viernes, 23 de enero de 2015

Mamá en apuros: MADRES PSICÓPATAS



Sí, madres psicópatas, a ver si os creéis que solo tienen hijos las que están bien de la cabeza... Como veis, no me incluyo en el grupo, porque yo psicópata aún no, pero tengo otras cualidades igual de aceptables. Soy asocial, neurótica y muy, muy patosa. Probablemente no sea el mejor ejemplo para mi hija, pero como la pobre no tiene otro tendrá que acostumbrarse. Y pagarse un psicólogo cuando crezca, que yo no tengo ni para el que obviamente necesito.

Pero no iba a hablar de mi, sino de otra madre. Una madre, que cada día que pasa, me sorprende aún más. Es la mamá psicópata.

Tiene una hija de la edad de la mía, y se llevan bien. Yo la he visto muchas veces por el parque, hace ya un par de años que coincidimos, y de lejos parece una chica normal. Aunque desentona un poco con el entorno. Vivimos en un pueblo pequeño, y de mayoría obrera, al menos el centro del pueblo. Los alrededores son chalets, algunos habitados y otros desahuciados, pero en general, un tanto por ciento muy elevado somos gente normal, sencilla, que viste en vaqueros y camisetas. También hay mucho barriobajero, todo hay que decirlo, poligoneros y poligoneras que pasan las horas muertas bebiendo litronas en bancos del barrio, mientras los niños de diferentes edades corretean por los alrededores, cometiendo gamberradas y soportando los gritos histéricos de sus madres, pero sin sufrir las consecuencias de las amenazas. Así, a rasgos generales, es el pueblo donde vivimos, que además de un tiempo a esta parte está muy abandonado por la gente en general y por el ayuntamiento en particular, dándole un aspecto como de Gotham en sus peores tiempos.

Retomo a la mamá psicópata, después de la parrafada sobre el pueblo que no parecía venir a cuento, pero es que es como si a ella la hubieran recortado del barrio de Salamanca y la hubieran pegado con celo en un barrio del extrarradio. Es una chica que no sabe lo que es un vaquero, y que suele llevar zapatos con rosas y borlas. Para quien no lo sepa, a mi modo de ver las borlas son el súmun del pijerío, y que conste que, de primeras, no tengo nada en contra de un pijo, siempre y cuando sea igual de tolerante que yo.

A su hija la viste con vestidos cargados de lazos y más borlas, a juego con ella misma, y para rematar le pone lazos en la cabeza también. Pero hablas con ella, y parece una chica normal. Una chica con una mente muy sencilla (por expresarme de alguna manera), pero con la que poder gastar diez minutos de tu tiempo.

Pero en mis carnes comprobé que no más de diez minutos. Porque se convierte en un vampiro y te intenta absorber entera hacia su vida.

Pasaba una cosa curiosa, siempre la veía con la misma mamá. Durante mucho tiempo. En el parque, comprando, arriba y abajo, las dos mamás, con sus respectivas retoñas, juntas a todas partes. Después de un tiempo, dejaron de hablarse, y la mamá psicópata se buscó a otra mamá.

Se repitió el patrón. Se la veía con la nueva mamá a todas horas. A comprar, en la piscina, en el parque. A todas horas, juntas. Hasta que dejaron de hablarse. Y otra vez se buscó otra mamá a la que absorber.

Está ahora en el proceso de regurgitación de la cuarta mamá que la conozco. Porque eso es lo que hace, se las come y luego las escupe, cuando ya no cumplen sus expectativas. Me parecería hasta gracioso si no involucrara a su hija, y a las hijas o hijos de las otras mamás, en el proceso.

Porque cuando he hablado con ella, no ha tenido ningún problema en contarme, con voz de niña inocente, que aquella mamá con la que antes era uña y carne era una envidiosa, que la miraba mal y que su hija pegaba a la suya. Y me ha contado algunas de las cosas que supuestamente hacía, como espiarla y decirle a la gente con la que hablaba que era una mala persona y que no se hablaran con ella.

Particularmente yo superé esa etapa en el instituto, esa en la que si alguien no está conmigo está contra mi, y es más que probable que ni la tuviera. Pero parece que hay personas, que por más que pasen los años, jamás crecen emocionalmente y lo único que hacen es repetir patrones malsanos una y otra vez.

Ahora me cuenta la mamá a la que está regurgitando que se siente acosada, porque tiene que estar siempre disponible para cuando ella quiera, y no acepta un no por respuesta. Como no acepta que hable con otras mamás, porque la quiere mucho, pero la quiere solo para ella. Esto dicho literalmente de la boca de la mamá psicópata, según la versión de la regurgitada.

La última noticia que sé es que no lleva a su hija al colegio hasta que la profesora no la cambie de mesa. Ahora la comparte con la hija de la mamá regurgitada, y ya no quiere que compartan más pupitre. Como si fuera ella la que tuviera derecho a decidir con quién debe juntarse su hija y con quién no.

La realidad es que estos últimos datos los sé por la mamá regurgitada, por lo que son declaraciones de terceros. No suelo ser persona de fiarme de lo que me diga la gente para juzgar a los demás, por eso me fio de mi instinto, y de lo que he visto.

Y yo, lo que he visto y vivido es que me invitó un día a su casa a que jugaran las niñas, y me fui de allí con una bolsa con regalos, como si me quisiera comprar. Me mandaba mensajes continuamente y me decía de quedar para ir a algún sitio, pero no volví a aceptar. Primero porque no me gustó sentirme comprada, y segundo porque soy asocial. Ya lo sabéis todos.

Ahora me pregunto, cuando termine de regurgitar a la última, ¿quién será su próxima víctima?

4 comentarios:

  1. Buf qué fuerte no sé ni qué decir de gente así mejor cuanto más lejos. La que me da pena es su hija pobre que no tiene culpa de nada. Muchos besos.

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  2. A cuadros me he quedado... Como dice Goizeder, pobrecita su hija... Y qué hará cuando se quede ya sin víctimas...
    Besotes!!!

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  3. Vaya tela, colega. Es que tener hijos es un mundo y de verdad que no todo el mundo debería... ¿Para cuándo un examen de padres? XD

    Dime donde vive la mamá psicópata, por si desapareces, ir a buscar tu cadáver a su casa o algo...

    ¡Besotes!

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  4. Pues a mi me ha parecido un cuento de terror, qué triste.

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