viernes, 6 de febrero de 2015

M.A.A: Mamás en Apuros Anónimas



A veces ocurren cosas que me hacen darme cuenta de que no soy, por fortuna, la única mamá en apuros del mundo. Ni de mi círculo cercano, si quiera. Y digo por fortuna por el dicho tan español de "mal de muchos, consuelo de tontos". Sí, sí, a mi llámame tonta y luego dame pan, o al revés, bueno, no sé, que ya me he liado.

El caso es que no me hace sentir tan mal, ni tan mala madre, el saber que hay madres por ahí que se sientes perdidas, e incluso por momentos derrotadas por mocosos y mocosas que apenas levantan dos palmos del suelo (como me pasa a mi a menudo). No te llegan a mirar a los ojos, pero te cogen del cuello y no te sueltan, los pequeños (cabrones) angelitos.

El tema viene por una mamá del cole, la mamá de MiniC, muy amiguita de MiniP. La pequeña MiniC es un encanto de niña. Encanto en el sentido de buena, tranquila, modosita: pues no. Es encantadora porque te saluda siempre, pregunta todo lo que quiere con una medio lengua que parece que tienes que descifrar élfico, pero que a ella le importa tres pepinos, ella te suelta una parrafada, deprisa, y tú te las apañas para entenderla. A veces miras a su madre, con cara de desesperación nivel exámen de latín de tercero de BUP (lo sé, soy una antigua) sin haber pegado palo al agua, para pedirle ayuda. Pero ella te devuelve la mirada de "si yo tampoco he estudiado" que te devolvían todas tus amigas en aquel fatídico examen (que, por cierto, yo siempre solía aprobar gracias a mi inventiva). El caso es que es muy pizpireta, muy inquieta, y le encanta investigar. Además, tiene mucho genio, todo lo contrario que la mía, a MiniC no la tose nadie. Ni niños ni adultos, con cuatro años tiene las cosas muy claras.

El otro día estaba su mamá que echaba chispas. Fue a la entrada de la extraescolar, por la tarde, y la mamá de MiniC estaba enfadada porque el último día de la extraescolar salió castigada, y ese mismo día también le llamaron la atención por algo que había hecho MiniC en clase. Cuando los niños se perdieron de vista (nos quedamos en la puerta hasta que ya entran en el aula, somos así de desconfiadas o tenemos poco que hacer, no lo sé bien), surgió la conversación.

- Es que estoy me tiene harta - manifestó la mamá de MiniC.

Y aquello fue el pistoletazo de salida. Éramos tres mamás más, y lo primero que hicimos fue recordarle que no estaba sola. Las típicas frases de "eso nos pasa a todas", "te entran ganas de estamparlas" (esta fui yo, que es que a veces no controlo mi vena sádica), "te tienen cogida la medida, que los niños son muy listos".

Hicimos corrillo, y en un momento soltamos todos los trucos de súper nanny que habíamos aprendido, cada una por nuestro lado.

- Es que, por más que grito, y que le doy en el culo, no consigo nada - se quejaba la mamá de MiniC.

- Pues prueba a no gritar.

- Sigue, sigue, eso me interesa. Que estoy ya desesperada.

Entre las tres le contamos el truco de ignorar. Cuando un niño llora, chilla y patalea, lo peor que puedes hacer es darle lo que quiere. Porque la siguiente vez va a chillar más alto, llorar más fuerte y patalear más tiempo. Cada una contamos nuestra experiencia, a las tres nos había funcionado. ¿Que grita? Pues que grite. Aunque tú por dentro lo que quieras hacer sea tirarla por la ventana (otra vez yo), respiras hondo, cuentas hasta diez, y le dices, con voz suave y calmada: "cuando te calmes, te haré caso". La primera vez no funcionará, seguirá llorando, pero cuando se de cuenta de que vas en serio, al final se callará. Y lo mejor es que la siguiente vez tardará mucho menos, porque ya tiene un valor de referencia, ya sabe que una vez lo dijiste y lo cumpliste. Funciona muy bien si consigues mantener la calma.

El problema es que no es nada fácil. Los pequeños te ponen a prueba una y mil veces, van pinchando hasta que descubren un punto débil y por ahí desgarran. Arrancan con uñas y dientes material blando, hasta que claudicas y entras en su juego. En cuanto consiguen sacarte de quicio, han ganado.

Gracias a esa pequeña reunión de Mamás en Apuros Anónimas (MAA) que formamos en un momento, convencimos a la mamá de MiniC. Dijo que iba a probar el método NO-GRITAR, a ver si haciendo algo distinto conseguía resultados. Nos dio las gracias, nosotras le quitamos importancia (¿Para qué está la MAA? Hoy por tí y mañana por mi) y cada una se fue para su casa.

A la mañana siguiente nos juntamos en el cole, para dejar a las peques. Lo primero que me dijo, como un yonki orgulloso de su desintoxicación:

- ¡Llevo sin gritar desde ayer!

- ¡Enhorabuena! - No tenía monedas conmemorativas para darle, como en Alcohólicos Anónimos. Es algo que estoy estudiando para otra vez.

- Oye, y lo mejor de todo es que... ¡Funciona! - se le iluminó la cara - Pero me cuesta...

Me alegré por ella, por MiniC, y no pude evitar un pellizco como de orgullo, por haber contribuido un poco, junto con otras mamás apuradas también, a su éxito.

Hay que poner en marcha el MAA, un grupo de apoyo para mamás, sostenido por las únicas que podemos comprenderlas: otras mamás apuradas. Monedas de premio conmemorativas en proceso de creación.
 
PD: Historia contada con permiso de la mamá de MiniC.

8 comentarios:

  1. Como el peque aún no va a la guardería solo coincido con otras MAA en natación y en los vestuarios antes y después de nadar tenemos muchas de estas conversaciones que vienen genial la verdad. Besos.

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    1. La verdad es que cuando te juntas con otras madres y ves que no eres la única, que os unen los mismos problemas, reconforta mucho. Y cuando empiece el cole la red de madres aumenta, y con ello los consejos. Algunos buenos y otros regulares, pero todos desde tu misma perspectiva y con la intención de ayudar siempre. Yo siempre lo agradezco.
      ¡Besotes!

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  2. Sí que funciona el método, que yo también he tenido que ponerlo en práctica cuando mi hija era más pequeña. Eso sí, cuando te montaban la escena en la calle encima tenías que soportar los comentarios de la gente diciéndote mala madre... Y si además montaban la escena en casa de los abuelos... Ya, apaga y vámonos... Que tú eras la mala, la pérfida... La bruja de Blancanieves es una santa al lado tuya... Pero hay que resistir todo esto!
    Y sí, esas charlas vienen de maravilla.
    Besotes!!!

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    1. Claro, MARGARI, también están los comentarios malintencionados, y los consejos de "las que saben más que tú porque han criado ellas solas a dos o tres hijos". Se olvidan de que lo hicieron hace 30 o 40 años y que, afortunadamente, las cosas han cambiado.
      Yo todavía tengo que hacer frente a comentarios, así como quien no quiere la cosa, que suelen hacer referencia a que las madres trabajadoras somos peores madres. Porque, claro, no nos hacemos cargo de nuestros hijos las 24 horas del día. Y ya cuando voy a comer con amigas, o salgo alguna noche... Eso da para otro post, y bien largo.
      Hay que resistir, pero a veces es difícil. Viene bien charlar con las MAA sobre esto también, así nos desfogamos...
      ¡Gracias por comentar! ¡Besotes!

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  3. Lo duro, pienso yo, debe ser no rendirse, no claudicar, ese mantener ka calma... Ánimo, que sin que os deis cuenta llegan a la adolescencia. Esto no es na', jeje.
    Besines,

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    1. ¿Y en la adolescencia mejora, CARMEN? No sé yo qué decirte... Uff, si hay veces que me parece tener una miniadolescente... En fin, nadie dijo que fuera fácil, pero sí que es verdad que todo lo compensa.
      ¡Besotes!

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  4. La verdad es que tiene que ser bien difícil no perder los nervios... ¡No quiero ni imaginármelo! Pero bueno, si hacéis grupo de apoyo, mejor para todas ;)

    ¡Besos!

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    1. Pues te juegas una úlcera, LADY. Mi truco está en abstraerme. Cuando llora y patalea no la oigo. Soy una mota de polvo en el océano infinito del universo en expansión...
      ¡Besotes!

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