResponderEliminarTengo muchas ganas de ponerme con el autor, me llaman la atención unos cuantos libros suyos.
ResponderEliminarEste no lo conocía, lo apunto también =)
Besotes
TATTY: Pues ya te digo que lo de mi compañero fue lo que me animó. Y no salí decepcionada. He leído por ahí que éste quizás es el libro más flojo de la saga Montalbano, así que los siguientes prometen... Ya nos contarás! Besos!
ResponderEliminarGOIZEDER: Mi pequeño gato no puede resistirse a beber agua de una fuente... No creas que me costó apartarle para hacer la foto al libro... (Y tres más de Yoda que hice). Yo ya te digo que no conocía al autor, y a mi también me pareció curioso lo del nombre del niño... Besotes!!
SHORBY: Me alegro que te apuntes éste, es el primero de la saga Montalbano, donde presenta a los personajes y eso. Cuando te los leas nos cuentas. Besos!!
Este género no termina de gustarme, así que lo dejo pasar a pesar de tu excelente reseña. Chica, que no se puede decir que sí a todo.
ResponderEliminarMe encanta la foto de Yoda, jaja!
¡Besos!