Viendo twitter, activé un enlace a una noticia. Se trataba de una modelo australiana, de talla 40, que se había revelado contra el photoshop. Le habían hecho una foto, y la habían retocado, y ella, ni corta ni perezosa, publicó ambas en su instagram, para protestar por el uso de la herramienta de retoque fotográfico.
Vi ambas fotos y me parecieron preciosas. La imagen tiene fuerza, transmite, me gusta la distribución del cuerpo, la luz, todo... Pero me gustaba más la retocada con photoshop. Y ahí es cuando me di cuenta.
Estoy alienada.
Y esta certeza, la de saberme manipulada, la de que mis gustos son los gustos que la sociedad me dice que debo tener, me desconcierta, y me preocupa. Mucho.
Con el tema del peso, gordura y demás tengo especial sensibilidad. No es que esté gorda, al menos creo que no, pero tengo algo de sobrepeso (culpa de un año de poco running). Adelgacé el año pasado, y me quedé muy bien, pero... Pero siempre hay un pero. Nunca me veo bien. Quizás en retrospectiva he llegado a admitir lo bien que estaba en aquel tiempo, siempre en pasado y siempre viendo fotos antiguas. Pero el caso es que en tiempo presente el espejo no es mi amigo, e invariablemente me encuentro mal, me siento gorda, siendo éste, en mi caso, un adejtivo con connotaciones negativas.
No es de ahora, mi problema viene de lejos. Quizás lo pueda achacar a que me he criado con una madre que sufría obesidad mórbida, que finalmente fue operada de reducción de estómago para adelgazar. Desde la dura operación, y la aún más dura recuperación, han pasado ya más de veinte años, y mi madre ha tenido altibajos pero nunca ha recuperado el peso exagerado que tenía. Y para ella mereció la pena. Aunque ese es otro tema.
No soy psicóloga, pero creo que ver a mi madre sufrir con las dietas (que nunca funcionaban), y andar a vueltas con la báscula del baño, de alguna manera me afectó. Pasé una etapa a mis veinte años en la que apenas comía, y llegué a quedarme en una talla 40. Veo las fotos y me horroriza la cara que tenía, con los mofletes casi desaparecidos y los brazos y las piernas en los huesos. Pero en aquel entonces me sentía gorda. Superé esa etapa, y engordé, pero mi relación con la comida nunca ha sido ni sana ni normal.
Actualmente creo que he conseguido superar algunos traumas, pero la relación con mi peso sigue siendo, como poco, extraña. Lo primero que compré para mi piso fue una báscula de baño, y la utilizo casi todos los días. Desde que me inicié con el deporte parece que conseguí centrarme con una alimentación sana, intentando que fuera equilibrada, y casi lo consigo... Pero el año pasado enfermé demasiadas veces, perdí la rutina de salir a correr, y con eso se fue al traste todo lo demás.
Al ver la foto, y al darme cuenta de que prefiero la fantasía a la realidad, me viene una pregunta a la cabeza. ¿No será que lo que persigo, físicamente, es un imposible? Algo que me han vendido como lo que debo desear, y que al final se ha convertido en mi deseo. Sé que tengo que comer equilibradamente, y que tengo que hacer ejercicio, pero , estando sana, ¿debo tener el vientre plano (casi metido para adentro), y los brazos finos? ¿Mis muslos deben estar lisos como piel de bebé? ¿Por qué?
La modelo australiana no tiene celulitis, y tampoco está gorda. Comparada con la retocada tiene el muslo más relleno, y el estómago menos liso, pero lo que no tiene son complejos. Y me parece que hay que aplaudir a la gente sin complejos. Me parece un modelo de belleza perfectamente sostenible, y realista.
Me preocupa que mi hija crezca con un modelo de belleza irreal e inalcanzable. Y me preocupa más que sea por mi culpa, que sea yo la que le enseñe que tiene que dejarse la piel por parecerse a las modelos que salen en las fotos, no con palabras pero sí con mi comportamiento. Tengo que desalienarme, por ella. Por mi.
Nos han machacado tanto con publicidad, cine, etc., que tenemos una visión distorsionada de la realidad de la mujer. No vemos guapa a una mujer si no está flaca, maquilladísima, y subida a unos taconazos. Es como las revistas en las que sacan a una famosa y recalcan sus defectos: que si tiene celulitis, que si arrugas, blablabla... Pues... ¡¡claro!! Somos humanas TODAS y TODAS tenemos imperfecciones. No tenemos por qué ser perfectas, simplemente estar sanas y a gusto con nosotras mismas, lo demás debería dar igual.
ResponderEliminarAfortunadamente, en los últimos tiempos estoy notando una normalización en las tallas de ropa, que antes eran de Barbie (hasta la XL, incluso) y ahora empiezan a volver a estar más acorde con la realidad.
Pero aún queda mucho, y lo peor es que el cambio empieza por nosotras mismas... así que lo llevamos claro.
Lo de las tallas de la ropa, LADY, se merece un debate aparte. Porque es de traca, también. En fin, me alegro de haberme dado cuenta de mi alienación, y espero poder corregirla. Estar a gusto conmigo misma al cien por cien creo que está complicado, pero se intentará...
Eliminar¡Besotes!
Totalmente de acuerdo con las dos es cierto que nos bombardean con la perfección física y en todos los sentidos perfectas hijas madres esposas nueras amas de casa trabajadoras... y encima monísimas de la muerte. Pero lo peor y más triste es que sabemos que es imposible pero al mismo tiempo nos juzgamos duramente a nosotras mismas. Yo también he tenido años muy malos con el peso y el físico luego otros en los que me arreglaba muchísimo y me obsesionaba estar siempre perfecta. Hasta que por fin he conseguido preocuparme solo por estar cómoda y a gusto conmigo misma a quien le guste genial a quien no que se aguante. Un besazo.
ResponderEliminarMe alegro de que hayas llegado a un punto en el que te encuentras a gusto, GOIZEDER, al final te das cuenta de que es lo único importante. Y es verdad que las mujeres son las peores enemigas de las propias mujeres, cómo nos juzgamos a nosotras mismas es de pena...
EliminarYo también he decidido pasar también de la perfección en otros ámbitos, y a quien no le guste, pues como dices tú, que se aguante.
¡Besotes!
Es que cuesta no caer. Cuesta resistirse a los cánones que nos imponen cuando nos machacan a diario con ese ideal de belleza tan poco saludable. El otro día en las noticias salió un desfile que hipotéticamente era para tallas grandes y calificaban a las modelos de gorditas y yo las miraba y requetemiraba buscándole dónde tenían la gordura... En fin... Llevas toda la razón, hay que desalienarse.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es que, MARGARI la modelo de la foto es de talla grande porque usa una 40. ¿Hemos perdido la razón? Yo ahora me fijo más en los anuncios de moda, y es que las modelos dan hasta penita. No lucen la ropa porque no la rellenan, y luego nos bombardean a las mujeres "de a pie" con photoshop y chorradas de ese tipo para que queramos estar perfectas. Pues mira, ya no. La perfección para los dioses, afortunadamente las mujeres que me rodean y yo misma somos humanas...
Eliminar¡Besotes!
Hola, es la primera vez que leo tu blog, y esta entrada me pareció muy interesante. Lamento muchísimo tu historia personal, que tanto vos como tu mamá hayan sufrido de esa manera.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que nos queman la cabeza, a hombres y a mujeres con un ideal de belleza totalmente ajeno a la realidad. Ya sabemos que todo el asunto es un negocio y un modo de mantenernos entretenidas en pavadas para que no pensemos en cosas más importantes. No digo que esté mal ocuparse del aspecto, siempre y cuando no sea nuestra única preocupación, y (ahora viene lo más importante para mí) sea por una elección consciente: que depilarse, maquillarse, usar tacos y gastarse una fortuna en la peluquería sea igual de optativo que para los hombres lo es afeitarse. Y creo que lo mismo vale para el asunto del photoshop. El gesto de la modelo es importante como disparador para hacernos reflexionar sobre todo esto, pero no creo que debas sentirte mal porque preferís la foto retocada. En todo caso, lo malo, en mi opinión, es que la prefieras acríticamente, pero si te ponés a pensar en por qué te gusta, y tomás una decisión consciente al respecto, diría que vas por buen camino.
Y ésta es la humilde opinión de una persona a la que le llevó años reconciliarse con su imagen (el cabello sobre todo jajaja) y encontrar una postura sobre el tema que la dejara conforme.
Saludos!
Bienvenida, DENISE, espero que te guste mi pequeño rincón. Me ha parecido muy interesante tu opinión, estoy de acuerdo contigo en que no es nada malo preocuparse de tu aspecto, siempre que no llegue a obsesión y que sea una decisión consciente y optativa. El problema es que no me parece que sea así.
EliminarY tampoco es que vea mi historia como trágica, no lo había pensado nunca así. Quizá desde fuera de esa impresión, pero como era mi vida, no soy objetiva. De todos modos ahora soy más feliz.
Muchas gracias por tu comentario.
¡Besotes!
Enhorabuena porque has reconocido el problema, ahora solo falta trabajar para darte cuenta de cuál es la elección correcta. Estoy convencida de que vas a conseguir que tu hija crezca sin ningún tipo de problema.
ResponderEliminarUfff, ISA, lo que más me preocupa y lo que más difícil veo es la educación de la niña a ese respecto (los demás aspectos de la educación también los veo difíciles, pero me preocupan menos porque soy una madre inconsciente... ;-P). Yo lo intentaré, estoy poniendo mucho empeño en su autoconfianza, pero no sabemos cómo va a desarrollarse la cosa... Muchas gracias por los ánimos.
Eliminar¡Besotes!