viernes, 4 de abril de 2014

Mamá en apuros: Carnaval



Las mamás en apuros no paramos ni un minuto. Ahora, con la llegada de los carnavales (sé que estáis leyendo esto una vez que han pasado ya, atribuidlo a la magia de la literatura, o que escribo a posteriori, claro), el trabajo se complica. Y este año, el doble.

Es el primer año de cole de MiniP, y como no fue a guardería no tuve que andar con disfraces ni tonterías varias. Tengo unas amigas que se pasaban la vida de acá para allá porque en la guarde los disfrazaban a todos de trogloditas y tenían que ir desnudos, y a ver qué tela le ponían y si encuentro el hueso de la cabeza. Además, implicaban mucho a los padres, que digo yo, si los llevaban a guardería era porque trabajaban ambos progenitores (es el 90% de los casos) y no creo que les sobrara mucho tiempo para andar con collages y disfraces.

Pero este año para mi la cosa cambia. En el cole tenían muy claro de qué les iban a disfrazar, y la verdad es que nos lo han puesto muy fácil. Como están trabajando con un proyecto de arte, enseñándoles a los niños los cuadros de Miró, iban disfrazados de eso, de cuadros de Miró. Esto también ha levantado polémica, porque claro, hay muchas madres que les parece que son muy pequeños y que no van a entender de arte. Pero claro, si los mayores no le encuentran sentido al arte, qué van a pensar, si, por supuesto, dan por hecho que los que son pequeños también son tontos. (O juzgan por su rasero, todo puede ser).

Las profesoras han sido muy previsoras y nos lo han dado todo desmontado para hacer en casa el disfraz: una bolsa de basura a la que hacer los agujeros para la cabeza y los brazos y dos dinA-3 con el dibujo de un cuadro de Miró sin pintar y su firma para pegarlo por delante y por detrás de la bolsa. Pintarlo y pegarlo ha sido la parte fácil de esta historia, aunque, como siempre, lo dejamos para última hora.

En una nota del colegio se nos llamó a los padres a una reunión para preparar el carnaval. Como ya he dicho, es el primer año de cole de MiniP, y el primero mío como mamá en apuros. Yo pensaba que era para decorar, como en Navidad, y a pesar de que no puedo participar por problemas de horario, acudí a la reunión. Pero, para mi sorpresa, no era para decorar, sino para preparar un espectáculo para que los niños (los de 3, 4 y 5 años) disfrutaran de una fiesta.

Como las mamás en apuros somos así, me apunté. Me lancé al vacío, sin miedo. Que no se diga.

Pensaba que sería cosa de poco, salir, hacer el tonto un rato y que se rieran los niños, pero fue algo más complicado de organizar. Para empezar, como a la reunión sólo acudimos cinco madres, tardamos dos días en reunirnos y hablar de lo que íbamos a hacer. En ese tiempo dos de las madres decidieron abandonarnos e irse con las mamás de cinco años, según la versión que tengo, porque no nos poníamos de acuerdo. Esto ayudó a crear una sensación de unión que no teníamos, ya que había un enemigo en común: teníamos traidoras.

El desayuno nos duró una hora más o menos, de la que dedicamos quince minutos a hablar del espectáculo. Decidimos canción, cambiando la primera elección, la taza y la tetera, por un mix de Miliki. Y decidimos pedir el gimnasio para ensayar por lo menos dos veces. El resto del tiempo cotilleamos de cosas que nada tenían que ver con la función, pero que resultaron altamente interesantes.

El primer día del ensayo llegó, y con él más enemigas. Resulta que las madres de cuatro años también querían ensayar ese día, y el director, muy ecuánime, nos pidió que compartiéramos el espacio. Un espacio grande, el gimnasio, pero que, al llenarse de niños gritones y de sus gritonas madres, impidieron bastante la labor de ensayo. El sonido no se escuchaba bien, y éramos constantemente interrumpidas por madres que llegaban o se iban. (Sólo una tenía la llave, y era de nuestro equipo). A pesar de todo, conseguimos esbozar lo que queríamos hacer. Gracias también a que una de nuestro equipo trabajaba de animación infantil, sin ella hubiéramos estado bien perdidas. Una vez quedó claro el papel de cada una, y cómo nos íbamos a disfrazar, el resto lo dejamos para otro día.

El último día de ensayo tuvimos el gimnasio para nosotras, afortunadamente. También fueron menos los niños que llevamos (ya sabéis, las mamás en apuros no tienen con quién dejar a los vástagos), por lo que tuvimos más tranquilidad. Una vez estuvo claro lo establecido el día anterior, nos dedicamos a ponerlo en práctica. Una y otra y otra vez. Estaba ya de Miliki hasta lo rojo de la nariz, pero he de confesar que me reí muchísimo y lo pasé muy bien. Nos quedamos conformes con lo que hicimos, pero nuestra duda era grande: ¿qué pasaría el día de la función? Porque no estábamos todas en el ensayo...

Y llegó el día. La función. Pensé que no podría ir, porque precisamente ese día le programaron a mi suegro una operación de varices, y nos fuimos al hospital temprano. Allí nos dijeron los médicos que bajaría al quirófano de los últimos y yo ya me temía lo peor. Que no podría ir. Pero mi suegro, que conocía el evento que tenía que representar, me estuvo echando del hospital desde las diez de la mañana, no fuera a llegar tarde, que a él ni le dormían entero y ya había pasado por eso. Lo importante era la niña. De modo que nos fuimos, resulta que soy mejor madre que nuera, y llegué cuando ya mis compañeras estaba pintadas y preparadas para el ensayo.

Y menudo recibimiento me esperaba. Todas con los brazos abiertos, porque no eran capaces de poner la música y las mamás de cuatro ya estaban hostigando con que si no, no lo hiciéramos que ellas se encargaban. Pero yo, que tengo mucha mano con la tecnología, puse la música y tuvimos un último ensayo con todas vestidas.

El mix de Miliki comenzaba con Había una vez un circo, por lo que teníamos payasos, que además presentaban el espectáculo. Continuaba con La Gallina Turuleta, para lo que tres mamás se habían vestido de gallinas y salían a primera fila a bailar. Seguía con Feliz, feliz en tu día, que cortaba un poco el rollo ya que era muy lenta, problema que supimos capear tirando globos y confetis a los niños, lo que ocasionó gran algarabía entre el público menudo (y gran regocijo nuestro, también). Acto seguido venía Susanita y su ratón. Que aunque la mamá ratón nos falló en el último momento, porque su pequeña se puso enferma (todas somos mamás en apuros), la mamá Susanita hizo buen papel, con un peluche ratón y bailando con las gallinas. Y, como broche final, Don Pepito (servidora) y Don José, que pusieron la guinda tirando los sombreros al aire y cayendo todos los personajes de culo.

Lo mejor fue la cara de mi pequeña al verme bailar para ella y para sus compañeros, esa cara de felicidad bien vale el cansancio y todos los apuros del mundo. Pero tuvimos otra recompensa más, puesto que uno de los payasos pidió permiso al director para subir a cantarles a los de primero (ya que la fiesta era exclusiva de infantil), y nos lo concedió. Y allá que fuimos, a berrear y pegar botes a los niños de seis años, que alucinaron con la visita del circo a sus clases.

Al final, merece mucho la pena ser una mamá en apuros.

10 comentarios:

  1. La verdad es que las mamis y los papis tenéis mérito, sacáis tiempo de donde no lo hay y además hacéis cosas por los hijos que ni soñando habíais pensado hacer. Así es que, enhorabuena!!!!

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    1. ¡Gracias Carmenzity! Son cosas que te salen sólas, harías cualquier cosa por tu pequeño/a, y cuando digo cualquier cosa, me refiero a cualquier cosa... Hasta disfrazarte y salir a bailar haciendo el tonto...
      ¡Besotes!

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  2. Me parece muy bonito lo que hicisteis en carnaval, es un recuerdo superchulo con el que miniP. va a crecer. Mucha mamá en apuros pero reconoce que tú también te lo pasaste bien ;)

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    1. ¡Gracias, Lady! Me quedan otros dos años de hacer el tonto en carnaval, cuando empiece primaria se acabó... :-( Así que habrá que disfrutar hasta entonces...
      Yo lo reconozco... ¡Me lo pasé pipa!

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  3. Me ha encantado esta entrada ay que me temo que yo también seré en breve mamá en apuros. Muchos besos.

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    1. No te queda nada, Goizeder, pero nada de nada. Es terrible y maravilloso al mismo tiempo. Y todo, todo, merece la pena... ¿A que sí?
      ¡Besotes!

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  4. Con problemas y todo, pero qué bien se pasa preparando estas cosas para los peques, ¿verdad? Yo he participado en varias y me lo pasaba pipa viendo la carita de mi hija. Son momentos muy especiales, que no se olvidan.
    Besotes!!!

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    1. Los problemas al final engrandencen el logro, Margari, y la mayor recompensa es la carita de la peque. No se me olvidará cómo se le iluminó la cara al verme, y eso que nos vio ensayar y todo, pero aún así...
      ¡Momentazos!
      ¡Besotes!

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  5. Sarna con gusto no pica, que dice el dicho, ¿no, Pilar? jejeje
    Besines,

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  6. Fenómeno el espectáculo! Seguro que a MiniP le encantará contarlo una y mil veces.
    Un beso, guapa

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