Como no podía ser de otra manera, adoro la Feria del Libro.
Pero no solo la de Madrid, por supuesto. Iría a todas si pudiera, pero no está
la economía para ciertos descalabros.
El 31 de mayo comenzó la FLM2015, como siempre en el paseo
de coches del Retiro. Todos los años voy, aunque sea un día, porque estando tan
cerca me parece un delito no ir. Pero a Papá en Apuros no le gusta tanto, y
pone excusas de todo tipo. Que si hace calor, que si es un poco rollo, que si
no voy a estar otra vez una hora esperando a que el enano ese* te firme un
libro… Pero yo te acompaño.
Al final me acompaña, sí, pero se dedica a esperar de sombra
en sombra mientras yo veo los puestos. A mí me gusta sobar los libros, hablar
con los dependientes, y con los autores que firman, aunque no les compre libro.
Y comentar, me gusta comentar, porque otra cosa tendré, pero precisamente muda
no soy. Y cuando creo que le tengo detrás, me giro para decirle que está
firmando alguien que a él le llama la atención, por ejemplo, y me encuentro con
que estoy hablando con un señor con bigote que no sé si será de Murcia, pero
que me mira raro. Yo me disculpo, busco a Papá en Apuros y le fulmino con la
mirada. Él me la devuelve, pero con hastío.
Pero este año se lo montó bien. Y conociéndole como le
conozco, la idea le surgió de repente, tiró la semilla y dejó que otros la
regaran. Volvía de ruta bicicletera con el marido de mi hermana que nos
preguntó qué hacíamos el fin de semana. Papá en Apuros dudó, pero ahí
ataqué yo: “Está la Feria del Libro”.
Y ahí fue que la soltó Papá en Apuros:
- Pues tú ves libros y yo me voy con MiniP y las bicis, y te
esperamos dando vueltas por el Retiro.
Le torcí el morro.
- ¿Y me vas a dejar sola?
Mi cuñado recogió el
guante que tan sutilmente había dejado caer Papá en Apuros.
- ¿Por qué no avisas a tu hermana, a ver si quiere ir
contigo? Yo me quedo con los niños.
Le miré con la ceja levantada, no porque la idea fuera
descabellada en sí, sino porque no me imaginaba a mi cuñado solo con los niños
toda una mañana. O mejor, sí que lo imaginaba, pero la escena no era para todos
los públicos e incluía ambulancias y cintas de NOPASAR acordonando la zona.
El caso es que al final pudimos definir el plan y se quedó
así: los papás se llevaban a los niños con las bicis por el Retiro mientras las
mamás veíamos tranquilamente la feria. Por una vez no íbamos a ser mamás en
apuros…
Luego el plan derivó… Los locos bicicleteros (Papá en Apuros
y Cuñado) decidieron que por qué no iban directamente en bici desde casa al
Retiro y que allí nos veíamos todos. No era del todo un mal plan, pero ahí ya
teníamos que incluir gps y posibilidad de que en lugar de aparecer en Madrid
centro llegáramos a Bilbao, que así aprovechábamos y veíamos a mi madre que
estaba allí de viaje.
Estamos en la periferia (por decirlo de un modo bonito) a
unos 30 km del centro. Kilómetro arriba, kilómetro abajo, y el problema es
cuando ya te metes a callejear por Madrid. Por suerte, teniendo en cuenta todo
lo que podría haber salido mal, llegamos fenomenal a la Puerta de Alcalá y
encontramos sitio (zona azul, pero en domingo no se paga) frente a la Bolsa de
Madrid. Perfecto.
Bajamos a los peques y sus bicis y nos fuimos al encuentro
de los papás. Los dejamos allí, después de beber agua, un pis, ponme el casco y
ay que me caigo, y por fin nos fuimos a la feria.
Este año iba algo desanimada, ya que el año pasado no compré
nada para mí (MiniP sí que tuvo suerte), y pensaba que este año me iba a pasar
algo parecido. Pero no.
Nos dedicamos a ver los puestos con tranquilidad. Aún sin
los niños, nos parábamos en todos los puestos de libros infantiles que nos
encontrábamos. Firmaban ilustradores y autores que yo aún no conozco pero que
probablemente pronto conoceré.
En un stand conocí a Carlota Echevarría, que firmaba su
colección Princesas al Ataque, una serie de aventuras con dos princesas nada
convencionales de protagonistas. No le cogí ninguno porque MiniP aún es
pequeña, está recomendado para niños y niñas a partir de 6 años, pero me dijo
que está trabajando en algo apto para menos edad, de modo que le seguiré la
pista.
Vimos a Elvira Lindo, a Blue Jeans, a Alicia Giménez
Bartlett… He de decir que alguno de estos autores (no denunciaré con nombres)
daban el aspecto de divos, traídos de su torre de marfil a la fuerza. Lo
hablaba con mi hermana cuando vi el puesto donde esperaba para firmar RosaMontero.
No sé si acababa de sentarse o qué, pero no había nadie
esperando. Estaba sola, justo para que yo llegara y le comprara un libro. Lo
cierto es que es una autora a la que
admiro mucho porque he leído sus columnas, pero de sus libros poco conozco. Me
sorprendieron sus tatuajes en los brazos y los pendientes, de minilibros que me
contó que se los había regalado una lectora el primer día de feria. Rosa
Montero no tenía ni una piedrecita de la dichosa torre de marfil. Es
simpatiquísima, atenta y muy cercana.
Ya iba yo animada. También iba diciendo que ya tenía mi
libro firmado, así que ya no compraría nada más.
Mi hermana llevaba un libro de mi sobrino el mayor, de Alfredy Agatha, para que se lo firmara Ana Campoy, que también se mostró cercana y
agradecida.
Seguiamos viendo casetas, libros, toqueteando y comentando
acerca de los autores que firmaban, cuando me topé con la caseta donde firmaba
Ruta Sepetys. No he leído nada de ella, pero oí hablar muy bien de Entre tonosde gris (pincha para ver la reseña de Isi). Aproveché que también estaba sola y me cogí un ejemplar para que me lo
firmara.
La autora, con su traductora, se mostró muy agradecida y
también muy simpática. Me firmó el libro, alabó mi inglés, yo le alabé el mal
gusto (tengo un inglés horrible, qué le vamos a hacer), y nos despedimos.
Poco más adelante vi a Almudena Grandes, pero mi presupuesto
ya no daba más de sí.
Casualmente, ya cuando estábamos hasta el gorro de calor,
sol y andar, en un hueco entre casetas vimos que estaban sentados en el césped
nuestros maridos con los niños. Nos acercamos a ellos, nos tiramos en al suelo
un poco, enseñamos nuestros tesoros y, cuando fue oportuno, decidimos irnos.
Definitivamente fue una feria muy provechosa. El plan
salió perfecto, pese a las mil cosas que podrían haber salido mal. De vez en
cuando se agradece no estar en apuros.
¡Me meo con tus entradas! Son muy graciosas pero a la vez tienen un punto de ternura al que es difícil resistirse. Me alegra saber que la jornada fuera tan bien. Toda una aventura :)
ResponderEliminar¡Muchos besos!
Qué bien os lo montastéis qué gozada de día!! Grandes, Sepetys y Montero son de mis favoritas. Muchos besos.
ResponderEliminarAl final salió todo genial! Me alegro mucho! Y me das envidia también. A ver si un añito logro ir a Madrid por la feria...
ResponderEliminarBesotes!!!