viernes, 7 de octubre de 2011

Rock and Literature Dreams...

Bajo este título quiero inaugurar una nueva sección donde daré a conocer mis modestos escarceos con la literatura. Para esta primera semana he elegido rescatar un relato antiguo, que ya publiqué en mi otro blog, porque tenía pensado otra cosa, pero me ha pillado el toro. 
Este relato se titula: "El Tapón de Jack Daniels" y lo escribí a petición de un amigo. Él lo había escrito desde el punto de vista de un chico, y me pidió que escribiera el punto de vista de la chica. Espero que lo disfrutéis, y que no seáis muy malos conmigo.
¡Feliz Viernes!

El tapón de Jack Daniels

Salimos de allí algo aburridos, yo estaba hasta las tetas de todos aquellos gilipollas babosos diciendo chorradas. El alcohol, ya se sabe, a ellos les hacía parecer más idiotas de lo que eran y a mi más intransigente y arisca de lo normal. Él sacó una botella, no sé de dónde, siempre me sorprendía así, sin saber cómo. Sacaba botellas de todas partes. Si le hubieran dado una chistera habría sacado una paloma, o un conejo… u otra botella. Como un mago.
Me caía bien. Sí, y eso que estaba en mi peor época, y además borracha. En aquellos momentos no había nadie bueno para mí, pero él me caía bien. Aunque no pasé por alto el hecho de que había perdido el negro tapón de Jack´s Daniels, claro que ahora que lo pienso, cualquiera encontraba un tapón negro iluminado tan sólo por la enfermiza luz de la Luna.
Me encendí un cigarro. Me quedaban pocos, pensé que después me acercaría a comprar otro paquete. Cada día estaban más caros, y yo sin un puto duro… Nos sentamos en un banco, en el respaldo con las piernas apoyadas en el asiento. No hay manera de estar cómodo en un jodido banco de madera. Le di una calada al cigarro. Él me miraba. Solté el humo. Él me seguía mirando. Levanté la mano y volví a llevarme el cigarro a los labios. Sus ojos clavados en mi cara. Mis ojos buscando apoyo en las estrellas. De nuevo el humo sale de mis pulmones. Es una putada esto del tabaco. Él sigue mirándome. El caso es que a mí me gusta fumar. ¿Se decidirá a hablar o seguirá como un búho, sus ojos clavados en mí? Coño, que no soy tan guapa, lo sé, l tengo asumido. Tío, me caes bien, pero como sigas así voy a tener que darte una foto…
- Para ti… ¿qué es la amistad? – Me quedé flipada mientras él bebía, para variar, mirándome.
Y éste tío de qué va. A estas horas mi cerebro no funciona bien. El alcohol, el tabaco, el ruido y los gilipollas que me sacan temas transcendentales de conversación, lo atrofian.
- No sé… ¿Y para ti?
- Yo pregunté primero.
Pues vaya.
- Y yo después, ¿qué más da?
Antes de contestarme, volvió a beber. Lo tomé como un intento de aunar fuerzas, así que me preparé para un golpe de profundidad absoluta. Abrí bien los ojos, valiente estupidez, como si las palabras se pudieran ver, y los clavé en los suyos.
- Creo que la amistad es la relación entre dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntos y además comparten algo, por muy pequeño o nimio que sea.
Ya, y yo me creo que me lo dices para impresionarme. Le seguí mirando, por si se estaba riendo de mí, y mientras, intenté digerirlo…
Dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntas… Bueno, por ahí va bien, estamos perdiendo el tiempo juntos, pero preferiría ir a por un cigarro, ya se me acabó el paquete. Que comparten algo… Hasta las tetas estoy yo de compartir novios con mis amigas… Y por ahí le veo que cojea.
- No está mal…
- ¿Qué?
Supuse que habría cambiado de pensamiento.
- Digo tu definición. Está muy bien y todo eso, pero…
- Pero, ¿qué?
Vaya, se ha puesto a la defensiva.
- Pero que no tienes en cuenta algunas cosas.
- ¿Cómo qué?
- Como esto.
Le di un beso en la boca. Un pequeño pico. Fue muy dulce, la verdad, él apenas me rozó con sus labios, todavía no acababa de creerlo. Sabía que él lo deseaba desde hace bastante, sabía que yo le iba, y eso que lo disimulaba muy bien. Una tiene instintos, qué se le va a hacer.
Una amistad tiene cosas, por nimias que sean, que no se deben compartir.
Unos minutos más tarde intentó volver a besarme. ¡Mierda! Debí haberlo imaginado. Hay regalos que no se entienden. No me gustaba, simplemente me caía bien y me apeteció darle un beso.
- ¡¿Qué haces?!
- ¿Cómo que qué hago?
Pobrecito, se había perdido entre la niebla. Claro, si ya lo decía mi madre, que no hay que ser tan imprevisible, que no fuera tan loca por la vida.
- Estate quieto, ¡joder!
- Y tú, ¿qué coño te pasa?
Perdido totalmente. Esto te pasa por juntarte conmigo, chaval, asume las consecuencias. Claro, que tampoco vengo con un cartel advirtiendo de los peligros que corres al juntarte conmigo.
- Sólo te estaba demostrando que a tu definición le faltaba algo. Hay cosas que no se pueden compartir…
- Ahhh… Sí… Bueno… ¡Joder!
Más perdido que un pingüino en un jacuzzi.
Tiró la botella contra un árbol, y ambos la observamos en silencio mientras se burlaba de nosotros al no romperse. ¿De qué hacen hoy día éstas botellas? ¿De hormigón armado? Volvió a mirarme.
Yo ya sabía que le gustaba, pero odio las demostraciones. Esa noche no estaba para demostraciones.
- Me piro.
- ¡Haz lo que te de la puta gana!
Pedazo de borde. Si empezaste tú.
- ¡Que te jodan! ¡Vale!
- ¿No te ibas?
Cada día más borde. A cada momento crece tu bordería, majo. No haber preguntado.
- Sí. Hasta luego.
Volví al local. Pero no volví para quedarme. Me pillé un litro de vodka con limón, y un paquete de tabaco. Me encendí un cigarro enseguida, y me marché, a ver si lograba perderme.
Esa noche no estaba para demostraciones.
Me acababan de demostrar algo muy importante, algo que me dejó hecha trizas. La amistad no es nada. Se rompe con mucha facilidad.
Me caía bien, pero no habría amistad entre nosotros.




7 comentarios:

  1. Me encanta este relato, aunque siempre he querido leer la parte del chico, soy así, jaja.

    Y, una cosa, cómo se nota la época en lo que lo escribiste. No me entiendas mal, me encanta, y lo sabes, pero tanto taco y tanta mala leche, es Pi reconcentrada en su adolescencia-primeros años de la madurez (¿madurez? ¿Qué leches es eso?).

    Si no pones cosas nuevas, me parece que me voy a conocer esta sección enterica... jeje.

    ¡Besos!

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  2. ¡Quiero leer más cosas! Para empezar, me uno a la petición de Lady: me encantaría tener la oportunidad de leer la versión del chico. De momento, la protagonista me ha encantado. Y has conseguido arrancarme algunas risas, sobre todo con lo de las botellas, jajajaja. ¡Cuánta razón llevas! Nunca he tirado una botella contra un árbol, ni al suelo, pero sí es verdad que es fácil ver muchas intactas en las zonas de marcha. ¡Eso tiene alguna sustancia desconocida! XD

    Lo dicho, espero que nos vayas trayendo más textos. ;)

    ¡Besos!

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  3. Ya somos tres los que queremos leer la versión del chico!! Dile a tu amigo que te dé permiso para publicar ese relato, por favor!! Me ha encantado el tuyo, me has enganchado un montón y la protagonista, su actitud, su forma de ver la vida, la amistad, me ha encantado. Quiero conocerla más!! Enhorabuena por tu forma de escribir, por el relato y por esta sección, estoy deseando leer más cosas. Muchos besos, guapa!!

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  4. LADY: No te entiendo mal, si tienes razón. Soy yo en puro estado post-adolescente, tiempos en los que era yo sola contra el mundo. Inconformista que ha sido una. Y siempre hay una parte de mi, mucha, en todo lo que escribo. Gracias y besicos!!
    JESÚS: Muchísimas gracias por tu interés! Precisamente la escena de la botella fue porque una vez estuvimos (con unos colegas) intentando romper una. En las peleas de la tele enseguida las rompen, pero en la vida real no es tan fácil, oyes... Me encanta que quieras más textos. Me has subido la moral, que lo sepas. Besazos!!
    GOIZEDER: Me he sonrojado leyendo tu comentario, en serio! Casi ni me lo creo. Muchísimas gracias por tus palabras!! Un besazo!!

    PARA LOS TRES: Desgraciadamente, ya no tengo contacto con mi amigo, de modo que la parte masculina se perdió. Es una lástima, porque lo suyo hubiera sido poner las dos visiones, pero hoy por hoy es imposible. Otra vez será. Muchas gracias de nuevo y besos para los tres!!

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  5. ¡Hola de nuevo! Por alguna extraña razón no te llegan mis comentarios, jops!

    Juraría que la última vez que te comenté, en la entrada anterior, no tenías que confirmarlos ni nada de eso... ¿no?
    Si es así y no te han llegado los que te he dejado en esta entrada pues con tu permiso... ¿Podría ponerte de nuevo el comentario? Lo copié y lo tengo guardado en word por si esto pasaba...

    ¡Un besazo muy gordo y perdón por las molestias!

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  6. FATY: Pues tendrás que mandarlo de nuevo, porque he mirado en la carpeta de spam, por si acaso, y no está tu comentario. Y no, no tengo activado lo de revisar los comentarios. Será por culpa de algún duende de internet, que de vez en cuando hacen de las suyas. Y te agradezco enormemente el esfuerzo.
    Besazos!!

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  7. No hay de qué, una no se fía nunca de Blogger y siempre copia los comentarios antes de darle a publicar... jajaja!!!
    Mi comentario era el siguiente, te lo pongo tal cual lo escribí:

    Es cierto, no hay manera de estar cómoda en un banco de madera y menos cuando estás borracha... jaja!

    Bromas aparte, me ha gustado mucho tu relato, no lo digo por cumplir, en serio, las situaciones cotidianas y lo que uno dice (a veces contrario a lo que piensa o se le pasa por la retorcida cabeza) es algo que siempre me ha fascinado leer y que a veces “intento” escribir, no sé si con más o menos audacia.
    No hay que tener algo muy enrevesado para narrar, simplemente es el modo en el que se expone, eso hace que una historia sea especial.

    Un consejo de todo corazón: No dejes que se apolille esta parte artística de ti, saca a la escritora que llevas dentro de vez en cuando, aunque sólo sea como desahogo personal.

    Por petición del público ya estás poniendo más relatos... jajaja! Que me he quedado con ganas de leer más y has despertado en mí la vieja necesidad de leer algo con tanta frescura y naturalidad como esto; además, soy una amante de los tacos y las palabrotas en las conversaciones coloquiales.

    ¡Un besazo, wapa!

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