De vez en cuando abro el Facebook para cotillear un poco. Lo tengo en el móvil, y cuando me aburro, lo abro y voy bajando el timeline para ver noticias chorras. Para las noticias “de verdad” uso Twitter, que gritan más. Sigo algunas páginas de temática de mi interés, y algunas de noticias, y por eso el día que abrí el Facebook vi la foto de Samanta Villar, periodista conocida por su programa “21 días”, con el escandaloso titular: “La maternidad no me ha hecho más feliz”.
Ni abrí para leer la entrevista, la verdad. No me escandalizó ni me preocupó ni me interesó. Simplemente, pasé. Cada uno vive su vida como mejor le parece. Más abajo me encontré con otro titular de la misma entrevista: “La maternidad me ha hecho perder calidad de vida”. Hostia, Samanta, pensé, qué verdad as a temple (como dirían en Superbritanico)… Y seguí pasando. Tampoco me interesó.
Pero hete aquí que debí ser la única persona y madre del mundo a la que se la repampinfló la opinión de Samanta. Una amiga que tengo agregada al Facebook comentó algo negativo acerca de la noticia, y no lo pude evitar, la comenté defendiendo a la periodista. Y luego vi el remate: “la carta de una madre que pone en su sitio a Samanta Villar”. Y encima se ha hecho viral. Comentarios por todas partes, post en las páginas que sigo. Y debo decir que tan solo ha habido una de las páginas con las que he estado de acuerdo: con la reacción de las Malasmadres.
Entonces pensé: “si todo el mundo puede dar su opinión, yo, como Mamá en apuros que soy, también podré darla, ¿no?” Y aquí estoy, tecleando con fiebre y otros pensamientos en la cabeza: ¿Quién soy yo para juzgar a Samanta? Exactamente lo mismo que todas las que se han pronunciado: NADIE. No somos nadie para juzgar una opinión, que es lo que dice Samanta en la entrevista, la que al final leí por poder dar la mía.
Esta reacción en cadena (que, por otro lado, tanto Samanta como los periodistas que la entrevistaron sabían que iba a ocurrir) que ha desatado las opiniones de una madre, ¿a qué se debe? Me pregunto yo, desde mi mundo happy donde me importa un bledo lo que hagan los demás. Sé que no todo el mundo es así, pero a veces se me olvida. ¿Dice Samanta mentiras? No, yo no he leído ninguna mentira. Es más, en algunas cosas me he sentido plenamente identificada.
Porque que levante la mano la madre que no haya querido volver a dormir del tirón una noche. Que no haya querido poder ducharse tranquila, o simplemente mear sin que un miniser se pusiera a llorar a pleno pulmón (de bebés) o a interrumpirte con preguntas que podrían haber esperado un rato (de más mayores). Quien no haya querido ir al cine tranquilamente sin temor a dormirse y que se le cayera la baba, quien no haya deseado ir a cenar, a bailar, a tomar copas sin que el cansancio se lo impidiera, y sin que alguien no te recordara lo mala madre que eres por dejar a tu hija para irte por ahí y tener un rato para ti.
La maternidad es sacrificio, señoras, y señores. La maternidad (y la paternidad, pero hablo desde mi punto de vista) te lleva a los extremos. Y cuando tienes sueño todo el día, cuando no tienes ni un segundo para ti, no te sientes muy feliz, que digamos.
Hay verdades ocultas en la maternidad. Te lo venden súper bonito, de color rosa pastel y que el cansancio y el dolor no importan porque tienes un hermoso bebé, que te compensa de todos los males. Pero esto no es así. Hay dolor y hay que pasarlo. Hay sueño y hay que pasarlo. Hay dudas, muchas dudas y tienes encima un ejército de alcahuetas que saben mucho más que tú sobre como criar a tu bebé y qué es lo mejor para tu bebé y para ti, ya puestos, que no te dejan decidir, que opinan sobre tu vida y sobre tus decisiones, y que por mí se podían ir todas a la mierda.
Y no sé si es por rabia, o qué, si alguien dice algo malo sobre la maternidad, las demás nos echamos encima como lobas hambrientas. ¡Qué dice ésta loca! ¡Así querrá a sus hijos! ¡Pasar por lo que ha pasado para decir que no los quiere!
Y en ningún momento he leído que no quiera a sus hijos. Simplemente dice que no se siente más feliz ahora que antes de tenerlos. Y lo dice en el contexto que ha pasado ella, con la inseminación artificial y la donación de óvulos ¿Y quiénes somos ninguno de nosotros o nosotras para decirle a alguien cómo se tiene que sentir? ¿Quiénes para decirle que su lista de prioridades está equivocada? ¿O es que nos da rabia que ella sea capaz de expresarse y nosotras hayamos callado, diciendo lo bonito que es ser madre y omitiendo las partes malas? Es eso, ¿no? Si yo me tengo que conformar con lo malo y me lo tiene que compensar lo bueno, las demás también. Igual el problema no es de quien vende la maternidad como algo real, con sus luces y sus sombras. Igual el problema es quien defiende que es una nube de algodón constante. Porque nos han vendido desde pequeñas que nuestro único objetivo en la vida debe ser el ser madre, y que no seremos felices (ni estaremos enteras) hasta que lo seamos. Por lo tanto, quien no es madre no está entera y quien no es feliz con su maternidad no es una persona “correcta”.
Quiero a mi hija con toda mi alma, pero a veces no me siento feliz. En general mi vida es más feliz que antes, puede ser así, pero eso no borra los malos momentos que he pasado. Disfruto mucho de lo bueno, de ella, de sus sonrisas, pero también me disgusto con lo malo. No es todo un camino de rosas y creo que deberíamos respetar a quien no se siente a gusto con su maternidad. Debemos alejarnos de alienaciones, y respetar tanto a quien se siente feliz solo por el hecho de ser madre como quien siente que madre es tan solo uno de los muchos roles que tiene en la vida, pero no el único ni su único motor existencial.
Muy de acuerdo en todo, aunque yo no lo digo en voz alta porque claro, no soy madre y qué se yo de estas cosas.
ResponderEliminarCada uno vive la maternidad (y cualquier otra cosa en esta vida) de una manera determinada, no podemos pretender que todo el mundo sienta/viva todo como uno mismo.
La maternidad, NISI es algo que hasta que no lo vives, no sabes dónde te metes. Yo antes de ser madre tuve sobrinos y aunque pueda parecer que "practicas", no tiene nada que ver. Porque la responsabilidad es de los padres, con los que casi siempre esán, así que tú te lo tomas mucho más ligero. Y no es un: "tú qué sabrás", porque sí. Es un: hasta que no lo vivas... Como lo del dolor de muelas, que si no lo has sentido no podrás saber lo que es...
EliminarY dicho esto, tienes toda la razón. Cada uno vive su cosas desde su perspectiva, que es, afortunadamente, distinta a la de cualquier otra persona. Es lo que nos hace únicos.
Muchas gracias por tu comentario.
¡Besotes!
Totalmente de acuerdo. Que parece que aquí sólo puede haber una opinión en este tema y que esa es la buena. Y la maternidad trae de todo, buenos y malos momentos. No todo es felicidad.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es verdad, MARGARI que si te quejas ya pareces mala madre. Y si no llevas la merienda al parque. Y si no llevas suficientes toallitas. Y si no llevas tiritas. O la barrita para los golpes... Y una lista que no acaba nunca. Llegó un momento en que llevaba una mochila al parque y me quedaba corta. Luego ya fui simplificando, y, sobre todo, pasando de las caras que otras madres me ponían. Madres superprotectoras, todo hay que decirlo.
EliminarY sí, no todo es felicidad. Pero menos mal que los buenos ratos son muy buenos, si no nos habríamos extinguido hace ya muuuuchos años... Jajajaja
Hay que naturalizarlo, y contar también lo malo, que no pasa nada.
¡Gracias por pasarte!
¡Besotes!
Me acabo de acordar cuando lo has dicho. Sólo me acuerdo de la barrita de los golpes cuando ya se ha dado el golpe... ¡Qué mala madre soy...!
EliminarBesotes!!!
Muy de acuerdo. Ella no ha dicho que no quiera a sus hijos, estoy segura que los adora, pero perder hijos es perder calidad de vida. Y quien diga que no, que intente comer tranquilamente con dos niños de 2 y 3 años en la mesa sin tener que levantarse a buscar algo, a secar agua derramada, a recoger tenedores caídos o a separar tronas para evitar peleas. Por no hablar de lo que es echar de menos tener un rato para una misma para perder el tiempo o hacer algo a solas que no sea "algo práctico" como la compra o la lavadora.
ResponderEliminar¡Qué descansada me he quedado! XD
Ay, MARÍA, qué razón tienes. Lo a gusto que nos quedamos cuando lo decimos en alto, porque lo callamos y nos sentimos culpables por sentirnos así. Pero no hay razón por la que debamos sentirnos culpables. Esas cosas nos hacen humanas, no malas madres.
EliminarGracias por pasarte por aquí y dejar tu opinión.
¡Besotes!