Estaba esperando al día de hoy, martes, para escribir el post del viernes, por una razón en concreto. No es que yo vaya procrastinando alegremente y me ponga a hacer algo el día anterior de entregarlo, no… (si alguien se ha creído esto, por favor que levante la mano), es que hoy precisamente era la reunión trimestral del colegio y esperaba sacar material para el post.
La estaba esperando como agua de mayo. Iba yo con las pistolas cargadas y el dedo suelto, para disparar a la primera de cambio, pero como suele pasar cuando vas preparada, no me ha hecho falta. Y me he quedado chafada.
Me he vuelto a casa pensando que me he equivocado. Pues porque eran los mismos padres y madres que llevo viendo tres años (con este ya cuatro), y las mismas profesoras que nos recibieron a principio de curso, si no, pensaría que me he ido a otro colegio. Hay que ver cómo cambia el discurso, y como, cuando queremos, hablamos sin atacar.
Era como en los ladrones de cuerpos. Donde a principios de curso era todo pésimo y no había nivel, hoy ha sido una evolución muy grande de los niños. Lo cuenta la profesora hinchando el pecho como una campeona. Sus palabras decían de los niños, con sus gestos se atribuía el mérito.
Aunque no todo ha sido ponerse medallas. Ya han advertido y han dejado claro que se puede repetir en primero de primaria, con lo que han dejado acongojados por lo menos a la mitad de los padres y madres presentes. Yo por ese lado no tengo problemas. Creo firmemente que MiniP no está para repetir, pero si lo estuviera preferiría mil veces que repitiera a que pasara sin haber interiorizado los conceptos. Eso sí, y aunque es verdad que no todas las personas, por poca edad que tengan, tienen la misma inteligencia, creo que es una falta de tacto decirlo delante de todo el mundo. Es verdad, no todos son igual de inteligentes, pero quizás deban repetir no por falta de inteligencia sino por falta de nivel madurativo. En la misma clase hay niños o niñas de diciembre con otros de enero, que es casi un año de diferencia, y que hay niños o niñas que evolucionan más despacio. No todo es cuestión de inteligencia.
Luego está el hecho de que los que más se quejan, luego en las reuniones no abren la boca para nada. No dicen ni mú. Asienten a todo lo que dicen las profesoras sin cuestionar ni media palabra y se guardan las protestas para la puerta del colegio, donde todas (o todos) somos más valientes y sinceros que nadie. Sí, ya lo veo. Como yo no lo puedo evitar, que, aunque me diga que no voy a abrir la boca me pierde el nervio, fui de las pocas que hablamos en la reunión. Para cuestionar, para preguntar, para inquietar. Mi cerebro a veces tiene vía libre con mi boca y antes de pararme a pensar ya lo estoy diciendo. Así pasa, que luego soy la borde, la intratable, la mandona.
No fui la única que habló, pero intervenimos tres padres. Creo que en el tema de repetir o no repetir quizás alguno más debió haber dicho algo, sobre todo porque de puertas para fuera no tienen problema en decir lo que piensan. Yo tampoco, a ver si me entendéis, que me encanta cotillear y despellejar como a la que más, pero si lo tengo que decir a la cara tengo la misma facilidad.
Después de acabada la reunión, pese a la poca intervención parental, extensa como pocas, me quedé para aclarar ciertos términos con las profesoras. Y de paso, para pedir una reunión personal, y terminar de descargar lo que consideré que no era oportuno soltar en público. Porque al final pasa una cosa: si eres la única que saca la cara el resto se aprovecha, se hacen las buenas personas y dejan que otros (en este caso yo), se partan la cara en su beneficio. Y yo ya no. Hay cosas que las tengo que decir en público, pero otras tantas prefiero decirlas en privado. Y que cada cual se busque la vida, si la gente es feliz arreglando el mundo donde no se puede hacer nada, pues ole por ellos, pero luego que no me vengan con historias porque se llevarán la contestación que me garantizará la fama de borde de por vida. Porque yo lo valgo.
En esta charla coloquial, cara a cara, cuando casi todos los padres y madres de criaturas angelicales como mi propia hija se fueron a sus casas, la queridísima profesora de mi hija, en cuanto vio una pequeña oportunidad, ensalzó a SúperE, la genial profe de infantil de MiniP. Donde antes las insinuaciones iban encaminadas a que habían recibido mucho amor pero poca educación, ahora era todo magnífico: ella magnífica, el colegio magnífico, todo magnífico. Me hubiera gustado preguntarle: “ah, ¿pero es que ya le diriges la palabra?”, pero no lo vi de recibo.
Quizá algún día se lo diga en privado, de momento me lo guardo para mí como información privilegiada de la que no debo abusar. La semana que viene tengo la tutoría privada, ya veremos si consigo disparar todas mis balas…
Yo también soy un de las bordes.
ResponderEliminarSí, lo de hablar en las puertas y luego callarse cuando hay que hablar es algo muy normal. Yo soy de no hablar en las puertas. Pido mi tutoría y aclaro lo que tenga que aclarar.
ResponderEliminarBesotes!!!