Íbamos en coche a pasar el día en la sierra, y en el coche es cuando a MiniP le da por hablar más. Debe ser que se aburre, y como está atada solo puede hacer dos cosas: o dormir o charlar. Y la última opción de MiniP siempre será dormir. En eso no ha salido a mi, lo aseguro.
Miraba por la ventanilla, cuando giró de nuevo la cabeza y muy seria, nos dijo:
- No quiero cambiar de casa.
Nosotros siempre estamos hablando de cambiar, porque el piso donde estamos está bien, pero no convence del todo. Hay muchísimas cosas que se podrían mejorar... Podría tener terraza, ascensor, trastero, y más metros cuadrados. Por pedir, podría tener hasta terreno, pero no. Es un piso sencillo, de hace más de 30 años, que nos da un servicio bueno pero mejorable. El caso es que hablamos para cuando nos toque una lotería, porque después de la burbuja vivida me da mucho reparo atarme a otro banco por otros 30 o 35 años sin saber si el euribor va a subir o a bajar... No confío en ningún banco.
Papá en apuros y yo nos miramos.
- A ver, MiniP - dijo su padre - No vamos a cambiar de momento, pero si algún día podemos no tomarás tú esa decisión.
Y fue entonces cuando soltó la bomba.
- Pues yo me voy a vivir a la playa.
- ¿Ah, sí? -dije yo - ¿Y cuándo?
- Pues ya.
Papá en apuros y yo nos miramos, conteniendo la risa.
- ¿Y te vas a ir tú sola?
MiniP pareció pensarlo un momento.
- No. Me voy con Guagua y Golfo.
Son sus dos perros de peluche favoritos. El primero se llama Guagua porque ni sabía hablar cuando se lo regaló su padre, y poco después a los perros en general los llamaba así: guaguas. Somos simples, qué le vamos a hacer.
- ¿Y nosotros? - siguió preguntando su padre.
- Vosotros podéis ir a visitarme - aseguró MiniP. - ¡Pero tenéis que llevar a Reno!
Efectivamente, hablaba de otro peluche.
- ¿Y de qué vas a comer? - su padre intentaba demostrarle las lagunas de su plan, pero MiniP lo tenía todo estudiado. - Si no sabes cocinar.
- De lo que compre. - aseguró la pequeña.
Yo cada vez estaba más sorprendida, y cada vez me costaba más contener la risa. Se ve que, con cuatro años, tiene las cosas más claras que algunos con veinte.
- ¿Y cómo vas a pagar la comida? - pregunté. Una madre se preocupa por cómo se van a ganar la vida sus hijos.
MiniP se estiró, y puso su tono de voz de "¿es que no os enteráis de nada?"
- Pues de las monedas que encuentre en la playa. - estiró la mano, y añadió - ¡Claro!
Como si no fuera evidente. En ese momento me la imaginé recorriendo la arena de arriba a abajo, recogiendo un tesoro de monedas que le servirían para comer. Le seguían sus peluches, extrañamente se movían por sí mismos, y ella tenía aspecto de salvaje... Pero feliz.
- ¿Y a qué playa vas a ir?
Ese era el quid de la cuestión. Nosotros ya sabíamos la respuesta.
- A la del teatrillo.
Claro. Porque este verano estuvimos en Peñíscola y cada noche nos acercábamos al paseo marítimo para ver el teatro de marionetas que hacía función todos los días.
Nos reímos, los tres. Pero, disimuladamente, me enjuagué una perla de sudor de la frente. ¿Con cuatro años y ya se quiere independizar? Si eso no es estar en apuros, ya me diréis qué es...
Jajaja cómo me he reído eso es tener las ideas claras y lo demás tonterías eh. Muchos besos.
ResponderEliminarYo también me reí mucho, GOIZEDER, cada edad tiene su puntazo, y ahora estamos disfrutando de sus ocurrencias. Ya nos contarás tú tu propia experiencia.
Eliminar¡Besotes!
Jajaja, y solo tiene cuatro años! Qué linda!
ResponderEliminarBesotes!!!
Cuatro años, MARGARI, y si la dejo sola se va a buscar monedas a la playa, ya ves tú... Estos niños de hoy en día nacen más listos que nosotros...
Eliminar¡Besotes!
¡Me ha encantado ser partícipe de vuestra conversación! Impagable ese momento en el que os dice que vivirá de las monedas que encuentre en la playa. ¡Gracias por hacernos llegar estos momentos, Pi! Un besazo.
ResponderEliminarDe nada, JESÚS, para mi es un placer compartirlo, y con un solo comentario que reciba ya soy feliz... Además, pienso guardarlo para enseñárselo cuando sea mayor, a ver qué dice...
Eliminar¡Besotes!