Sinopsis (contraportada): ¡Joder! Esta es la mejor novela que he leído en mi vida. Trocito de tarta de tres chocolates. La Perra de Satán esta me parece una tía de puta madre, ojalá pudiera conocerla. Trocito de tarta de tres chocolates. Qué mala leche la tía, me he partido el culo. Aunque igual lo de santiguarse cuando ve pasar al Cristo es un poquito fuerte. Trocito de tarta de tres chocolates. Pero vamos, que cuando se tiene el horcate caliente, todo agujero es trinchera, yo la entiendo. Ojalá haya segunda parte, porque me he quedado con ganas de más. Trocito de tarta de tres chocolates. ¡Anda que con lo que le gusta comer, cómo se le ocurre ponerse a dieta! Le pasa lo que a mi, a la pobre, que habiendo tarta cerca cualquiera se pone a pensar en salud y belleza. Trocito de tarta de tres chocolates. Además, la belleza es un invento capitalista, Trocito de tarta de tres chocolates. ¡Coño, se me ha acabado la tarta! Qué poco dura lo realmente bueno, por eso esta novela es tan corta.
Este es uno de tantos libros que me presta mi hermana, la anteriormente conocida como Lady Boheme, esa que solía tener un blog y ahora solo tiene unos (miles de) apuntes. Es lo que tiene hacerse opositora, que pierdes calidad de vida y vida misma...
El caso, es que me lo dejó en casa de mi madre y de ahí lo cogí yo, intrigada, por el título de la novela (no es que sea muy intrigante, pero que me llamó la atención) y por el nombre de la autora. Perra de Satán. Toma ya.
Y comencé a leerlo enseguida. Son de estas cosas que pasan, que tienes libros en tu estantería que esperan años (también prestados, que tengo una sección en mi biblioteca solo para libros de mi hermana) y luego te encuentras con uno que te llama y te lo lees enseguida. Así es la vida de la lectora.
También es verdad que necesitaba cosas frescas, fáciles de leer y sencillitas, para dejar atrás la racha de lectura lenta que venía teniendo desde el último trimestre de 2016, y este tenía precisamente esa pinta. La portada morada con la preciosa ilustración, a cargo de Ana Belén Rivero, de una chica inflándose a pasteles, la contraportada con una vaca flaca con bragas que le quedan grandes, las letras razonablemente grandes (tampoco nivel se ve desde la ventana de enfrente, pero grandes), capítulos cortos. Lo único que no me gustó mucho fue la textura del papel, que es demasiado satinada…
Y enseguida me puse a leerlo. Y enseguida lo terminé. Un día, concretamente, tardé en leerlo. Así me gusta acabar con las rachas malas de lectura, con libros que me duren un suspiro. Y entre medias, diversión.
La novela es divertida. Te cuenta en primera persona las vicisitudes de una chica gorda que se pone a dieta, y pierde kilos, fuelle y hasta buen humor. Entre tanto le pasan ciertas cosas, todo ello contado de forma divertida. El formato es tipo blog: entradas cortas, que no necesiariamente continúan el capítulo anterior, pero sí que tienen coherencia temporal.
El estilo es muy dinámico, muy fresco, divertido. Tiene un gran sentido del humor, y sabe contar las cosas de manera atrayente y atrapante. Me gustó mucho, la verdad. Lo disfruté y hasta saboreé la tarta de tres chocolates, la preferida de la protagonista.
Cuando cogí el libro no sabía nada de ella, pero ahora sí. Enseguida la busqué en las redes, y la sigo ahora por Facebook. ¡Si hasta la he visto en la tele! En el programa de First Dates, donde la emparejaron con un canto rodado que no le llegaba ni a la suela de los zapatos. Eso sí, ahí pude apreciar que la frescura y la locura son de ella, de serie, no impostadas para el libro.
Lo recomiendo para todos los públicos mayores de edad, eso sí. Para gordas y gordos, flacas y flacos, los que están en proceso de adelgazar o engordar y para los que les apetece echarse unas risas. Por cierto, en el libro explica el porqué de su pseudónimo, o al menos una versión del motivo. Ya solo por eso merece la pena leerlo…
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