martes, 4 de noviembre de 2014

Zaragoza, de Benito Pérez Galdós



Seguimos con la lectura de Los Episodios Nacionales, siguiendo a Gabrielillo por esa España en guerra con el francés. El chaval se mete en todos los fregados, allá donde hay una batalla importante aparece, como por voluntad divina. Pero el señor Galdós se las ingenia bien para que no sea de manera artificial, siempre hay un por qué, una clara y realista explicación de por qué se encuentra allí Gabriel. Entre otras cosas, porque es un patriota, y no piensa dejar caer el pais en manos de Francia sin pelear.

En esta ocasión se escapa de las garras del ejército francés, con su amigo Román, y van a parar a la ciudad de Zaragoza, donde Román tiene un amigo. Allí les reciben con los brazos abiertos, dando a los huéspedes hasta la camisa si hiciera falta. El amigo de Román, Don José Montoria, es de los principales de la ciudad, que se está preparando para el segundo sitio. El primero fue en el que cobró protagonismo Agustina de Aragón, que es nombrada en este libro, en el que los franceses tuvieron que recular. Ahora toda la ciudad se prepara, podando los árboles que les dan de comer para que los franceses no los utilicen en su contra, donando comida e incluso abriendo las casas para alojar al ejército y a los heridos.

Gabriel hace mucha amistad con Agustín de Montoria, el hijo pequeño de Don José al que tienen destinado para cura, y aquí es donde radica una gran diferencia con respecto a los libros anteriores. La historia de Gabriel e Inés en este libro se obvia, y deja paso a la historia de amor de Agustín y Mariquilla, una historia de amor abocada al fracaso. Mariquilla es hija de Jerónimo Candiola, un usurero egoísta, el único personaje de toda Zaragoza que no ha donado ni un grano de trigo para la defensa de la ciudad. A él sólo le importa el dinero, y queda claro en la novela por los delirios que le atacan. Además, es enemigo acérrimo de Don José Montoria, por lo que Agustín está entre la espada y la pared, amando a Mariquilla, pero sin querer defraudar a su familia.

Me costó meterme en la historia al principio. Empieza medio suave, con la llegada de Gabriel a Zaragoza, con la presentación de los personajes, con la explicación de los acontecimientos, pero a medida que la historia avanza la narración se vuelve más trepidante y mucho más cruda. Ahí ya me atrapó, con la lucha encarnizada entre los dos ejércitos, el francés superior en número, el español superior en obcecación. Una vez que fueron capaces de entrar en la ciudad, atacada por los franceses, pero también por el hambre y la epidemia, los españoles se la disputaron casa por casa, calle por calle. A Galdós no le duelen prendas en contar los muertos que había en la calle, insepultos todos debido a la necesidad de manos en el frente. No escatima en detalles al contar las luchas dentro de las casas, las explosiones de las minas, el ánimo de los maños que ni muertos soltaban la presa de su ciudad. Y los franceses, que consiguieron una victoria de pena. Una victoria sobre los escombros y los muertos de una ciudad entera.


Ya me pareció duro y me marcó el 2 de mayo, 19 de junio, pero Zaragoza es la novela más cruda que he leído de los Episodios Nacionales hasta la fecha. No sé si es porque no es una batalla en campo abierto, sino en cada esquina de cada calle, que lo veo como más cercano. Más duro, pensar en la ciudad sometida y que ninguno de sus habitantes tenga la mínima intención de rendirla a pesar de los muertos, casi más a causa de la epidemia que a causa de la batalla. La voz disidente recae en Jerónimo Candiola, que se queja de si merece la pena luchar hasta reducir Zaragoza a escombros. En contrapartida, Montoria, que pese a perder un hijo en la lucha sigue defendiendo la ciudad a costa de la sangre de todos.

Creo que aquí Galdós nos hace ver muy bien que el patriotismo llevado al extremo no conduce a nada. Yo leo entre líneas la pregunta: ¿mereció la pena? Al final Zaragoza fue conquistada por la Francia, una triste victoria sobre los cadáveres de casi toda la ciudad. ¿Mereció la pena?

Cada nueva lectura de los Episodios Nacionales me sorprende más. Qué grande era Galdós, qué pena no haberle descubierto antes. Ahora toca esperar impaciente para leer la próxima entrega, que tengo yo ganas de saber qué pasa con Inesilla...

9 comentarios:

  1. Sigo sin leer nada de Galdós, pero las reseñas de los Episodios Nacionales me están tentando. En casa tengo Doña Perfecta y Marianela, a ver si algún día me estreno con este autor. Muchos besos.

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    1. Yo la verdad es que de momento no he leído otra cosa que los Episodios Nacionales, tengo entendido que en sus otras novelas es aún mejor. Algún día leeré otras cosas, la verdad es que la prosa de Don Benito merece la pena.
      ¡Besotes!

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  2. Es de los más duros de todos los episodios. Tanta muerte... ¿Para qué? Qué grande es Galdós!
    Besotes!!!

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    1. ¡Sí que es grande, MARGARI, sí! Creo la crudeza es lo que más hemos destacado todos.
      ¡Besotes!

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  3. Todos los lectores de este episodio coincidimos en señalar la crudeza de este episodio, es inevitable. Cierto que valió la pena esa resistencia obsesiva a cualquier precio (que fue muy alto, una carnicería) pero es que no hubiese merecido la pena ni aunque hubiesen ganado la guerra. El coste era demasiado alto, en los dos bandos. Qué bien lo refleja Galdós, brillan las escenas más dramáticas y el sentimiento de pena y desesperación.
    A ver si recuperamos a nuestra Inesilla en la próxima lectura. Un besote y gracias por participar.

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    1. Sí que es inevitable, pero la gran maestría de Galdós, bajo mi punto de vista, es haberlo sabido plasmar tan bien.
      Muchas gracias a ti, MÓNICA por haberlo organizado, y deseando estoy que llegue la próxima.
      ¡Besotes!

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  4. Yo también quiero saber lo que le pasa a Inesilla y seguir disfrutando de estos libros tan apasionantes, aunque el tema sea lo más duro del mundo.

    Este Episodio me ha encantado por la prosa de Galdós y horrorizado por lo que cuenta, más sabiendo que se refiere a un capítulo real de la historia española.

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    1. Esa sensación de horror ya la viví con el 2 de mayo, fiesta de Madrid que siempre me he tomado como un día sin cole/insti/trabajo (dependiendo del momento de mi vida), y desde que lo leí lo vivo de otra manera. No voy a trabajar, claro, no se me ocurriría, pero sí que tengo en la memoria aquellas imágenes que me transmitió Galdós.
      Con Zaragoza me ha pasado igual, pero un sentimiento intensificado. Tanto horror, en las calles, en las casas... Pero estoy agradecida de haberlo leído, es como si de alguna manera hubiera estado allí. Gracias por tu comentario, LOQUE
      ¡Besotes!

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  5. Cuando comencé la lectura de "Zaragoza" me pasó como a ti, que no conseguí meterme de lleno en la trama. Pero en mi caso fue por las ansias de saber más de Amaranta e Inesilla. Así lo comenté por las redes sociales, pero mi opinión cambió pronto. Me acostumbré a los Montoria, a Candiola y a Mariquilla, pero cuando realmente me enganché fue con las crudas descripciones que hace Galdós de la contienda en las calles de Zaragoza. Nadie podría haberlo hecho mejor. Aún nos queda guerra por delante, además del comienzo de las sesiones de Cortes para el nacimiento de la Constitución. ¡Esto promete! Muchos besos.

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