martes, 20 de octubre de 2015

El sueño más dulce, Doris Lessing




Sinopsis (contraportada): A través de las vidas de un grupo de jóvenes inconformistas, El sueño más dulce ofrece un reflejo de una época, la de la década de los años sesenta, “sorprentemente inocente” comparada con lo que vino después pero heredera de las consecuencias, morales e ideológicas, de dos guerras mundiales y exuberante en nuevas actitudes ante la aventura de vivir. La discriminación social, los conflictos entre conciencia individual y colectiva, el transfondo crítico respecto al enterno en el que aman, sufren, reflexionan sus portagonistas, hacen de El sueño más dulce una de las novelas más representativas y logradas de Doris Lessing, galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2007.


Me apunté al club de lectura de la biblioteca del pueblo (solo hay una), y este fue el primer título que nos tocaba leer. La dinámica del club es sencilla: nos reunimos una vez al mes, es decir, que leemos un libro al mes, y el día que nos juntamos hablamos de él.

Esta primera lectura del club me costó un poco. No esfuerzo, pero sí tiempo. Esta es la historia de una casa, en la que se reúne siempre mucha gente. Podría ser la historia de Frances, de hecho lo es, pero no es de ella solo. Frances, madre separada con dos hijos, se ve abocada a vivir con su exsuegra, y a abandonar sus sueños de ser actriz para criar, ya no solo a sus dos hijos, sino a toda una prole de adolescentes que campan en su casa.

Su exmarido, una figura importante del partido comunista, no es otra cosa que un caradura, que se presenta en su casa siempre a la hora de comer, pero no para ejercer de padre, sino para dar discursos y proclamas propagandísticas.

La exsuegra es una alemana que ha vivido las dos guerras mundiales y que no entiende en lo que se ha convertido el mundo ni a la gente que lo habita. No quiere a su hijo. A su exnuera no la entiende, pero la respeta.

Y así tienen una convivencia un tanto extraña, con un equilibrio precario en algunos puntos, pero a la que al final todos consiguen sobrevivir, con sus cicatrices, pero prácticamente intactos.

La historia de la novela es impresionante. A través de los personajes la autora transmite toda una época, toda una generación, perdida y desorientada, pero no dormida. Los personajes son todos geniales. Desde Julia, la exsuegra, que representa al pasado, a las normas, la etiqueta. Frances, la generosa y sacrificada madre que acoge a todo aquel que llama a su puerta. Jimmy, el comunista recalcitrante, que de su boca solo salen eslóganes, incapaz de hacer frente a la realidad: el comunismo no funciona.

Pero los que más me han gustado, sin duda, han sido “los críos”. En conjunto, me parece que reflejan fielmente la adolescencia. La furia, el desconcierto, la creencia de que lo sabes todo. No sé por qué me he identificado más con ellos que con Frances, quizás porque no entiendo bien su postura de dejarlo todo a un lado por otras personas, muchas de ellas ni siquiera de su familia.

La novela está dividida en dos partes, una nos habla de la casa y de cómo sucede el tiempo con los críos que vienen y van, y la segunda nos cuenta la historia de Sylvia, ya mayor. Sylvia es una de los que acaban en la casa por accidente. Hija de la pareja de Jimmy, éste se la encasqueta a Frances para que la cuide, ya que tiene problemas. Cuando crece va a África como médico voluntario, y esa es la parte que más me ha conmovido. Tiene también mucha parte política, como la primera, la autora destripa la liberación de un país ficticio del continente africano, pero que podría ser cualquiera, con una crudeza cargada de realismo.

Aunque, como ya he dicho, la historia me ha gustado mucho, me ha costado tiempo leerlo porque me ha resultado una narración muy árida. 

No hay separación entre capítulos, y el narrador omnisciente pasa de una cabeza a otra a veces sin previo aviso de forma un tanto caótica. Lo cuenta todo de los personajes: sus sentimientos, sus pensamientos, sin dejar que sean ellos los que nos los muestren. 

La conclusión es que, aunque no es una lectura sencilla, merece la pena leerla. Tiene muchas lecturas, ofrece una visión de la política muy cruda, sin artificios ni eslóganes, y es muy crítica con la parcela de historia que cuenta.

Lo cierto es que deja mucho poso, y eso es algo a tener muy en cuenta.

4 comentarios:

  1. Uf, desgraciadamente después de unos cuantos libros leídos de esta mujer, no me apetece nada volverla a coger. No la soporto. Igual el libro que dices es bueno, lo será, no digo que no. Pero a mí la forma de escribir de esta señora, por muy nobel que sea no me va nada. Igual gracias a ti hago un esfuerzo y le doy una oportunidad más con este libro, a ver si entiendo el motivo por el cual esta mujer está considerada como una grande. Y eso que yo no soy de leer fácil. Mi ídolo es Virginia Woolf, que bajo mi punto de vista le da unas cuantas vueltas a la Lessing. Uf, es que no puedo con ella ;)
    Besos

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  2. Pues si dices que merece la pena a pesar de lo que cuesta leerla, te hago caso. Y a ver si me estreno de una vez con esta autora.
    Besotes!!!

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  3. ESPAÑOLA EN VIENA: No creo que éste libro tenga algo distinto de los otros, ya digo en la reseña que la narración es muy árida. Lo que me gustó fue la historia, y sobre todo la parte final, la parte de África. La historia deja poso y da que pensar, y eso es lo que la hace grande (bajo mi punto de vista). Yo, sinceramente, no creo que le de muchas oportunidades más a esta señora, que será muy Nobel, pero que a mi sinceramente no me va... ¡Besotes!
    MARGARI: Merece la pena la historia, pero no la narrativa. A mi particularmente me costó mucho terminarla, pero mereció la pena. La mejor parte es la parte final. Ya me contarás, si al final la lees. ¡Besotes!

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  4. Lo dejo pasar, no me convence nada, salvo por el género =)

    Besotes

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