martes, 18 de noviembre de 2014

El Club de los Viernes, de Kate Jacobs



Cada viernes se reúne en el local de Georgia Walker, en Manhattan, un grupo de ocho mujeres que, a través de su pasión común por el punto, han desarrollado una fuerte amistad. La laboriosa actividad da pie a que cada mujer dé rienda suelta a sus anhelos, sus pasiones y sus angustias. Pero las cosas no siempre han sido fácil es para Georgia. Doce años atrás, cuando estaba embarazada, su novio James la abandonó para irse a vivir a Francia. Ahora James ha vuelto para conquistar de nuevo a Georgia y ejercer de padre de su hija.

Cogí este libro por circunstancias. Mi madre estaba ingresada en observación, y salí de casa sin un libro. Grave error, no sé cómo pudo ocurrir, pero ocurrió. Pero mi madre sí que tenía su kindle, y era de los pocos que me interesó que tuviera cargado, de modo que lo empecé.

Enseguida me enganché. Leía en la sala de espera y eso cunde mucho. De hecho nos turnábamos para entrar mi hermana mayor y yo (la pequeña estaba convaleciente de un esguince severo en casa), y me ofrecí a quedarme fuera “desinteresadamente”. Bueno, eso dije, pero lo cierto es que dentro le daba conversación a mi madre y no podía leer. Fuera podía dejar toda mi atención para Georgia, su hija Dakota, su amiga Annie y el club de punto.

La historia engancha, no lo voy a negar. Georgia es dueña de una tienda de punto y la vida no ha sido fácil para ella. Cuando se quedó embarazada su novio la dejó para irse a Francia a trabajar, y salvo para mandarle unos cheques no volvió a tener contacto con él. Se encargó de criar a su hija en solitario, en la ciudad de Nueva York, pero salió adelante. Le ayudó mucho Annie, una mujer ya mayor, jubilada, que se encargó de darle a Georgia el empujón que necesitaba. Gracias a Annie acaba montando el club de punto, los viernes después de trabajar, en el que se juntan ocho mujeres a comenzar a tejer un jersey, y entre los puntos de las agujas parece que van tejiendo juntas sus propias vidas.

Es una novela fácil de leer, la narración es sencilla, alterna mucho diálogo y no se hace pesado en ningún momento. La autora tiene buen ojo para contarnos las vidas de las mujeres sin resultar pesado, ni monótono. Con pequeños detalles nos podemos hacer una idea bastante acertada de lo que hay detrás de cada una de ellas. No son personajes planos, están muy bien dibujados con profundidad propia, y aunque se trata de la vida de ocho mujeres, las del club de punto, en realidad todo gira en torno a Georgia.

Lo que no me ha terminado de convencer es algún aspecto de la trama. Vuelven dos personas del pasado de la protagonista, y de repente se convierten en importantes. Así, casi sin más. No sé si será porque soy una persona rencorosa, pero yo no lo habría visto tan fácil. Quizás sea yo, pero no me ha gustado. No es que no lo haya visto realista, porque la autora lo ha sabido contar de tal manera que surge todo como muy natural, pero no me ha cuadrado mucho con la psicología que le suponía a la protagonista.

Otra cosa que no me ha gustado nada es un detalle de la trama: Georgia no ha tenido ninguna relación sentimental desde que la abandonó el padre de su hija. En un momento reflexiona (atención, puede contener spoiler, no digais que no avisé): será que le estaba esperando. ¿Esperas doce años a alguien que te abandonó? Me parece que la señal que se envía ahí no es muy acertada, como que no puede tener vida porque todavía sigue enamorada de su ex. Sin embargo él sí que ha estado ocupado todo este tiempo. No soy una mujer que encuentre alarmas feministas en todas partes, pero este detalle sí que me ha parecido alarmante. Y ha sido el único en todo el libro, porque pese a que la trama gira en torno al punto, no cae en clichés antiguos. De hecho con las ocho mujeres que componen el club combina no sólo distintas edades sino distintas mentalidades, creando un prisma con visiones muy distintas de un mismo tema: tejer.

En conjunto, pese a pequeños detalles, me ha gustado mucho y voy a continuar con la saga, que he descubierto que hay dos más. No termino de estar conforme con el final, pero no porque no me gustara, sino porque me enfadó y me entristeció. Esto dice mucho en positivo de la novela, me hizo empatizar lo suficiente como para crearme sentimientos.

Supongo que una de las razones por las que me ha gustado el libro, y por la que he empatizado con él es que en mi casa siempre se ha tejido. En mi familia siempre hay alguien haciendo alguna labor. Mi madre cose que es un primor, pero además te hace unos cuadros de punto de cruz para exponer en algún museo. También sabe hacer punto (dos agujas) y ganchillo, aunque lo practica menos. Mi abuela era ganchillera de pro, siempre estaba con la labor. Hizo de todo: colchas, paños, jerseys, pamelas, bolsos... Todo lo que pudieras imaginar mi abuela lo hacía realidad. Mi hermana mayor siguió los pasos de mi abuela, y aprendió ganchillo pese a que en sus inicios se clavó una aguja de lado a lado de la mano (momento gore), y yo no conseguí pasar de la cadeneta, pero aprendí con las dos agujas. Además, hace poco me dio la vena, me iluminó el espíritu de mi abuela o algo así y decidí aprender ganchillo.

Así que cuando Georgia habla de punto media, y de las distintos tipos de lanas y agujas a mi me suena a terreno conocido. De hecho, después de la lectura de la novela se me ocurrió la idea: crear nuestro propio club de los viernes. Desde entonces nos reunimos en casa de mi madre para comer, mis hermanas y yo, y cuando retiramos la mesa mandamos a los niños a jugar y nos ponemos con las agujas. Es una manera distinta de pasar una tarde, y os aseguro que nos reímos mucho, sobre todo con lo amorfo que me suele salir la labor...
Edito: mi club de los viernes se ha cancelado durante un mes, que es lo que tardarán en quitarme la escayola de la mano derecha. ¡Qué rabia!


8 comentarios:

  1. Es una novela que podría gustarme si se cruza en mi camino la leeré. Muchos besos.

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    1. Yo creo que sí, GOIZEDER, pese a las pegas que le he encontrado. Lo mismo lo tienen en esa biblioteca maravillosa que tenéis allí.
      ¡Besotes!

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  2. La leí hace tiempo, porque se la regalé a mi madre y luego claro... aprovecho los regalos.. jeje.
    Estoy de acuerdo en todo lo que dices, y me pasó lo mismo con eso de "esperar 12 años". Me gustó, pero me dejó un regustillo que no me ha hecho querer ponerme con la segunda parte.
    Besos!

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    1. Yo hago lo mismo, SARAMAGA, aprovecho los regalos... Jajajaja
      Me alegra saber que no soy la única que le ha visto esos "fallos", y lo de esperar 12 años ya es que me superó... Aunque yo sí tengo curiosidad por ver cómo continúa.
      ¡Besotes!

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  3. La leí hace tiempo. Y sí, es una historia muy fácil de leer. Pero no terminó de convencerme. Ni me he animado a leer los siguientes.
    Besotes!!!

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    1. Yo dejo los siguientes para cuando esté inapetente de lecturas, MARGARI, y necesite algo ligero para "desestresar". De todos modos creo que son más flojos, como no podía ser de otra manera.
      ¡Besotes!

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  4. Tengo ganas de leerlo =)
    Mejórate!!!

    Besotes

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    1. Espero que te guste cuando te animes con él, SHORBY. ¡Y gracias!
      ¡Besotes!

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