viernes, 14 de noviembre de 2014

Mamá en apuros: Los patines



Era una bonita y nublada mañana de domingo. MiniP llevaba despierta un buen rato, y las risas que compartía con su padre me despertaron a mi. Me levanté medio zombie (las ocho y media de la mañana de un domingo para mi no son horas) y cuando tomé mi café di los buenos días.

Apenas terminé de desayunar ya me estaban atosigando padre e hija para ver qué hacíamos, cómo pasábamos el domingo mañanero.

Ahí confluyen varios problemas. El primero que, como ambos son tan tempraneros, quieren hacer cosas cuando el resto del mundo (y por resto del mundo me refiero a mi) queremos dormir. El segundo, que como el día anterior estuvo lloviendo hasta altas horas de la noche, nos fastidió los planes de salir los tres con la bici por los caminos de tierra, que esa mañana probablemente fueran barrizales. El tercero es que, como no somos (ninguno de los tres) amigos de las aglomeraciones, ir a un centro comercial no entra en la categoría de diversión para nosotros. Más bien al contrario.

De modo que quedamos en bajar con la bici de MiniP a dar un paseo. Pero MiniP no quería bici. Quería patinete.

- Mamá, y tú te bajas los patines.

No era una idea nueva, ya se lo he dicho alguna vez, pero en ninguna ocasión lo habíamos llegado a hacer: ella con el patinete y yo con los patines, y así disfrutábamos juntas. Eso decidimos hacer.

No creo que sorprenda a nadie si desde ya adelanto que muy bien no acabó el día.

Papá en apuros decidió que él prefería andar, y bajamos hasta el parque riendo, comentando que él prefería un patinete para mayores, que iba a vender sus patines, que había utilizado dos veces ya que no sabe patinar.

- Del patinete te puedes tirar, los patines no te los puedes quitar en caso de emergencia.

- Bah, yo casi prefiero los patines, a mi siempre me ha gustado mucho patinar.

- ¿Te vas a acordar?

- Uff, pues puede que no...

Paramos en un banco, me calcé las ruedas y Papá en apuros me ayudó a levantarme. Rodé un poco junto a MiniP, que iba con su patinete encantada de la vida, pidiéndome carreras y riendo porque ganaba. Me abandonó donde los columpios, porque si algo le apasiona a mi pequeña es columpiarse.

Mientras MiniP se entretenía estuve dando algunas vueltas por el parque, recordando. La verdad es que no se me estaba dando tan mal, el parque va en ligera pendiente donde los columpios y la cuesta arriba tiraba pero cuesta abajo era muy divertido.

MiniP se cansó, y volvió a coger su patinete. Con la cara iluminada por la felicidad, pasaba junto a mi gritando:

- ¡Vamos mamá!

Yo la seguía como podía, que tiene una facilidad pasmosa para los cacharros con ruedas, y a mi me suenan todas las bisagras por el óxido...

- ¿Hacemos una carrera? - me dijo, después de cuatro vueltas al mismo sitio.

- ¡Venga! - y ahí que la seguí.

Y ese fue el error.

MiniP cogió carrerilla parque abajo, y siguió más allá de la zona de los columpios. A partir de ahí la suave pendiente se convierte en bajada descarada, y empecé a coger velocidad. La bajada no termina en un llano: o hace una curva o sigues para la carretera, y yo intentaba frenar con el freno del patín derecho (al ser patines en línea sólo tienen un freno) pero la goma decidió ignorar mis intentos. MiniP seguía delante mío, tan feliz, y a mi la cuesta se me fue de las manos. Sin control, ya no sabía cómo frenar. Hasta que la gravedad decidió por mi.

No sé exactamente qué fue lo que me llevó al suelo, pero caí de culo, y en el último instante de la caída, planté la mano derecha para estabilizar. Escuché un ligero crujido, pero el dolor de trasero me hizo olvidar todo por momentos.

MiniP paró, tiró su patinete, y vino a mi convertida toda ella en preocupación.

- ¿Mamá, te has hecho daño? - repetía, una y otra vez.

Y yo, casi desfallecida del dolor que tenía en el culo, no supe disimular.

- ¡Ay! ¡Ay! Sí, cariño, me he hecho daño...

- ¡Papá! - llamaba ella, mirando hacia atrás - ¡Papá!

Papá en apuros acudió al rescate, me devolvió mis zapatillas y me ayudó a ponerme en pie. La mano molestaba, pero no se hinchó mucho. Aún así decidimos acudir a urgencias.

De camino, aleccionaba a MiniP, una Mamá en apuros aprovecha cualquier momento para dar lecciones a sus vástagos.

- ¿Sabes por qué me he hecho daño?

- ¿Porque te has caído?

- También. Pero porque no llevaba las protecciones.

- ¡Te lo dije que te dejaba las mías!

Y es verdad que me lo dijo. Pero lo que ella no entiende es que sus protecciones me sirven para los dedos de la mano...

Ilusa de mi, acudí a las urgencias del centro de salud, pensando que sería un esguince o poco más. Sentada en los sillones de plástico, el dolor de trasero se amortiguó, o quizás se vio eclipsado por la muñeca. Porque lo que en principio no dolía nada ahora era una oleada de sensación horripilante que se transmitía de mi mano al cerebro directamente. MiniP me soplaba, imitando lo que le hago yo cuando le escuece una herida, Y me acariciaba, con mucho cuidado, la zona que ahora sí que se había inflamado. Me entraban ganas de comérmela a besos.

De ahí me mandaron directamente al hospital tras un solo vistazo.

- Mínimo tienes fisura, pero yo apostaría por fractura. - Me dijo la doctora.

En el hospital, más esperas. Lo bueno es que el dolor se había amortiguado y a MiniP la recogieron sus abuelos, para que no se aburriera. Me hicieron una radiografía, como a los presos: de frente y de perfil; y cuando pasé a la consulta pude ver una línea más oscura que avanzaba por mi radio, a la altura de la muñeca.

- Tienes una fractura sin desplazamiento.

- ¿Y eso qué significa?

El doctor apenas me miró. Me entraron ganas de explicarle que conocía el significado de las palabras, pero no lo que significaban aplicadas específicamente a mi brazo.

- Que con una escayola se curará.

- Vale.


Y lo que empezó siendo una bonita y nublada mañana de domingo en el parque terminó siendo una preciosa tarde soleada en la que lucí mi primera y blanca inmaculada escayola.

Y más que bonita, es incómoda, que ahora sí que soy la mayor expresión de Mamá en apuros: con una rotura de muñeca e impedida de movimientos.

Y como no hay mal que por bien no venga aprovecho la escayola para que MiniP y todos sus amiguitos aprendan que hay que llevar las protecciones cuando se coge cualquier cacharro con ruedas.

- ¡Te dije que te dejaba las mías! - replica MiniP cada vez que lo digo.

2 comentarios:

  1. Lo siento mucho ánimo y espero que te quiten pronto la escayola me ha gustado la entrada. Muchos besos.

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  2. Lo siento mucho. Como dice Goizeder, espero que pronto te la quiten. Y para la próxima, ponte las protecciones!!!
    Besotes!!!

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