domingo, 12 de marzo de 2017

Relato: Súper Héroes en el recreo


- Tú no puedes jugar. - Le dijo Rubén, con los brazos cruzados, a Paula.

Ella permaneció de pie frente a él, postura defensiva también. Se quitó un mechón de pelo de la cara y levantó la barbilla.

- Claro que puedo.

- No -, reafirmó Rubén. - Eres una chica. Las chicas no pueden ser súper héroes.

- Pues claro que pueden. - Ahora fue Paula quien cruzó los brazos. - Las chicas podemos ser lo que queramos.

Detrás de ellos se había formado un grupito de niños y niñas de su edad. Estaban disfrutando del recreo del colegio. Detrás de Rubén había otros tres niños, dos de ellos se evidenciaban a favor de no dejar jugar a Paula. El tercero, Thiago, no lo tenía tan claro.

- Sí que puede ser súper héroe, Rubén. Déjala jugar.

Rubén pareció pensárselo. 

- Está bien. Serás la chica a la que hay que rescatar.

Cogió del brazo a Paula, para llevársela al otro lado del patio, pero la niña se resistió.

- ¡No! ¡Yo también quiero ser súper héroe!

- ¡No puedes, eres una chica! ¡Las chicas no pueden ser súper héroes!

Paula frunció los labios y pegó una patada en el suelo, frustrada. Todos los niños y niñas que estaban en el patio, ya fuera atentos a la pelea o sin haberse percatado de ella, gritaron a la vez. La patada de Paula había provocado un terremoto que había movido hasta el tobogán.

- He dicho que sí puedo - habló la niña con los dientes apretados, y con un movimiento de manos, pareció acumular algo invisible que enseguida soltó contra el pecho de Rubén.

El niño cayó hacia atrás empujado por fuerzas que no podía ver, con la sorpresa aún pintada en la cara. En cuestión de dos segundos cambió la expresión por completo, sonrió de medio lado, y se levantó. Sacudió su camiseta, ahí donde parecía haberse golpeado, y se acercó caminando despacio hasta donde esperaba Paula.

- Escuadrón de la muerte - dijo, inclinando la cabeza hacia sus amigos - ¡En guardia!

Dos de los tres niños que estaban detrás de Rubén se colocaron a ambos lados de él. Pero Thiago no se movió. Rubén le miró directamente.

- ¿Qué haces?

Thiago miró al cielo, parecía meditar. 

- Tu bando no me gusta. - dijo -. Me voy con ella.

Y, de forma tranquila, se pasó junto a Paula, donde ya se habían posicionado Candela, en actitud defensiva, y Yasmin, algo más atrás, pero con la cabeza alzada altivamente.

- ¡Liga de la justicia! - gritó Paula - ¡Nos atacan los malos!

- No se dice malos. Se dice villanos -. Corrigió Candela.

Paula se encogió de hombros y puso los puños en modo defensa. Todos los niños y niñas que había preparados para luchar gritaron a la vez y se atacaron entre ellos.

- ¡Toma! Mi súper flecha envenenada te ha dado en la pierna - gritó Rubén.

- Mi escudo de fuerza mega invisible lo ha parado, súper malo. ¡Toma mi mega rayo flúor rompe dientes! - contraatacó Paula.

- ¡Flus! ¡Flus! ¡Flus! El súper spray anti villanos que mata arañas, cucarachas y moscones. ¡Estás muerto, súper villano! - Candela se había ensañado con David, que estaba en el suelo inmovilizado por la niña.

- ¡Yasmin! ¡Te he dado con el súper rayo mega malo que hace mucho daño! Te tienes que caer al suelo… 

Los demás habían dejado de atender sus juegos, llamados por los colores y sonidos que se escapaban de la lucha. En algún momento incluso tuvieron que esquivar rayos perdidos, que posiblemente les habrían quemado los zapatos. 

Rubén perseguía a Paula, que se había encaramado a la valla, gritando que estaba en su refugio mega secreto y allí no podía verla.

Yasmin se había recuperado del rayo mega malo, y ahora perseguía, pala en mano, a David, ayudada por Thiago, que se había quedado sin contrincante al haber huído acobardado.

Candela había cambiado a David por Aarón, y le tenía en el suelo, inmovilizado y haciéndole cosquillas. 

Las demás niñas y niños jaleaban, no se sabía bien si a favor o en contra.

De repente un trueno atravesó el cielo y llovieron gotitas de realidad que fue dibujando, de nuevo, su patio de recreo. Todos levantaron la cabeza a tiempo de ver a su profesora, Elena, dando palmadas y llamando al orden.

- ¡Vamos, chicas, chicos, a clase!

Paula miró a Rubén, en lo que fue un intento de levantar una ceja, pero que a sus cinco años se quedó bastante pobre. Bajó corriendo de la seguridad de la valla, y se puso junto a Elena.

- Profe…- Le dijo, llamándole la atención - ¿A que las niñas también podemos ser súper héroes?

Elena frenó su caminar y se agachó un poco para mirar a la cara a Paula.

- ¿Qué dices, cariño?

- ¿A que las niñas también podemos ser súper héroes?

Elena sonrió.

- Bueeeno… Súper héroes no -, hizo una pausa dramática que dejó en suspenso el corazoncito de Paula -. Nosotras somos súper heroínas, y claro que podemos serlo, en virtud de la igualdad. - Se levantó y cogió de la mano a la niña -. De hecho, hay muchas súper heroínas.

- ¿En la tele?

- En la tele, en los cómics, en los libros… Y hasta en la vida real. -Volvió a mirar a Paula y sonrió. - Aunque las de la vida real no tienen súper poderes.

Paula se giró, miró a Rubén que iba detrás suyo, y le sacó la lengua.

Volvió la vista al frente, alzó la barbilla, orgullosa, y entró en clase junto a su súper heroína favorita.

2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias, JANE!! Me has alegrado el día con tus palabras, más importantes por venir de una persona a la que admiro.
    Lo he presentado a un concurso, el De Zenda Libros, porque ya ha siendo hora de salir al mundo!
    Besotes!

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