viernes, 26 de diciembre de 2014

Mamá en apuros: Función de Navidad



Como viene siendo habitual por estas fechas en los colegios, la última semana de cole prepararon la función de Navidad. Para este año nos pidieron que disfrazáramos a cada niño de una cosa, y nos dieron una frase para que la ensayaran en casa. A MiniP le tocó de beso (o felicidad o corazón, pero elegí beso por la facilidad del disfraz), y su frase era "y una sonrisa de felicidad".

Lo estuvimos ensayando en casa, incluso cogió su micrófono de juguete para hacer el ensayo más real. En el colegio también lo ensayaron, con un boli como micrófono primero, en el escenario con el microfóno real los últimos días antes del gran día.

Para poder ver la obra a los papás nos daban dos entradas. Este año lo organizaron mucho mejor que el pasado, y para poder explicar esto bien debo hacer un pequeño flashback. Esto me pasa por no haber escrito lo del año pasado en su momento.

Para muchos de los padres era la primera vez que acudiríamos a un acto de este tipo. Para todos era la primera vez que veíamos a nuestros peques, pero algunos tenían hijos mayores, por lo que ya conocían la experiencia. Hicimos cola, entramos, todos los padres de infantil (3, 4 y 5 años), y ya antes de empezar hubo jaleo.

No había sillas para todos, por lo que la gran mayoría tuvo que quedarse de pie tras los asientos, pero algunos padres, haciendo gala de la gran educación que deben darle a sus hijos, ocuparon el pasillo central que había entre los asientos, impidiendo el paso a todo el que se propusiera llegar hasta el escenario, incluido el propio director. Cuando éste pasó entre los padres pidiendo por favor que se retiraran de ahí, algunos se le enfrentaron creando un espectáculo bochornoso. Hubo gestos obscenos, gritos y salidas de tono. Algunos nos temimos que después de aquello dejaran de hacer el espectáculo navideño, y con razón. A la vuelta de vacaciones tuvimos una reunión de padres con profesoras en la que nos echaron una soberana bronca por nuestro comportamiento. Nunca me he sentido más en apuros como entonces.

Para evitar espectáculos parecidos, este año decidieron que cada curso tendría sus espectadores. Actuarían los de cinco años para sus padres, saldrían los padres y entraríamos los de cuatro años. Cuando terminaran los nuestros, saldríamos y entrarían los de tres años. Cada año tenía un color distinto de entrada, para evitar pillerías. Fue una idea muy buena, pues al final el espectáculo lo dieron los niños y no los padres, como debe ser.

Lo que no cambió nada fue el sabor a nostalgia que me dio. Tanto el año pasado como éste, todo tenía un color tan casero, un aspecto tan sencillo que me recordó mi propia infancia. Claro, que yo recuerdo el escenario de mi colegio mucho más grande que el de MiniP, pero no porque el nuestro fuera un teatro, sino porque yo lo sigo recordando con la visión de una niña. Imagino que para MiniP el escenario sería enorme, y un mar infinito de caras la estarían mirando desde las sillas, por más que fuéramos los padres de cincuenta niños.

Hicieron una obra de teatro muy tierna, en la que un niño preguntaba qué es la Navidad, y luego cada uno de los peques decía una frase, explicando así lo bonito de la Navidad. Cuando le llegó el turno a MiniP salió al escenario con otros tres niños, pero ella quedó la última. Cogió el micrófono, se echó el pelo detrás de la oreja con gesto inseguro, y dijo su frase, o por lo menos la mitad de ella. Empezó en voz baja, se le escuchó apenas "y una sonrisa", pero perdió la parte final: "de felicidad", en un murmullo ininteligible. Según soltó el micrófono todo el auditorio exclamó: "Ohhhhhh", movidos quizá por la pena, o como en mi caso, por la ternura que me inspiró. Claro que yo soy su madre, y a mi me parece tierna hasta cuando ronca.

Ocupó su sitio, sentada junto con los demás niños, y se dedicó el resto de la obra a divertirse con sus compañeros. Suspiré aliviada al ver que no había sufrido daños y que estaba pasándoselo bien.

Más tarde, cuando la recogí del cole, me preguntó:

- ¿A que lo he hecho muy bien, mamá?

- Lo has hecho bien, mi reina - le contesté.

Su profesora me corrigió:

- Lo ha hecho súper bien - explicó - En los ensayos no conseguimos que dijera la frase. Hoy por lo menos la ha dicho...

El futuro es incierto, pero no veo a MiniP en el mundo del espectáculo...

4 comentarios:

  1. Los padres siempre damos la nota... En el cole de mi hija ocurrió algo parecido antes de que ella entrara y optaron por la misma solución. Así que solo veíamos la representación de nuestr@s niñ@s. Cuánta ternura nos despiertan, ¿verdad?
    Besotes!!!

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    1. Supongo que el comportamiento de los padres, en general, es igual en todas partes. Sí que nos despiertan mucha ternura, MARGARI, los vemos tan pequeños, superando ya sus miedos, y tan orgullosos por que los veamos... A mi me encanta verla, e iré todas las veces que pueda (aunque me tenga que pegar con otros padres). ¡Besotes!

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  2. Joe con los padres dando ejemplo... qué maja la peque superando su miedo escénico. Muchos besos.

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    1. Sí, GOIZEDER, viendo a algunos padres ves claro por qué hay niños tan maleducados... En fin, por lo menos este año no hubo líos, y pudimos ver a los peques con su obra. Y yo creo que MiniP no dijo la frase más alto porque todavía no nos había visto, y no hacía más que buscarnos entre el público. Ahora me hace la obra entera en casa...
      ¡Besotes!

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